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José María Gragera y Herboso

Biografía

Gragera y Herboso, José María. Laredo (Cantabria), 24.VIII.1818 – Oviedo (Asturias), 31.V.1897. Escultor.

Fue un montañés, con fuertes vinculaciones asturianas, región de España donde pasó sus primeros y últimos años. Su infancia y su juventud transcurrieron en la capital del Principado. Ahí estudió Gramática Latina, Filosofía, Matemáticas y fue alumno aventajado en la Escuela de Dibujo y de Modelado de la Sociedad Económica de Amigos de País de Asturias, en la Sección de Química Aplicada a las Artes. En 1839, concurrió a la exposición organizada por la Sociedad Económica, siendo premiado el barro por él presentado.

Aquí se inicia su vida profesional, trasladándose inmediatamente a Madrid. Durante siete años fue alumno de la Academia de San Fernando, a la sombra de, entre otros, José Tomás, José Piquer, José de Madrazo y Juan Rivera. En Tomás encontrará el necesario apoyo para acometer su colaboración en el Monumento al Dos de Mayo, en la plaza de la Lealtad, concretamente en la estatua del Valor y en el relieve del León defendiendo las armas nacionales.

Madrazo y Juan Rivera, profesores que fueron de Gragera, desempeñaron la dirección del Museo Real, y no fueron ajenos a la colaboración del escultor en aquella institución, a la que se incorporó en el año 1851. El 15 de julio de 1857 fue nombrado escultor restaurador del Taller del Prado. En el oficio de propuesta que firmó el director se advertía: “Teniendo en consideración el mérito de este artista, conocido ya por los trabajos que ha ejecutado y su buena conducta moral [...] Es joven muy entendido en el arte de escultura que profesa, pundonoroso, y que puede hacer un útil servicio en la galería del Museo”. En el nombramiento se recoge: “Como encargado del taller de Escultura, será de su obligación restaurar lo que se le ordene [...] así como también componer los jarrones de mármol, estatuas y demás objetos de arte procedentes de los Casinos y Palacios Reales”. Fue política del taller de restauraciones del Museo tener permanentemente ocupados a sus empleados, realizando obras al margen de las restauraciones, aunque la mayoría de los proyectos, por problemas presupuestarios en la adquisición de la materia prima, no pasaron a una realidad. De esta época son los bocetos de Goya, Guas, Miguel Ángel, Murillo, Rafael, Ribera, Tiziano, Velázquez, Villanueva y da Vinci. La vinculación con la primera pinacoteca se mantuvo cerca de treinta y dos años (con algún pequeño paréntesis de separación), cesando como subdirector conservador del Museo de Escultura al cumplir setenta y un años de edad. Varias licencias constan en su expediente personal en el Archivo General de Palacio, siempre para tomar baños medicinales en Caldas de Oviedo, buscando alivio en el sistema nervioso. En el mismo expediente está la solicitud de autorización para contraer matrimonio con Clara Vigil en 1859. Viudo ya en 1876, contrajo nuevo matrimonio con Josefa Ramona Suárez Bravo.

En 1858 presentó un boceto para el monumento proyectado en Sevilla a Murillo, otorgándosele un accésit.

Pero el trabajo más destacado de José Gragera fue, precisamente, uno desaparecido: la estatua a Juan Álvarez Mendizábal. A las pocas horas de fallecer el político, un grupo de partidarios suyo propuso levantar en su honor un monumento en Madrid. La comisión formada al efecto convocó, a los pocos días del óbito, un doble concurso: un sepulcro monumental y una estatua. En El Tribuno del 28 de diciembre se lee: “Estatua. El señor don José Gragera está concluyendo el proyecto de la de don Juan Álvarez Mendizábal.

En él se hallan reunidas el parecido más exacto y el más correcto dibujo. [...] Felicitamos sinceramente al señor Gragera, cuyo trabajo consideramos digno de ser premiado”. Efectivamente, fue premiado el trabajo presentado bajo el lema: Justitia enim perpetua est et inmortale, de Gragera. Ejecutada la estatua, su instalación estuvo rodeada de enconadas polémicas, con intervenciones gubernamentales en las más altas instancias. Polémica estatua, pero que sin duda ayudó al conocimiento y divulgación de José Gragera como escultor. Estudiando las agrias discusiones que siguieron a la terminación del monumento (a las que será ajeno el escultor), puede comprenderse porque sólo se presentaron dos proyectos.

En 1870 actuó como representante del Ministerio de Fomento (Educación) en la transferencia del Museo de Pintura y Escultura desde el Ministerio de Hacienda a este departamento ministerial (tras el triunfo de la Revolución de 1868, el Estado se había apropiado del Real Museo de Pintura y Escultura).

Especial consideración merece la Memoria que, al margen del acta notarial de transferencia, formuló en fecha 23 de junio de 1870, en la que hizo interesantes rectificaciones y puntualizaciones al inventario oficial, y marcó apreciables pautas de organización del Museo. En noviembre de 1870 quedó Gragera incorporado, como secretario, a la comisión que iba a entender de la refundición en un solo museo el de la Trinidad y el del Prado, unión que se materializó en el Decreto de fecha de 22 de marzo de 1872.

No aceptó José Gragera su incorporación a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; en cambio, sí fue miembro de la de San Salvador, de Oviedo.

Murió sin descendencia de ninguno de los dos matrimonios, pero sí con un hijo, Emilio Gragera y Hernán, nacido en 1847, doce años antes de su primera boda, que falleció el 13 de mayo de 1870. José Gragera y Herboso “falleció a las ocho y media de la noche del día de ayer [31 de mayo de 1897] a consecuencia de asistolia”, se lee en el certificado de defunción (Juzgado Municipal de Oviedo).

En alguna instancia se ha definido a José Gragera como “escultor de los liberales”; ello es cierto, pero sin significación partidista. Verdad es que sus retratos (siempre en esta parcela escultórica se movió) son de hombres liberales, como de otra tendencia lo habrían sido, si a Gragera le hubiera correspondido vivir en otro momento. Gragera sitúa la escultura, como oficio, profesión y vocación. “En la escultura todo son afanes, todo desvelos, grandes privaciones, pero pequeña la recompensa para los profesores de nombre y de relaciones, ninguna para el hombre oscuro que vive luchando siempre con el destino que le agota sus fuerzas, si no le hace desistir de su propósito”, dice Gragera en la instancia pidiendo dispensa de edad para concurrir a la solicitud de beca para la Academia de Bellas Artes de Roma.

Retratos, en bustos o estatuas, normalmente de personajes del siglo XIX. A la primera Exposición Nacional de Bellas Artes, convocada en el año 1856, concurrió Gragera con cuatro bustos, presentados bajo las claves de DMJQ, DESM, DMZ y DMG. No es aventurado suponer que los dos primeros corresponden a Manuel José Quintana y a Evaristo San Miguel.

En la edición de 1858 presentará un busto de MR DE F, por el que se le otorgó una Mención Honorífica de 2.ª Clase. Otros bustos, conseguidos retratos son los de José Francisco Uría y Riego (1862, Santa Eulalia de Cueras, Aturias); Jovellanos (1863, Diputación Provincial de Oviedo); José Francisco Uría y Terrero (1866, Santa Eulalia de Cueras, Asturias); Álvarez Mendizábal (1866, Congreso de los Diputados); José de Echegaray (1870, en paradero desconocido, reproducido en La Ilustración de Madrid, el 27 de febrero de 1870); Rodríguez Villalonga (en paradero desconocido, presentado en la Exposición del año 1876); Laureano Figuerola (en paradero desconocido, presentado en la Exposición del año 1876); Marqués del Duero (1877, Instituto de Estudios Políticos); Alfonso XII (1878, Diputación Provincial de Oviedo); Guillermo Schultz (1879, la plazuela de Riesgo, Oviedo); Juan Gragera (1886, Museo de Arte Moderno, Madrid); Marqués de Barzanallana (reproducido en La Ilustración Española y Americana, el 30 de abril de 1892. Hay una copia de Algueró en el palacio del Senado).

Al margen de los bustos, destacada especialidad de Gragera, también trabajó la estatua de cuerpo entero.

Además de la ya citada de Juan Álvarez Mendizábal, merecen considerarse otras cuatro: Estatua ecuestre de Fernando VII (en paradero desconocido); Simón de Rojas Clemente (1864, Jardín Botánico, Madrid); Jovellanos (1885, palacio del Senado) y José de Posada Herrera (1893, estuvo en Llanes; destruida).

 

Obras de ~: Estatua del Valor y relieve del León defendiendo las armas nacionales, Monumento del Dos de Mayo, plaza de la Lealtad, Madrid; Retrato de Manuel José Quintana, 1856; Retrato de Evaristo San Miguel, 1856; Busto de José Francisco Uría y Riesgo, Santa Eulalia de Cueras, Asturias, 1862; Busto de Jovellanos, Diputación Provincial de Oviedo, 1863; Estatua de Simón de Rojas Clemente, Jardín Botánico, Madrid, 1864; Busto de José Francisco Uría y Terrero, Santa Eulalia de Cueras, Asturias, 1866; Busto de Álvarez Mendizábal, Congreso de los Diputados, 1866; Busto de José de Echegaray, 1870 (desapar.); Busto de Rodríguez Villalonga, 1876 (desapar.); Busto de Laureano Figuerola, 1876 (desapar.); Busto del marqués del Duero, Instituto de Estudios Políticos, 1877; Busto de Alfonso XII, Diputación Provincial de Oviedo, 1878; Busto de Guillermo Schultz, plazuela de Riesgo, Oviedo, 1879; Busto de Juan Gragera, Museo de Arte Moderno, Madrid, 1886; Busto del Marqués de Barzanallana, 1892 (desapar.); Estatua de Jovellanos, Senado, 1885; estatua de José de Posada Herrera, 1893 (desapar.); Estatua ecuestre de Fernando VII (desapar.).

 

Bibl.: M. Ossorio y Bernard, Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, Madrid, Imprenta Rojas, 1883-1884; R. Jové y Bravo, [José Gragera y Herboso], en El Carbayón (Oviedo), 2 de junio de 1897; G. Rodríguez, “D. José Gragera y Herboso”, en La Ilustración Española y Americana (Madrid), 15 de julio de 1898, y en El Carbayón (Oviedo), 21 de julio de 1898; E. Pardo Canalís, “Cuatro documentos para la biografía del escultor José Gragera”, en Altamira (Centro de Estudios Montañeses, Santander), n.os 1, 2 y 3 (1949); Vida y arte de José Gragera, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1954.

 

Luis Miguel Aparisi Laporta