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Arcadio María Larraona Saralegui

Biografía

Larraona Saralegui, Arcadio María. Oteiza de la Solana (Navarra), 12.XI.1887 – Roma (Italia), 7.V.1973. Cardenal de la Iglesia Católica, claretiano (CMF), jurista, camarlengo.

En algunas recensiones aparece que nació el día 13 por confusión con el día de su bautismo. Era el segundo de cuatro hermanos: Luis, Digna y Amparo.

Prontamente fue a vivir a Estella con su tía Catalina, que había quedado viuda al año de su boda. Allí realizó su primera formación en el colegio de las hermanas de Santa Ana y luego en los padres escolapios.

En 1900 ingresó en el seminario claretiano de Alagón (Zaragoza). Siguió la formación para el sacerdocio en los diversos colegios de la Congregación claretiana.

En Vic (Barcelona) hizo el noviciado y profesó como claretiano. En Cervera (Lérida) estudió Filosofía y Teología. En Alagón (Zaragoza), tras el curso de Moral, fue ordenado sacerdote el 11 de junio de 1911.

Los superiores le mandaron a Roma para estudiar Derecho en el Instituto de Derecho Canónico de la Universidad Lateranense, sita en el palacio de San Apolinar, en la que se doctoró en 1913 y, al año siguiente, en Derecho Civil. En esta misma Universidad impartió clases como profesor de Derecho Romano durante cuarenta años desde 1919. Todos destacaron su labor docente. En la Universidad de Propaganda Fide, hoy la Urbaniana, enseñó, desde 1933 hasta 1950, Derecho de Misiones. El propio papa Pablo VI le recordaba en el momento de la muerte como su profesor de cuando estudiaba en el Apolinar.

Su labor como “fiel servidor de la Iglesia” (Pablo VI) en el ejercicio del Derecho la completó con la creación de revistas específicas. En 1920 con el padre Felipe Maroto, y S. Goyeneche, también claretianos, fundó la revista Comentarium pro religiosis en la que publicó artículos suyos en todos los números hasta 1965. Colaboró también en las revistas Apollinaris y Monitor Eclesiasticus, de la que fue director muchos años, y en Studia y Documenta Historiae et Iuris, también director desde 1949 hasta 1959. Todos estos trabajos no están recopilados en ningún libro.

El 19 de noviembre de 1939 se fundó en Roma el Instituto Iuridicum Claretianum que fue la coronación de los sueños y esfuerzos del padre Arcadio Larraona.

Su preparación jurídica y teológica comenzó a ser reconocida en la Curia Romana y ya en 1929 fue nombrado consultor de la Congregación Oriental.

Se necesitaban canonistas de talla para codificar el Derecho Oriental. Poco más tarde lo fue de la Congregación de Religiosos. El nombramiento de subsecretario de esta misma Congregación (1943) fue un paso importante en su carrera. Su creatividad de jurista se manifestó en la invención de nuevas fórmulas que respondían a las exigencias de las cosas y los tiempos. Es el momento en que comenzó a trabajar en la articulación de los institutos seculares en la Vida Religiosa. El fruto de esta labor fue recogido por el papa Pío XII en la Constitución Apostólica Provida Mater (1947). Este texto fue un soplo de la gracia y del espíritu. Muchos grupos de laicos sentían una vocación especial de seguimiento de Jesús, pero no hallaban estructura jurídica alguna en la Iglesia en la que situarse. A partir de este momento tuvieron carta de naturaleza en la misma. El caso máximo fue el Opus Dei.

Le siguió la preparación de otra Constitución Apostólica, Sponsa Christi (1950), ya como secretario de la Congregación Pro Religiosis. Era un documento válido para afrontar los problemas de las monjas (trabajo monástico, apostolado, clausura, federaciones).

Se fomentaba especialmente la unión en federaciones de los distintos monasterios, podían colaborar unos con otros y permitía la salida de clausura bajo ciertas condiciones. Se evitaba la pobreza extrema física y también la espiritual. Poco tiempo después (1956) Pío XII firmaba otra Constitución, Sedes Sapientiae, sobre la formación de los clérigos religiosos, preparada enteramente, como las anteriores, por el padre Larraona.

En esta línea de renovación de la vida religiosa destacan los congresos que organizó y en los que intervino, como, por ejemplo, el primer Congreso Internacional de Religiosos en Roma de noviembre-diciembre de 1950. A éste le siguieron muchos otros nacionales en Estados Unidos, Brasil, Argentina, Madrid (1956) y un largo etcétera. Todo en orden a la renovación interna y a la colaboración entre unos y otros y con el clero diocesano.

Su competencia como jurista le hizo intervenir en muchos asuntos de la vida de la Iglesia. Se debe destacar su labor en el Concordato de España con la Santa Sede de 1953, que fue tarea difícil por las circunstancias que se vivían en España.

En el Consistorio del 14 de diciembre de 1959 fue nombrado cardenal por el papa Juan XXIII. Se le asignó como miembro de las Congregaciones del Concilio, de Religiosos y de la Iglesia Oriental y, además, de la Pontificia Comisión para la Interpretación Auténtica del Código de Derecho Canónico y de la Comisión Pontificia para la Redacción de Derecho Oriental. En agosto de 1961 se le nombró cardenal penitenciario mayor y en febrero de 1962 prefecto de la Sagrada Congregación de Ritos. Poco más tarde, el 19 de abril recibió la consagración episcopal, con el título de arzobispo.

Convocado el Concilio Vaticano II en ese año de 1962, el cardenal Larraona, que pertenecía a la Comisión Central desde el 6 de junio 1960, fue nombrado presidente de la Comisión Preparatoria de Sagrada Liturgia (12 de febrero de 1962) y presidente de la Comisión Litúrgica del Concilio Vaticano II el 4 de septiembre de 1962. Todavía fue nombrado miembro del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica (agosto de 1963) y en diciembre del 1967 de la Congregación de la Propagación de la Fe. A sus ochenta años renunció al cargo de prefecto de la Congregación de Ritos (9 de enero de 1968), pero el 5 de marzo de 1973 fue nombrado camarlengo del Sacro Colegio Cardenalicio por Pablo VI.

Fueron muchas las encomiendas del Papa como legado suyo. Se hizo merecedor de honores y distinciones, como la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica (10 de noviembre de 1961). Destaca el nombramiento que recibió el 28 de enero de 1965 de Hijo Predilecto de Navarra.

El 7 de mayo de 1973, tras una semana de enfermedad, falleció en el apartamento que el padre cardenal tenía en el Colegio Internacional Claretiano. El propio papa Pablo VI se desplazó al lugar para rezar por él y consolar a la Congregación de Misioneros. Las exequias se realizaron conforme a la liturgia vaticana. Como era su deseo, fue enterrado en la capilla de San José de la basílica del Corazón de María de la Congregación Claretiana.

Las muestras de condolencia y los testimonios escritos que dejaron fueron numerosos y muy sentidos.

La Congregación Claretiana honró a este hermano ilustre fundando con su nombre un centro de enseñanza y un colegio mayor universitario en Pamplona.

 

Obras de ~: con Goyeneche, Siervo, Cursus syntheticus iuris romanorum. Liber primus. De personis et Iuribus personalibus, Roma, Typ. Cuore di Maria, 1927; con A. Tabera, El derecho justinianeo en España, Pavía, 1934; Diritto comparato. Potestà dominativa, Roma, Scuola pratica della SCRIS, 1951- 1953; I misteri di Cristo in noi. Elevazioni sul rosario, Roma, Alma Roma editrice, 1964; et al., Esclava del Sacramento y de la caridad, Roma, Studium Claretianum, 1965.

 

Bibl.: B. Frisón, Cardenal Larraona, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1978 (col. Temas de Cultura Popular, n.º 329); B. Frisón, Cardenal Larraona, Madrid, Instituto de Vida Religiosa, 1979; “Larraona, Arcadio María”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, suplemento I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1987, págs. 425-426.

 

Francisco Javier Carlos Pagola Echauri, CMF

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