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Avelino López Rodríguez de Castro

Biografía

López Rodríguez de Castro, Avelino. Cortina, Trevías (Asturias), 1.III.1896 – Salamanca, 26.VI.1958. Sacerdote, fundador del Instituto Secular Acies Christi.

Avelino López de Castro, así fue conocido en sus últimos años, fue un sacerdote asturiano, fundador del Instituto Secular Acies Christi. Fue arcediano de la catedral de Salamanca y canciller y secretario de cámara de monseñor Barbado Viejo, obispo de Coria- Cáceres y de Salamanca, y alcanzó indudable prestigio en el campo del apostolado juvenil. Su obra fundacional fue el corolario de su entrega a la juventud.

Nació en Cortina (Trevías), en el occidente de Asturias, el 1 de marzo de 1896. Su familia era modesta, bastante numerosa y dedicada a la agricultura. Alternó la escuela y la ayuda en la hacienda familiar. Tuvo un buen maestro y adquirió pronto una formación que le permitió colaborar con el párroco en la catequesis. Se sintió llamado a la vida religiosa, e ingresó en el noviciado de los dominicos en Corias (Asturias). Su salud le obligó a abandonar el noviciado; pero conservó toda su vida un gran aprecio hacia la Orden de Santo Domingo. Pasados unos años ingresó en el seminario de Oviedo. Su trayectoria fue meritoria tanto en sus estudios teológicos como en su formación litúrgica y musical. Se ordenó de sacerdote el año 1923.

Desempeñó varios ministerios en diversas parroquias de la diócesis y muy pronto fue llamado a trabajar en la Curia Episcopal de Oviedo. Hacia 1930 fue nombrado párroco del pueblo minero de Figaredo, donde organizó el movimiento de la Juventud de Acción Católica. Su intensa labor, que dejó huella profunda en el mundo juvenil, fue corta, por la Revolución de Asturias, en octubre de 1934, que puso en peligro su vida, y en 1935 pasó a desempeñar el cargo de canciller secretario de la diócesis de Coria-Cáceres, a las órdenes del recién consagrado obispo, fray Francisco Barbado Viejo. En Cáceres asumió el cargo de consiliario diocesano de la Juventud de Acción Católica, a la que dedicó sus desvelos y todo el tiempo que le permitía su labor en la Curia, promoviendo un movimiento de acción católica juvenil, al que supo imprimir una profunda formación religiosa, un fuerte impulso a la labor apostólica entre los jóvenes y un cuidadoso cultivo de actividades lúdicas —artísticas, deportivas, musicales...—, que servían de acicate y soporte humano al crecimiento cristiano de los jóvenes. Allí desempeñó su tarea durante ocho años, hasta su traslado a Salamanca en 1943.

En el contexto de su dedicación a los jóvenes, nació la idea de formar un grupo de personas —seglares, solteros o casados—, que se consagraran de por vida a mantener el empuje de la Acción Católica y del apostolado en medio del mundo. A este grupo, iniciado en 1939, y que contó con el apoyo entusiasta de un buen grupo de jóvenes, se llamó Unión de Nuevos Operarios (UNO) y llegó a contar con unas decenas de jóvenes. Sus miembros debían comprometerse plenamente en las tareas del mundo, vivir con plenitud la vida cristiana evangélica y entregarse a las tareas del apostolado. Estos laicos podían ser solteros, casados, o bien optar por el celibato permanente. En el ambiente espiritual de la época, se entendía que los célibes de por vida, a imitación de Jesús y por su disponibilidad personal, serían el meollo espiritual de la UNO.

Al trasladarse a Salamanca, en 1943, asumió la dirección del movimiento juvenil de Acción Católica, y en el ambiente universitario tuvo oportunidad de ampliar los horizontes de la UNO con otras personas, principalmente de Galicia, Asturias, País Vasco y Valladolid. La UNO obtuvo la aprobación diocesana como Pía Unión, con el nombre de Hermandad de Operarios Evangélicos. En 1947, cuando se promulgó la “Provida Mater Ecclesia”, Avelino y sus seguidores vieron que el destino de la hermandad era constituirse como instituto secular. Y se vio la conveniencia de contar con sacerdotes, que fortalecieran y complementaran la formación y acción de los miembros seglares. En 1953, se ordenaron en la diócesis de Salamanca, pero prácticamente incardinados en el instituto, los cinco primeros sacerdotes de la hermandad. En 1957, la hermandad envió sacerdotes para atender a emigrantes españoles en Bélgica, Brasil y Cuba.

Los trámites para obtener el nihil obstat de la Santa Sede, para la erección de la hermandad como instituto secular estaban ya iniciados, y se retrasaron más de lo debido. Avelino enfermó gravemente a comienzos de 1958 y falleció el 26 de junio de ese mismo año en Salamanca, siendo a la sazón secretario de cámara del obispado y arcediano de la catedral de Salamanca, sin tener la alegría de ver sancionada por la Iglesia la institución a la que dedicó todos sus desvelos.

El 12 de abril de 1962, la Hermandad de Operarios Evangélicos fue erigida canónicamente, como instituto secular de derecho diocesano, por Marcelino Olaechea, arzobispo de Valencia. Poco después, por indicación de la Santa Sede, cambió su nombre al actual de Instituto Secular Acies Christi, aunque en el seno del instituto se sigue utilizando el nombre de hermandad. El Instituto está presente en diversas diócesis de España y de América.

 

Obras de ~: Escritos, Salamanca, Gráficas Cervantes, 1965 (contiene una extensa nota biográfica, págs. 15-26); “Escritos” de don Avelino López de Castro. Versión seleccionada de los textos originales, Salamanca, Artes Gráficas, 2006.

 

Fuentes y bibl.: Informaciones aportadas por D. José Moreno de la Helguera, director general del Instituto Secular Acies Christi, marzo de 2008.

A. Fernández Pombo, Se adelantó a su tiempo. Biografía de Don Avelino López Rodríguez, Madrid, Instituto Secular Acies Christi, 2007.

 

José Martín Brocos Fernández

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