Gaitán de Padilla y Bouay, Juan. Drogenbos (Bélgica), c. 1605 – Madrid, 1650. Militar y caballero de la Orden de Santiago.
Primogénito de Francisco de Padilla y Gaitán (fallecido en Milán en 1633), castellano de Milán y gobernador general interino del Milanesado (1630), y de su esposa flamenca Carlota-Ana de Bouay, hija del señor de Drogenbos, lugar cercano a Bruselas. Fue hermano entero de Carlos de Padilla (1606-1648), promotor de la conspiración del duque de Híjar, en la cual acabó implicado sin que tomara en ella la menor parte, al igual que su hermana María, esposa de Fernando de Silva, XI conde de Cifuentes.
Fue nieto paterno de Juan Gaitán de Ayala, señor de Fuente el Saz y Villafranca de Gaitán, mayordomo mayor del archiduque Alberto (1559-1621). Los hermanos García Carrafa no le citan entre su descendencia, como tampoco a su hermano Carlos, hecho que resuelve su expediente santiaguista, cuyo hábito le concedió Felipe IV el 1 de junio de 1621. Las pruebas se ultimaron el 10 de agosto de 1622, exclusivamente a partir de deposiciones testificales en Toledo, Talavera y Flandes, sin aportar noticia ni transcripción de ninguna partida bautismal. El expediente le hace natural de Toledo, solar de su linaje, aunque él nació en Drogenbos (citado como Droghenbues), donde residió con su madre y hermanos en el castillo señorial de sus abuelos maternos, hasta que se reunieron con su padre en Lodi (1612).
Comenzó a servir muy joven, constando en las pruebas de su hábito que ya era capitán de Infantería a la edad de diecisiete años. Tras despachársele el título jacobeo, recibió una compañía de caballos ligeros con la cual sirvió en la Valtellina (1622-1634), el socorro de Génova (1625) y los dos asedios de Casale (1628- 1629 y 1630). Durante el segundo asedio, Spinola ordenó su arresto, en el castillo de Pizzighettone (23 de julio de 1630), por orden del Senado de Milán, acusado como instigador de los “untadores” que, supuestamente, habían propagado la peste en la ciudad. Hoy se sabe el origen de aquel contagio y que las denuncias eran falsas, pero el Senado milanés dio entonces por buena la superchera acusación arrancando delaciones bajo tortura y condenando a varios inocentes. Juan Gaitán de Padilla y Bouay fue trasladado a la cárcel de Milán. Se le conculcaron los privilegios de su Orden, y fue sometido a diversos interrogatorios a lo largo de 1631 y 1632. Esos interrogatorios se han conservado y prueban, sobradamente, que no pudo haberse hallado en Milán en las fechas en que la acusación le implicaba, por lo que fue absuelto en mayo de 1632. Sin embargo, aquel escándalo acabó afectando a su carrera, pues su compañía fue proveída mientras estuvo en prisión y tampoco tuvo efecto la futura sucesión que le concediera Felipe IV sobre la primera vacante de una compañía de Ordenanza; es decir, de la Caballería pesada del Estado (6 de septiembre de 1628).
La muerte de su padre y la partida de su hermano a Alemania (1633) le movieron a unirse a la expedición para Flandes que preparaba el cardenal-infante, quien le concedió una de las compañías de caballos formadas para la jornada. Con ella combatió brillantemente en Nordlingen (6 de septiembre de 1634), por cuya causa fue promovido en abril del año siguiente al empleo de teniente de maestre de campo general, que sirvió en los Países Bajos hasta 1641, año en el que obtuvo licencia para la Corte.
Felipe IV le concedió el mando de un tercio de Infantería española en Lombardía, adonde regresó para tomar posesión del mismo (25 de junio de 1641), sucediendo a Martín de Mújica. Con él asistió al frustrado socorro de Tortona y a la defensa de Pontecorone (1642); a la fallida sorpresa de Casale Monferrato y al asedio y recuperación de Tortona y su castillo (1643); a los asedios y conquistas de Vigevano —donde su tercio tomó al asalto el camino cubierto—, del castillo de Ponzone y de Nizza de la Paglia (1645); al primer asedio de Cremona y socorro de Sabbioneta (1647), así como a otras acciones menores.
Tan notables servicios habían movido a Bernardino de Velasco, condestable de Castilla y gobernador de Milán, a proponerle en primer lugar de su terna para el empleo de teniente general de la Caballería del Estado (20 de enero de 1643), vacante por la muerte del conde Antonio Biglia, decisión que justificó en atención a “que sirve ha mas de 21 años, habiendo siempre procedido con mucho valor y satisfacción de sus generales, y es cierto que si no hubiera sido por el trabajo que tuvo, ha mucho que ocupara mayores puestos” (Archivo Histórico Nacional, Nobleza, Ducado de Frías).
Así pues, el condestable conocía el perjuicio que le había deparado a su carrera su presunta implicación en el asunto de los “untadores”, por una acusación falsa y arrancada bajo la promesa de amnistía para los delatores, que después se incumpliría. Según parece, aquel turbio asunto continuó perjudicándole pese a haber probado en su defensa, por mediación de testigos, que no se hallaba en Milán, sino sirviendo en campaña, en las fechas en que se le comprometía. El Rey concedió el empleo a Galeazzo Trotti, tercero en la terna, pero —a diferencia de su hermano— se carece de evidencias de que su alejamiento de la promoción le causara desánimo; al contrario, poco después asistía con su tercio a la recuperación de la importante plaza de Tortona.
Tampoco la comprometedora carta que se le incautó a su hermano suponía una evidencia incriminatoria.
Según el coetáneo Matías de Novoa, su hermano Carlos “exprimió en ella todo su corazón y el veneno que tenía aposentado en él y en las entrañas, el despecho y la venganza que iba preparando y la que pensaba tomar de no habérsele premiado y hecho merced. Quería sacar al hermano de Milan y atentar entrambos en Venecia”. Más adelante, refiere que “mandaron traerle a la Corte y si no murió de traidor, murió de sentimiento del suceso y de que su hermano lo fuese” (Novoa, 1878, IV: 523-524).
En efecto, el Rey ordenó al marqués de Caracena, nuevo gobernador del Estado y antiguo maestre de campo del mismo tercio que todavía mandaba Juan Gaitán de Padilla y Bouay, la detención de éste y de su secretario, Fernando du Pré, que se llevó a cabo en octubre de 1648. Ambos fueron confinados en el castillo de Milán, donde también estaba preso Duarte de Portugal, hermano del duque de Braganza, coronado rey de Portugal (15 de diciembre de 1640). Según Novoa, las acusaciones que, vox populi, corrían contra él eran las de “querer introducir los polvos de Milán en esta Corte y tener inteligencias secretas para redimir de la prisión del castillo de Milán al hermano del (duque de) Braganza”. Carecían de fundamento, pero Gaitán de Padilla y Bouay sabía que habría de arrostrar nuevamente el sambenito de “untador” que tan sañuda como injustamente le persiguiera y marcara casi media vida; una pesada e insoportable losa que acabó minando la vida que aún le quedaba. En agosto de 1649, el marqués de Caracena ordenó el traslado de los detenidos a la Corte, bajo custodia del capitán reformado Juan Francisco Valenzuela, a quien el Rey, “habiéndolo ejecutado con satisfación, le hizo merced de una compañía el 25 de enero de 1650”. En aquella fecha todavía vivía Juan Gaitán, pero moriría antes de que finalizara el año en su nueva prisión, quizá la misma cárcel común de la Corte donde estuviera su hermano, mientras aguardaba la instrucción de su proceso.
Dos hechos en los cuales no había tenido parte alguna, por los cuales fue injustamente encarcelado, arruinaron su prometedora carrera militar y acabaron por sumirlo en una congoja que no superaría. Murió abrumado por su desdicha a los cuarenta y cinco años.
Du Pré, su secretario, que resultaría absuelto en fecha desconocida, continuó sirviendo en Galicia, donde fue hallado en 1662, hasta que regresó a Flandes en 1667.
Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Nacional, secc. Órdenes Militares, Santiago, Pruebas para la concesión del título de aballero de la Orden de Santiago de Juan Gaitán de Padilla y de Bues, natural de Toledo, año 1622, exp. n.º 3376; secc. Estado, Patente de su nombramiento de teniente de maestre de campo general, lib. 262, año 1636, fols. 174-175; secc. Estado, Concesión de licencia para España, lib. 263, año 1641, fol. 220v.; secc. Nobleza, Ducado de Frías, Terna presentada a Felipe IV por el capitán general de Lombardía, Bernardino de Velasco, para cubrir la vacante de teniente general de la caballería de aquel ejército, año 1643, leg. 83, fol. 17; secc. Estado, Noticias sobre su carrera militar en los expedientes de los capitanes Alonso de Valladolid y Alonso de Vich, leg. 1361, apd. 1; Archivo General de Simancas, secc. Secretarías Provinciales, Consulta a Felipe IV sobre la pretensión de Juan Gaytan, para que se le dé la primera compañía de Ordenanza que quedara vacante, lib. 1802, año 1628, fol. 78; secc. Estado, Solicitud de exención del pago de la media anata por el despacho de su título de maestre de campo de infantería española, año 1642, leg. 3357, n.º 10; secc. Secretarías Provinciales, Cargo y data de los gastos del ejército, realizada por Carlos Visconti, tesorero general del ejército y castillos de Piamonte y Lombardía, desde primero de julio de 1642 hasta fin de diciembre de dicho año, lib. 1061, fols. 67, 103, 165, 187, 243, 245 y 405 (cit. como Juan Gaetano Padilla); Archivo General de Indias (Sevilla), secc. Indiferente, Expediente del capitán Juan Francisco Valenzuela, leg. 114, n.º 59.
A. Manzoni, Storia de la colonna infame, Milano, G. Pirola, 1832 (ed. digital en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, cit. como Padiglia); “Processus criminalis contra don Joannem Gætanum de Padilla et ceteros impinctos de aspersione facta Mediolani unguenti pestiferi, anno MDCXXX”, en Processo originale degli untori della peste del MDCXXX, Novara (Italia), Tipografía Merati, 1839, págs. 360-393; M. de Novoa, Memorias de Matias de Novoa, Ayuda de Cámara de Felipe IV, antes atribuídas a Bernabé de Vivanco, o Historia de Felipe IV, pról. de A. Cánovas del Castillo, Madrid, 1878 (en Memorial histórico español: colección de documentos, opúsculos y antigüedades, t. LXIX, vol. IV, Madrid, Real Academia de la Historia, s. f., págs. 515-524); A. y A. García Carrafa, Enciclopedia Heráldica y Genealógica Hispano-Americana, t. XXXVI, Madrid, 1919-1968, pág. 149.
Juan Luis Sánchez Martín