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Juan Francisco Ravenet y Brunel

Biografía

Ravenet y Brunel, Juan Francisco. Parma (Italia), 29.III.1766 – Madrid, c. 1821. Dibujante y acuarelista.

Hijo de Juan Francisco Ravenet (profesor de grabado de la Academia de Bellas Artes de Parma, capitán de Caballería y Primer Grabador del Duque) y de Angélica Brunel, nació en 1766 y se formó junto a su padre. Al igual que sus hermanos, Simón y Carlos, completó sus estudios en la Academia de Bellas Artes de Parma.

La obra de Ravenet transcurre en un ambiente académico hasta el momento en que fue contratado para viajar a América formando parte de la expedición científica de Alejandro Malaspina, que era amigo de la familia Ravenet y había vivido en Parma.  Malaspina inició su expedición en 1789, acompañado, entre otros, por los pintores José del Pozo y José Guío; casi dos años después, en 1790, la escasa eficacia de los dos pintores llevó a Malaspina a solicitar al Ministerio de la Marina la incorporación de algún artista italiano, recomendando a Juan Francisco Ravenet y a Martini.

En virtud de una Real Orden de 24 de febrero de 1791, Ravenet fue aceptado. Firmó su contrato en Parma el día 17 de marzo de 1791, cuando tenía casi veinticinco años. Por aquel entonces era conocida su capacidad como dibujante y acuarelista, y su habilidad en el retrato psicológico. Viajó de Parma a Génova, Barcelona y Madrid, donde recogió sus credenciales, para, acompañado por el también pintor Fernando Brambila, partir hacia La Coruña y pasar a América en cuanto le fuese posible. El 10 de noviembre de 1791 llegaron ambos a Veracruz, desde donde se dirigen a México para entrevistarse con el virrey. Allí pintó tres Vistas de la Ciudad de México, que constituyen un testimonio histórico importante de la situación en que se encontraba la ciudad a finales del siglo XVIII, así como dibujos dedicados a los tipos y la vida popular de la ciudad y sus alrededores: La pulqueria, Tres jóvenes Zaragates. De la Ciudad de México pasaron a Acapulco, donde Ravenet dibujó una Vista del Puerto del Desengaño, y allí se incorporaron a la expedición.

A partir de entonces, Malaspina le encargó a Ravenet dibujar vistas de ciudades y pueblos, y, sobre todo, registrar los tipos populares de cada lugar, para un futuro estudio étnico. Estos dibujos son de gran realismo y constituyen, por su objetividad, uno de los documentos históricos más inmediatos para conocer la situación de las colonias a finales del siglo XVIII. Sus dibujos son de muy desigual calidad: algunos son de refinada técnica, elaborado y muy cuidado colorido, mientras que otros parecen obra de un principiante, carente de las más mínimas dotes pictóricas. De algunos dibujos se conocen bocetos y apuntes rápidos, lo que muestra la laboriosidad de su trabajo. La eficacia informativa de muchos de estos documentos gráficos reside en que no se limita a figurar a los poderosos de cada región, sino que acertó a captar la vitalidad de los pueblos que visitaba, e hizo fieles descripciones de las clases más humildes de aquellas sociedades, recogiendo sus vidas, costumbres, vestidos y danzas.

Desde México la expedición pasó a Filipinas, cruzando el Pacífico. Ravenet documentó cómo vivían muchos de los pueblos de Oceanía (las Danzas de los Bisayas, Indígenas de la isla de Luzón) y, una vez en Manila, dibujó los Montes Coló, el Barrio Chino de la ciudad, la Plaza del mercado y un considerable número de personajes callejeros, mostrando gran interés por la indumentaria de las mujeres. A este momento se debe el Retrato agonizante del naturalista Antonio Pineda, que murió muy cerca de Manila. Cumplidas las misiones marcadas para la estancia en Filipinas, volvieron a cruzar el Pacífico visitando el archipiélago de Vavao y Nueva Holanda (hoy Australia), cuya bahía Botánica, cerca de Sydney, era territorio colonizado por los ingleses.

Una vez que la expedición regresó a América, para proseguir su viaje hacia España, la labor de Ravenet se redujo considerablemente. Pasaron por Chile y bordearon la costa hasta Montevideo. Antes de llegar a esta ciudad, hicieron escala en el puerto de Egmont para ratificar una serie de cálculos geofísicos. Uno de los dibujos de Ravenet muestra uno de los experimentos: Malaspina de perfil, junto a Bustamante, en el interior de una tienda de campaña, controlan la oscilación de un péndulo. Se trata de la única efigie que se tienen del expedicionario y sirvió para que el pintor del siglo XIX José María Galbán Candela sacara dos retratos de Malaspina que se conservan en la Real Academia de la Historia y el Museo Naval de Madrid.

Tras el regreso de la expedición a Cádiz, en 1794, Malaspina propuso al ministro de Marina que Ravenet pasara a Madrid, a fin de clasificar y poner en orden todo el material gráfico recopilado durante el viaje. Con la ayuda de Luis Clavet, llegó a seleccionar aquellos dibujos que, por su calidad, debían ser grabados y empezó a supervisar la apertura de las planchas en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Malaspina cayó en desgracia en 1795 y Ravenet quedó sin su principal valedor en la Corte. El proyecto de publicar el Viaje científico-político quedó paralizado. A pesar de las dificultades económicas (le fue denegado el grado de alférez retirado de fragata y la pensión que conllevaba), el 30 de marzo de 1798 contrajo matrimonio con María Josefa Marentes de Bebian y fueron padres de Joaquín Ravenet Marentes. Después de serle abonados los salarios que le correspondían por sus servicios al Rey, en 1798, le solicitó un puesto en la Corte, que nunca llegó a hacerse efectivo. Cobrando de manera intermitente, en 1805 concluyó los trabajos que venía desarrollando en el Depósito Hidrográfico.

La situación de Ravenet fue muy precaria hasta el final de su vida, pues, a pesar de su valía como dibujante, no pudo encontrar ningún empleo estable, y la Guerra de la Independencia truncó el posible reconocimiento de su valía y talento. Tras la toma de Madrid, consta que se exilió en el departamento de Alais en Francia, en 1816. A través de una carta fechada en 1821 se sabe que regresó a Madrid y que necesitaba una copia del contrato firmado en 1791 para justificar su vinculación a la Corona. Se ignora la fecha de su muerte, que hubo de producirse en fechas inmediatas a 1821, pues no consta ninguna otra noticia sobre él.    

 

Obras de ~: Carpetas de dibujos, Madrid, Museo Naval, 1791-1794.

 

Bibl.: J. Torre Revelló, “Los artistas pintores de la Expedición Malaspina”, en Estudios y Documentos para la Historia del Arte Colonial, t. II, Buenos Aires, Universidad de Buenos Aires, 1944; V. Gesualdo, Enciclopedia del arte en América, t. V, Buenos Aires, Bibliográfica Omega, 1968; C. Sotos Serrano, Los pintores de la Expedición de Malaspina, t. I, Madrid, Real Academia de la Historia, 1982, págs. 85-99; H. González Zymla, L. M. de Frutos Sastre y A. E. Pérez Sánchez, Catálogo de pinturas de la Real Academia de la Historia, Madrid, Real Academia de la Historia, 2003, págs. 97-99.

 

Herbert González Zymla

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