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Demetrio Carceller Segura

Biografía

Carceller Segura, Demetrio. Las Parras de Castellote (Teruel), 22.XII.1894 – Madrid, 11.V.1968. Ingeniero industrial, banquero, empresario y ministro.

Demetrio Carceller Segura nació el 22 de diciembre de 1894 en Las Parras de Castellote (Teruel) y en 1900 su familia emigró a Terrassa (Barcelona). Estudió en los Escolapios de esa ciudad catalana, continuó en la Escuela Elemental de Artes y Oficios y realizó su carrera de Ingeniería en la Escuela Industrial. En 1912 se tituló como ingeniero perito en industrias textiles. En 1917 entró a trabajar en la refinería Sabadell y Henry en Cornellà (Barcelona). En 1927, cuando se constituyó el monopolio de distribución de petróleos, pasó de ser el director de aquella refinería –único fabricante de lubricantes en territorio español– a subdirector técnico de la nueva CAMPSA. En 1929, Carceller y los hermanos Recasens crearon una nueva compañía española de petróleos (CEPSA) y un año más tarde era su director general. Fueron años de éxito económico y muchos contactos políticos. Impulsó la construcción de la refinería de Tenerife de CEPSA, que fue inaugurada el 27 de noviembre de 1930. En 1933 puso en marcha DISA, una nueva empresa de distribución de carburantes para las islas Canarias. Este negocio se consolidó durante la segunda guerra mundial y alcanzó nuevos hitos en los años cincuenta: creación de DISHELL, fruto de la alianza con la multinacional SHELL, y comercialización de las primeras botellas de butano.

La sublevación militar de 18 de julio de 1936 sorprendió a Carceller en El Escorial, desde donde huyó hacia Burgos. En la capital castellana se integró en la Comisión de Industria, Comercio y Abastecimientos; utilizó CEPSA y su refinería en Tenerife para mantener el suministro a los sublevados. Reconocido como un hábil hombre de negocios, el 1 de septiembre de 1940 participó en un viaje a Berlín –ampliamente publicitado por el Régimen– como enviado personal de Franco para negociar las condiciones económicas parar entrar en guerra como aliado de la Alemania nazi; sus exigencias fueron tan elevadas que el acuerdo no se produjo. Unos meses antes, en mayo de 1940, había sido nombrado jefe de Falange en Barcelona, su paso por la jefatura provincial fue breve por su posterior nombramiento como ministro. No existe consenso historiográfico sobre el falangismo de Carceller. Para Paul Preston fue un falangista camisavieja sin escrúpulos, para Álvaro de Diego practicó un falangismo mal entendido y para Francesc Cabana el ingreso de Carceller en Falange fue una consecuencia del ambiente de primera hora y de su estrategia, más que de su ideología.

El 16 de octubre de 1940, Franco remodeló por tercera vez su gobierno y Carceller entró para ocupar la cartera de Industria y Comercio. Los problemas principales eran el desabastecimiento, el mercado negro y la falta de divisas. El mayor error de su política económica de esos años fue fijar precios a la baja de productos básicos, ya que generó un extraordinario mercado negro, además de agravar el desabastecimiento y el hambre de la gran mayoría de la población. Desde el ministerio negoció para frenar esa crisis, estableciendo nuevas vías comerciales con los Aliados, y al mismo tiempo continuó con los intercambios con Alemania con los que resolvió el enorme déficit generado por el apoyo nazi al bando sublevado en la Guerra Civil. Sin embargo, estos intercambios con los alemanes no generaron divisas que hubieran permitido a España importar productos de primera necesidad. A la búsqueda de esas materias primas imprescindibles –como el petróleo– para una economía de posguerra tan hundida, Carceller propuso a Gran Bretaña y Estados Unidos venderles wolframio, que Alemania ya estaba comprando en grandes cantidades para endurecer sus tanques. Aunque en principio se trataba de poder costear las importaciones de petróleo, con esta venta se generó una extraordinaria especulación del precio de este mineral y comenzó la llamada “batalla del wolframio”, fundamental a la postre para la supervivencia económica del régimen de Franco.

Desde el verano de 1943 hasta la primavera de 1944, el Gobierno español, con Carceller como ejecutor más expuesto de esa política, mantuvo una actitud ambigua, favoreciendo a los dos bandos a un mismo tiempo y tomando decisiones presuntamente contradictorias. Pero en enero de 1944 la política económica de los Aliados se hizo mucho más dura y se anunció el embargo total de los envíos de petróleo a España hasta que se pusiera fin a la exportación de materias primas estratégicas a Alemania. Y es en este contexto cuando Carceller reveló en la Embajada británica que había concedido un crédito de 425 millones de pesetas a Alemania para la compra de wolframio y toda la producción de una mina de dicho metal. La reacción norteamericana fue inmediata. El embargo fue absoluto desde mediados de febrero de 1944. Al realizar ese sorprendente comentario, Carceller había desencadenado la respuesta norteamericana y había puesto a Franco en brazos de los Aliados ante el inminente hundimiento de Alemania. No fue una ruptura absoluta con los alemanes, puesto que Carceller les siguió alentando a sacar de España el wolframio, pero por la vía del contrabando. La crisis se resolvió a mediados de abril cuando Perry George, diplomático estadounidense, y Carceller llegaron a una fórmula de compromiso. El acuerdo tripartito se firmó el 1 de mayo de 1944: España reservaba casi todo su wolframio para los Aliados, echaba el cierre al consulado alemán de Tánger y expulsaba a los agentes alemanes a cambio del envío de petróleo y otros productos.

Su reconocida capacidad negociadora con Aliados y alemanes fue de enorme utilidad para Franco. Los documentos secretos británicos y norteamericanos reiteran una y otra vez esa habilidad. En un informe de un espía estadounidense de 1944 confirma que sus actitudes negociadoras despertaban desconfianza y muchas críticas: “Aunque los enemigos de Carceller son legión, existe poca duda de que ha sido un administrador capaz y de que ha obtenido, en el marco semitotalitario prevalente en España, numerosos beneficios para la economía española que no habría logrado un ministro menos capacitado”.

Carceller cesó como ministro en julio de 1945, pero siguió como procurador en Cortes hasta su fallecimiento. La rentabilidad mayor que sacó de su paso por el gobierno fue una agenda de contactos internacionales. Había sido el primer político español franquista que había jugado la carta del triunfo aliado desde fines de 1940 y supo aprovechar bien esa victoria. Pocos meses después de su cese, Carceller se marchó a Nueva York, su objetivo era ampliar los suministros de buques en el puerto de Tenerife, financiar una planta de lubricantes en tierras canarias e iniciar prospecciones en la Península. CEPSA fue una de las primeras empresas españolas que inició un proceso de internacionalización.

En la década de los sesenta sus inversiones están ya diversificadas y orientadas hacia sectores industriales y financieras que estaban en plena expansión por el desarrollismo. Era presidente del consejo de administración de Bebidas Americanas S. A., Productos Asfálticos S. A., Siderurgia Industrial S. A. e Industria Cervecera Sevillana S.A. Fue vicepresidente y presidente del Banco Comercial Transatlántico y vicepresidente de REPESA, consejero de CEPSA y vocal en empresas eléctricas, navieras, alimentación, siderúrgica, etc.

Tuvo una muerte accidental. Una tarde a finales de abril de 1968 asistió a la representación de la comedia Primavera en la plaza de París dirigida por Enrique Diosdado en el Teatro Arlequín en la Gran Vía madrileña, el último éxito del dramaturgo Víctor Ruiz Iriarte sobre la reconciliación social y sentimental con el exilio. Carceller tropezó y rodó por las escaleras. Murió unos días después.

 

Obras de ~: […]; El Monopolio del Petróleo. Interpretación industrial del Real Decreto por la Dirección Técnica de la refinería de Cornellá (Barcelona) de la S. A. Sabadell y Henry, incorporada a la C.A.M.P.S.A., Barcelona, Imprenta de J. Horta, 1928; La situación económica de España, Madrid, Servicio de Propaganda del Ministerio de Industria y Comercio, 1943; La economía del petróleo en España, Madrid, Prensa Castellana, 1949.

 

Bibl.: F. Contreras-Pérez, “Demetrio Carceller en los papeles del Foreign Office (1940-1945)”, en E. Lemus y M. Peña (eds.), Alianzas y propagandas durante el primer franquismo, Barcelona, Ariel, 2019, págs. 99-124; F. Contreras-Pérez y M. Peña, “Carceller Segura y el origen del sector petrolero español”, en R. Molina (dir.), Pioneros. Empresas y empresarios en el primer tercio del siglo XX en España, Granada, Comares, 2019, págs. 79-100; F. Contreras-Pérez y M. Peña, “El ingeniero Carceller (1894-1968): de Terrassa al mercado global”, en G. Quiroga (dir.), Trazas y negocios. Ingenieros empresarios en la España del siglo XX, Granada, Comares, 2020, págs. 149-166; E. Faes, Demetrio Carceller (1894-1968). Un empresario en el gobierno, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2020; M. Peña, “Demetrio Carceller Segura, el catalán empecinado”, en R. García Cárcel y Mª. Á. Pérez Samper (eds.), Catalanes en la Historia de España, Barcelona, Ariel, 2020, págs. 319-343; M. Peña Díaz, “Demetrio Carceller Segura i Terrassa”, en D. Moreno (ed.), Terrassa, bressol d’enginyers. Història, innovació i cultura, Terrassa, Rafael Dalmau editor, 2021, págs. 75-96; F. Contreras-Pérez y M. Peña, “Cepsa y Demetrio Carceller Segura: la industrialización del sector en España (1929-1954)”, en G. Quiroga (dir.), Energía y política. Una historia del petróleo en España, Madrid, Los Libros de la Catarata, 2022, págs. 82-100.

 

Manuel Peña Díaz

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