Machimbarrena Gogorza, Alberto. San Sebastián (Guipúzcoa), 1864 – 2.I.1925. Ingeniero de Caminos, inspector general de Obras Públicas, empresario y banquero.
Resulta difícil separar la actividad puramente profesional de Alberto Machimbarrena de su proyección como empresario y banquero. Alberto nació en el seno de una familia de gran raigambre dentro de la sociedad donostiarra del siglo xix. Era el mayor de los siete hermanos habidos del matrimonio entre Fermín Machimbarrena Echave y Sabina Gogorza Gros. Su abuelo paterno, Miguel José Machimbarrena, había sido procurador de Juzgado de 1.ª instancia, y también se había interesado por los negocios coloniales de la ciudad, al mismo tiempo que se había preocupado de que sus hijos recibieran una educación esmerada. Y así, su hijo mayor Fermín (1835-1897) no sólo aprendió los secretos del comercio sino que además contó con una formación humanística puesta de manifiesto en los numerosos artículos publicados en la revista Euskal Erria, al igual que José, segundo de los varones Machimbarrena Echave, quien fue enviado a Francia para que realizara sus estudios de ingeniería, o el más pequeño de todos, Ramón, dedicado a las humanidades.
Los tres hermanos formarían una sociedad de comercio primero, y posteriormente se interesarían por el sector industrial.
Siguiendo esta tradición, tampoco Fermín descuidó la educación de sus hijos, tanto profesional como práctica. Por esta razón, cuando su hijo Alberto terminó sus estudios de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, entró a formar parte de la empresa familiar. Tras el fallecimiento de su padre en 1897, la actividad empresarial de Alberto Machimbarrena Gogorza fue incluso en aumento. Como miembro de la sociedad familiar a la que había pertenecido su padre, participó en negocios de muy diversa índole.
En 1899 fue uno de los promotores de la Compañía del ferrocarril de Ulía, S.A., formando parte de su consejo de administración. El objetivo de la nueva sociedad era dotar a la ciudad de San Sebastián de un transporte al Monte Ulía en donde se proyectaba un parque de atracciones. El diseño del ferrocarril correspondió a Torres Quevedo, para lo cual la empresa adquirió el material móvil más moderno incluyéndose todos los adelantos propios de un ferrocarril de cremallera.
Unos años más tarde, en 1908, Alberto Machimbarrena Gogorza fue nombrado consejero del Banco Guipuzcoano. Ese mismo año también formaba parte del grupo de donostiarras que fundaron la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa. De forma inmediata la propia Junta directiva constituyó el Museo Oceanográfico.
Aún en 1918, Alberto participaba como socio fundador de Iraola y Ugalde, empresa dedicada al transporte marítimo.
Y si de brillante se puede calificar su trayectoria como hombre de empresa, no fue menos su vida profesional.
Como ingeniero de Caminos participó en la construcción de la dársena exterior del muelle de San Sebastián y del Paseo Nuevo. En reconocimiento a su labor fue nombrado ingeniero jefe regional de Obras Públicas primero y posteriormente inspector general, por lo que tuvo que trasladarse a Madrid. En la capital de España continuó su actividad como ingeniero, siendo designado por el general Primo de Rivera miembro del Consejo Superior de Ferrocarriles.
Además, dada su relación con el Banco Guipuzcoano, pasó a ocupar un sillón de consejero en el Banco Central en representación de la entidad vasca.
Al igual que varios miembros de su numerosa familia habían demostrado sus dotes para la política y la diplomacia —su padre había sido alcalde de la ciudad entre 1869 y 1873, diputado general de la provincia, diputado a Cortes por el distrito de San Sebastián en 1884 y 1886, y teniente alcalde de la ciudad; sus tíos Ramón y José ostentaron diversos cargos en el municipio donostiarra y en la Diputación—, también Alberto Machimbarrena Gogorza puso de manifiesto su capacidad en el campo de la diplomacia. En 1923, en nombre del Gobierno español y acompañado por el empresario bilbaíno Horacio Echevarrieta, le fue encomendada la misión de mediador ante el caudillo marroquí Abdelkrim para el canje de prisioneros.
De su matrimonio con Amalia Aguirrebengoa Usabiaga, tuvo siete hijos —Dolores, Juan, Alberto, Amalia, Manuel, Carmen y María Luisa—, continuando algunos de ellos la actividad de su padre, tanto como partícipes en los órganos de gestión de distintas empresas o como profesionales destacados. Por ejemplo, Juan, además de abogado, fue ingeniero de Caminos como su padre y también como él trasladó su residencia a Madrid tras haber realizado numerosas obras en la capital donostiarra, para ocupar el puesto de ingeniero jefe de Obras Públicas.
Fuentes y bibl.: Entrevista personal con Fermín Machimbarrena Romacho y Coro Machimbarrena Aguirrebengoa.
Archivo Histórico Diocesano de Guipúzcoa, Partidas de Bautismo de la parroquia de San Vicente; Registro Mercantil de Guipúzcoa, Libro de Sociedades 16, hoja 363, pág. 180.
G. M. Laffitte, Aspaldiko gausak (Cosas de Antaño), San Sebastián, Joaquín Muñoz-Baroja, de la primitiva Casa Baroja, 1936, págs. 124-125; M.ª M. Gárate Ojanguren y J. Martín Rudi, Cien años de la vida económica de San Sebastián, San Sebastián, Instituto Dr. Camino, 1995; La historia de un banco regional: Banco Guipuzcoano, 1899-1999, San Sebastián, Banco Gipuzkoano, 1999; J. J. Alzugaray, Un Instituto enraizado en la sociedad, Madrid, Ediciones Encuentro, 2005, pág. 136.
María Montserrat Gárate Ojanguren
