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Ignacio Villalonga y Villalba

Biografía

Villalonga y Villalba, Ignacio. Valencia, 13.VII.1895 – Benicasim (Castellón), 13.XI.1973. Banquero y financiero.

Hijo de José María Villalonga Peris, propietario de la Compañías de Tranvías y Ferrocarriles de Valencia, Ignacio Villalonga Villaba estudió derecho en la universidad de Deusto y se doctoró en Madrid con la tesis titulada Régimen municipal foral valenciano, los jurados y el consejo. Participó en las actividades del Ateneo madrileño y trabó amistad con José Calvo Sotelo. En 1916, regresó a Valencia y abrió despacho para encargarse de los negocios familiares. Pasó a formar parte de la Joventut Valencianista, a través de la que contactó con la Lliga Regionalista catalana de Francesc Cambó. En 1918, tomó parte activa en la fundación del partido Unió Valencianista, considerado por los historiadores como un movimiento burgués dinámico, de gran solvencia política y cultural, que trataba de influir en todos los ámbitos de la vida valenciana, desde la economía hasta la cultura. En su declaración programática, el nuevo partido pedía “un Estado valenciano” y reclamaba una relación nacionalista con el “Estado Español”.

Tras la Primera Guerra Mundial, y ante las trabas del Gobierno español, la Société Générale belga se alió con el naviero Fierro y con un grupo de financieros valencianos, capitaneados por Ignacio Villalonga Villalba, para fundar en 1924 el Banco Internacional de Industria y Comercio, presidido por Ildefonso Fierro y con Villalonga en la vicepresidencia ejecutiva. El 30 de abril de 1927, tras una conferencia pública, pronunciada en valenciano, sobre la economía de Valencia en la que defendió la profesión de banquero como una forma más de servir a la sociedad, un grupo económico encabezado por Villalonga compró acciones del Banco de Valencia —fundado en 1900 por financieros y bancos asturianos—, porque, según sus propio discurso, “la concentración capitalista trae las grandes sociedades bancarias, primero bancos extranjeros y después españoles, pero no de Valencia, y hoy en día, de los diez bancos que operan aquí, ni uno solo es valenciano”.

En 1929, entró a formar parte de la Cámara de Comercio de Valencia, de la que fue elegido presidente, y creó el Centre d’Estudis Econòmics Valencians, presidido por él hasta 1932. En 1933, entró en el consejo de administración del Banco Internacional de Industria y Comercio y en la Compañía Española de Petróleo (CEPSA), de la que fue presidente. La nueva entidad bancaria entró en la órbita del Banco Central, que se disponía a realizar su absorción en 1929, pero la operación quedó frustrada como consecuencia de la crisis económica mundial y el período de incertidumbre que se abrió hasta la Guerra Civil.

Antes de la proclamación de la República, al fracasar su intento de crear junto a Francesc Cambó un Centre Constitucional, había decidido unirse a la Dreta Regional Valenciana, partido que se integraría posteriormente en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), de Gil-Robles. Diputado en Cortes por Castellón, desde 1934 hasta el estallido de la Guerra Civil, en las listas de la CEDA, su gran momento político llegó el 25 de noviembre de 1934, cuando, durante el período de suspensión de la Generalitat de Cataluña, en pleno bienio negro tras la revolución de Asturias, fue nombrado gobernador general de Cataluña. Cargo en el que se mantuvo brevemente hasta el 14 de diciembre de 1935.

En 1934, Villalonga introdujo a Ildefonso Fierro en el consejo de administración del Banco de Valencia, desde donde participó en empresas públicas promovidas por la dictadura de Primo de Rivera, como CAMPSA y el Banco Exterior; intervino en obras públicas y se introdujo en sectores emergentes.

Regionalista moderado y político de talante liberal conservador, al estallar la Guerra Civil apostó por el bando franquista. El 18 de julio de 1936 estaba veraneando en Navarra y allí se quedó hasta el final de la contienda, y se dedicó a dirigir la CEPSA, una empresa estratégica en tiempos de guerra. Terminó abandonando cualquier aspiración política al comprobar que Franco se perpetuaba en el poder y perteneció al Consejo Privado de don Juan de Borbón.

Durante la Guerra Civil, se dieron los primeros pasos en la reestructuración del Banco Central mientras España se desangraba en la contienda. El 17 de abril de 1937, con Granada en poder del ejército franquista, se realizó una reunión decisiva en casa de los banqueros Rodríguez-Acosta, tras la que solicitaron al gobierno de Franco su reconocimiento como representantes legítimos del Banco y que les autorizara para funcionar como comisión gestora. Una vez obtenido este permiso, el 2 de julio de 1937, la gestora del Banco Central se reunió en San Sebastián y se volcó al relanzamiento de la entidad bajo las duras condiciones impuestas por la contienda.

Al terminar la Guerra Civil, en una de las primeras reuniones del consejo de administración del Banco Central, Manuel Rodríguez-Acosta fue nombrado presidente y, el 4 de mayo de 1940, Ignacio Villalonga fue elegido vicepresidente y consejero delegado, con el objetivo de estabilizar y reorganizar el banco. Tres años después, el 28 de abril de 1943, Villalonga alcanzó la presidencia del Banco Central en la que se mantendría durante toda su vida. Una de sus primeras decisiones fue la absorción inmediata del Banco Internacional de Industria y Comercio.

El statu quo bancario, por el que se prohibía la creación de nuevas entidades, fue el instrumento que, según Ignacio Villalonga, “ha contribuido como ninguno al saneamiento de la Banca española y al proceso salvador de la concentración bancaria [...] algunos bancos regionales y comarcales, y gran número de bancos locales, han podido evitar la suspensión de pagos por esta tendencia a la absorción que el “statu quo” bancario ocasionaba”. Para el presidente del Banco Central, el statu quo había saneado la banca española.

Durante el franquismo, Ignacio Villalonga dejó la actividad política a un lado y se centró en la actividad bancaria y financiera. Bajo su liderazgo, el Banco Central estuvo presente en trescientas noventa sociedades, actuó decisivamente en sectores estratégicos (como las compañías eléctricas y energéticas) y llegó a formar un grupo compuesto por los bancos Central, de Fomento, de Valencia, Agrícola de Aragón, Albacete, de Crédito y Docks de Barcelona, Banco de Albacete.

Pugnó por la fusión bancaria con el Hispano Americano y, con su impronta, situó al Central como uno de los tres grandes bancos del período franquista, en pugna con el Banco Español de Crédito.

Un ataque cardiaco le apartó del Banco en junio de 1969, tres años antes de su fallecimiento mientras se encontraba retirado en Benicassim. Estaba casado con Carmen Jaúdenes, hija de los condes de Zanoni, y tuvo ocho descendientes.

 

Obras de ~: “La Banca española en lo que va de siglo”, en Arbor, n.os 189-190, (septiembre-octubre de 1962).

 

Bibl.: Directorio de Sociedades, Consejeros y Directivos (DICODI), Madrid, Grupo Incresa, anuarios 1962-2005; J. Muñoz, El poder de la banca en España, Algorta, Zero, 1970; J. Rivasés, Los banqueros del PSOE, Barcelona, Ediciones B, 1988; J. A. Torrente Fortuño, Bolsistas, banqueros y periodistas, 150 semblanzas convividas, Madrid, Gráficas España, 1991; M. Sánchez Soler, Ricos por la patria, Barcelona, Plaza y Janés, 2001; G. Tortella y J. L. García Ruiz, “Banca y política durante el primer franquismo”, en Los empresarios de Franco, Barcelona, Crítica-Universidad de Alicante, 2003; M. A. Fabra Sánchez, Valencianisme i Economía: Ignasi Villalonga (1895-1973), Valencia, Institut d’Economía i Empresa Ignasi Villalonga, 2003; M. Sánchez Soler, Los banqueros de Franco, Madrid, Oberon, 2005.

 

Mariano Sánchez Soler

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