Lira y Castillo, Francisco de. Madrid, c. 1615 – 1668. Militar, cortesano y diplomático.
Francisco de Lira y Castillo, hijo primogénito del consejero de la Contaduría Mayor de Cuentas, el caballero de Santiago, Juan de Lira Huidobro, y de la hidalga Phelipa del Castillo Sigoney, nació en Madrid en torno a 1615 en el seno de una familia flamencomontañesa bien situada en la Corte española.
Acompañó a su padre en su destino en los Países Bajos españoles entre 1634 y 1641, el cual había recibido el título de pagador general de los Ejércitos de Flandes. Por su juventud y origen noble, Francisco de Lira sirvió como paje del cardenal infante Fernando de Austria hasta la muerte de éste y el cese de su padre en 1641, regresando a Madrid. Sus contactos cortesanos le valieron un hábito de la Orden de Santiago (1644) y, a comienzos de la siguiente década, la dignidad de caballerizo de Felipe IV.
Muerto su padre en 1652, se convirtió en la cabeza de su linaje, como lo atestigua una “escritura de conçierto” entre Francisco de Lira y el convento de la Concepción Francisca de Madrid (1658). Desde su cargo cortesano escaló posiciones y obtuvo méritos en los servicios diplomáticos, probablemente bajo la influencia de su cuñado Francisco de Galarreta, consejero real y secretario de Guerra, además de apoyar desde la Corte la prometedora carrera militar de su hermano Manuel Francisco de Lira, capitán de caballos ligeros en Flandes y Portugal (de su paso por el Ejército aseguró, en 1675, que su sangre había derramado “en 14 campañas”). El ascenso de Francisco de Lira en la Corte parecía imparable a la altura de 1663, fecha en la que fue enviado a Italia para dar el pésame al duque de Parma por el fallecimiento de su esposa, y a Francia para cumplimentar a la Monarquía hispánica en la Corte de Luis XIV y María Teresa de Austria por el nacimiento de un vástago real de la casa de Borbón.
Durante la transición al trono de Felipe IV a Carlos II, Francisco de Lira obtuvo el cargo de introductor (o conductor) de embajadores, primera dignidad de cierta influencia cortesana de su familia. Sin embargo, falleció prematuramente en Madrid en 1668.
Su oficio recayó, “en propiedad”, en su hermano menor, el capitán Manuel Francisco de Lira, con lo que le abrió el camino hacia el poder, cristalizado en sus labores como embajador en La Haya (1671-1679), secretario de Estado para los asuntos de Italia (1679- 1685) y secretario del Despacho Universal (1685- 1691).
Fuentes: Archivo Histórico Nacional (Madrid), Clero, leg. 3944; Estado, leg. 3457, exp. 27; Órdenes Militares, Santiago, exp. 4483; Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, A-54, fol. 9; Colección Vargas Ponce, vol. XIV.
Roberto Quirós Rosado
