Monserrate, Antonio de. Vic (Barcelona), c. 1536 – Goa (India), 5.III.1600. Misionero jesuita (SI) y escritor.
A este jesuita, que entró en la Compañía de Jesús en enero de 1556 en Barcelona, le unían vínculos familiares con los tiempos primitivos de la misma. Su padre había estudiado con Íñigo de Loyola en la Ciudad Condal cuando éste, una vez que hubo regresado de su peregrinación a Tierra Santa, empezó a estudiar la Lengua Latina junto con adolescentes. Antonio de Monserrate manifestó desde el principio, una notable vocación misionera. Vivió en 1557 en Coímbra, la ciudad universitaria portuguesa que se convirtió en una primera cantera para la expansión de los jesuitas.
Fue nombrado, tras su ordenación sacerdotal en 1561, como prefecto de estudios del colegio de Lisboa.
Fue presentado como un notable operario de la iglesia de San Roque en la capital lisboeta, en los años en que los miembros de la Compañía contaban con el favor de la Corte portuguesa. Monserrate se mostró muy activo, en el transcurso de la peste de 1569, encontrándose muy cercano a los enfermos y huérfanos, es decir, a todos aquellos que vivieron intensamente las consecuencias de la misma.
Desde la década de 1570, su rumbo se encaminaba definitivamente a las misiones, pues en 1574 se hallaba integrado en la mayor expedición que fue enviada a la India en el siglo xvi, dirigida por Alessandro Valignano, un jesuita imprescindible en los horizontes misioneros de los jesuitas en el siglo xvi. Cuando ya se hallaba en Goa, aquella pequeña Lisboa en esas latitudes, Monserrate fue secretario del provincial Rui Vicente. Se integró en la misión que, dirigida por Rodolfo Aquaviva, fue enviada al emperador mongol Akbar, la primera de las remitidas a aquellos lugares.
Años más tarde, en 1582, acompañaba a los embajadores de Akbar, que se dirigían al nuevo rey de España y Portugal, porque entonces Felipe II reunía sobre su cabeza ambas Coronas. Permaneció en Goa hasta 1589 y fue entonces cuando se encaminó a Abisinia acompañando a Pedro Páez. Ambos fueron encarcelados por los árabes, prolongándose por espacio de siete años su cautiverio, en espacios correspondientes hoy a Yemen. Por entonces, sirvió en las galeras turcas. Ambos jesuitas fueron rescatados por la cantidad de mil trescientos ducados, regresando a Goa en noviembre de 1596, ciudad de la que ya no habría de salir Monserrate en los cuatro últimos años de su vida.
Sus dotes como misionero fueron muy reconocidas por el prepósito general Claudio Aquaviva, siendo recordado por sus trabajos en la mencionada misión en la cual habría de entrevistarse con el Emperador mongol. Este último le valoró notablemente, hasta el punto de nombrarle tutor de su hijo. Era toda una autoridad en el conocimiento del imperio mongol.
Todo ello lo plasmó en sus obras, completadas con sus escritos de presidio. La primera era breve, bajo el título “Relaçam do Equebar”, completada con la elaborada en el presidio, “Mongolicae Legationis Commentarius”. El manuscrito tardó en publicarse, pues tuvo que aparecer después de haber desaparecido. De aquella misión se encargó Henri Hosten, aunque la obra de Monserrate volvió a desaparecer. Maclagan consideró que el juicio de este jesuita era el más valioso de un europeo a la hora de conocer la Corte y el carácter de este Emperador que se llamaba Akbar.
Obras de ~: “Mongolicae Legationis Commentarius”, en H. Hosten (ed.), Memoirs Asiatic Society Bengal, 9 (1914), págs. 534-689 (trad. por J. S. Hoyland, Londres, 1922).
Bibl.: H. Hosten, “Father Antonio de Monserrate on Salsete, Chorâo, Divar and the Molucas (1579)”, en Journal and Proceedings Asiatic Soc. Bengal, 18 (1922), págs. 349-369; J. McFarland, “Monserrate’s Map of India”, en New Review, 10 (1939), págs. 473-486; J. Correia-Afonso (ed.), Letters from the Mughal Court, Bombay, 1980; “Monserrate, Antonio de”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. III, Institutum Historicum Societatis Iesu, Universidad Pontificia Comillas, 2001, pág. 2725.
Javier Burrieza Sánchez