Córdoba y Rojas, José. San Fernando (Cádiz), 6.IV.1774 – Potosí (Bolivia), 14.XII.1810. Marino.
Era hijo del célebre marino español José de Córdoba y Ramos y de Julia Rojas y Blanquet. Marinero por tradición familiar y vocación, en 1787 sentó plaza en el departamento de Cádiz como guardia marina, y ascendió a alférez de fragata tres años después por su valiente comportamiento ante los adversarios berberiscos.
Luchó en varias ocasiones contra la escuadra francesa participando en la toma de las islas de San Pedro y San Antioco. Fue ascendido a teniente de fragata y se le confió el mando del bergantín Vigilante con el cual se enfrentó a los ingleses en el cabo San Vicente —donde conoció al general José de San Martín— logrando la victoria.
En 1801 fue trasladado al apostadero de Marina de Montevideo y en 1806, bajo las órdenes de Liniers, participó en la reconquista de Buenos Aires frente a los invasores ingleses. En esa ocasión fue gravemente herido y cayó prisionero del general Bereford.
En reconocimiento a su lealtad fue ascendido a teniente de navío. Formó parte también de la heroica defensa de Buenos Aires en 1807, en la cual debió capitular el general Whitelocke, siendo promovido a capitán de fragata. Su carrera fue brillante y de un ascenso rápido y merecido por sus participaciones en los enfrentamientos que le dieron siempre la victoria.
Continuó a las inmediatas órdenes de Liniers, ya nombrado virrey y capitán general de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y marchó con él a las provincias del interior. Cuando tuvo lugar los sucesos de mayo de 1810 fue designado mayor general del ejército del mariscal Vicente Nieto, sosteniendo con la fuerza de las armas la dominación española en unos territorios que habían comenzado a luchar por su independencia. Se enfrentó en Cotagaita al general Antonio González de Balcarce, que encabezaba la resistencia patriótica en el Ejército del Norte. Allí el triunfo estuvo de su lado, pero en los campos de Suipacha fue derrotado. Abandonó en precipitada fuga su artillería en poder de Balcarce. Dos días más tarde se rindió con sus tropas. Fue juzgado y sentenciado junto al general Nieto y a Francisco de Paula Sanz, gobernador de Potosí, por el delegado de la Junta de Gobierno Juan José Castelli. Se aplicó la pena máxima, fue fusilado. Una vez muerto, su cadáver fue colgado y expuesto a la multitud como modelo de insurrección a las determinaciones del nuevo gobierno.
Estaba casado con Paz Valcárcel, hija del prestigioso general de marina Adrián Valcárcel. Fueron sus hijos dos importantes hombres de armas; Luis Córdoba, que estuvo al mando del Ejército del Norte durante la guerra civil y obtuvo el triunfo ante los carlistas en la célebre batalla de Mendigorría, y Fernando Córdoba, general en jefe del ejército destinado a Italia para proteger el reestablecimiento del Sumo Pontífice y ministro de Guerra en España.
Bibl.: J. Yaben, Biografías argentinas y sudamericanas, t. III, Buenos Aires, Metrópolis, 1938, págs. 400-401; V. O. Cutolo, Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, t. II, Buenos Aires, Editorial Elche, 1969, págs. 340-341.
Sandra Fabiana Olivero