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Antoine Brun

Biografía

Brun, Antoine. Barón de Brun (I), en Flandes. Dôle (Francia), 29.VI.1599 – La Haya (Holanda), 2.I.1654. Consejero, diplomático y publicista al servicio de Felipe IV.

Antoine o Antonio Brun fue hijo de Claude Brun, abogado del Parlamento de Dôle, y Marie Dard. Educado por los jesuitas, se estableció en Lyon en 1617 para estudiar Filosofía y completó los estudios de leyes en las Universidades de Dôle y Bourges; se doctoró en los dos Derechos en 1622. Ese mismo año casó con Marguerite Tissot y, tras la muerte de ésta en 1638, contrajo matrimonio con Madeleine d’Accoste.

Una vez ya abogado comenzó a desempeñar importantes tareas políticas que le llevaron, entre otros lugares, a Francia y Suiza, sirviendo los intereses de los gobernadores del Franco-Condado y del parlamento de Dôle. En junio de 1632 fue nombrado procurador general de este mismo Parlamento, institución con la que siempre se mantuvo vinculado, realizando labores de carácter militar y administrativo. Organizó la defensa del territorio contra la invasión francesa y se ocupó de la correspondencia política de dicho Parlamento con la Corte española y otros poderes de la zona, como el duque de Lorena.

Los intentos de diversos gobernadores de los Países Bajos por elevarle al cargo de consejero del Consejo Secreto chocaron con la oposición del poderoso presidente del mismo, Pierre Roose. Esta enemistad no impidió que fuera nombrado para representar al Círculo de Borgoña, las posesiones de los Austrias españoles en los Países Bajos, durante la Dieta imperial reunida en Ratisbona en 1640, y al año siguiente le fue encargado representar también al Palatinado y a la Monarquía hispánica. Pese a haber sido acusado de traición y abuso de poder, ese mismo año de 1641 acompañó al marqués de Castel-Rodrigo a Viena, ciudad adonde se habían trasladado las negociaciones imperiales que trataban del Palatinado y de la posible paz.

En 1642 fue nombrado miembro del Consejo Supremo de Flandes, superando la oposición de Roose, con el que siempre permaneció enfrentado. No llegó a ocupar su puesto en el Consejo en Madrid porque se le requirió primero permanecer en Viena y después partir hacia Frankfurt, adonde se habían trasladado las deliberaciones de la Dieta. Al transferirse nuevamente las deliberaciones a las ciudades de Münster y Osnabrück, se dirigió a la primera de ellas en agosto de 1643. Brun fue el único de los plenipotenciarios que en origen debían representar a Felipe IV en el congreso, que estuvo presente hasta la conclusión del Tratado de Paz con la República holandesa.

Mantuvo buena relación con los otros plenipotenciarios hispanos destinados en Münster, primero con Diego Saavedra Fajardo y después con el conde de Peñaranda, cabeza de la legación y que siempre reconoció ante el Rey las grandes capacidades de Antoine Brun. El hecho de ser originario de los Países Bajos facilitó su comunicación con los delegados de las Provincias Unidas, ya que, según palabras de Peñaranda, podía hablarles como paisano. Si bien Peñaranda trataba directamente ya fuera con el marqués de Castel-Rodrigo en Bruselas, o con Felipe IV y el Consejo de Estado en Madrid, diversos historiadores sostienen que el papel de Brun fue más relevante de lo que pudiera parecer. Considerado como un hábil funcionario con largos años al servicio de la Corona, su formación humanista y su habilidad negociadora se han visto como útil contrapunto a la elegancia, con un tanto de exceso retórico, de Peñaranda.

Su labor al servicio de la Monarquía durante la década de los cuarenta fue más allá de la pura diplomacia.

Balzac lo llamó “el Demóstenes de Dôle” por su habilidad con la palabra; sus escritos polémicos contribuyeron a debilitar la posición francesa ante sus aliados neerlandeses, respondiendo con habilidad a los virulentos ataques lanzados por aquellos que se oponían a cualquier fin de hostilidades entre la Monarquía católica y sus antiguos súbditos. Brun combinó así las labores administrativas y publicísticas al servicio de la causa de los Habsburgo, al igual que otros personajes de su misma generación, como Saavedra Fajardo y Quevedo.

Aunque mientras estaba aún destacado en Münster fue llamado para cubrir su plaza en el Consejo en Madrid, su siguiente destino fue otro. El 22 de julio de 1648, el conde de Peñaranda fue nombrado embajador extraordinario en La Haya para congratular a los Estados Generales de las Provincias Unidas por la ratificación del Tratado de Münster, y luego ser sustituido como embajador ordinario por Brun a partir de 1649.

No era la primera visita que hacía a La Haya, adonde se había dirigido durante los últimos momentos de la negociación, en enero de 1647, para intentar mover a los Estados Generales a la firma de la paz con la Monarquía católica y negociar junto con Philippe le Roy ciertos puntos subsidiarios con el estatúder. En ambas ocasiones su entrada en la República contó con la oposición de las provincias menos proclives a la firma de la paz con Felipe IV, Zelanda y Utrecht, y su primer discurso oficial ante los Estados Generales, en los que reiteró las intenciones pacíficas de la Monarquía católica, fue duramente atacado en panfletos por los grupos contrarios a la paz. La división interna en la República no hizo sino incrementarse durante el año siguiente, pero Brun logró mantener buenas relaciones incluso con el joven estatúder Guillermo, partidario de la reapertura del conflicto hasta su muerte en 1650.

Si bien en 1651 Brun parecía considerar que su presencia en la República holandesa ya no era necesaria, el Rey le ordenó permanecer en su puesto, esperando que la habilidad de Brun contribuyera a mantener la alianza hispano-neerlandesa por encima de los conflictos internos que pudieran tener lugar en las Provincias Unidas. El hecho de estar destinado a La Haya no lo mantuvo alejado de las mercedes de Felipe IV: se le propuso para sustituir a Roose al frente del Consejo Secreto, en abril de 1653 entró a formar parte del Consejo de Finanzas y pocos meses después el archiduque Leopoldo-Guillermo lo nombró barón. No obstante, permaneció como embajador ante la República de Holanda hasta su muerte en enero de 1654.

 

Bibl.: A. Waddington, La République des Provinces-Unies, la France et es Pays-Bas espagnols de 1630 à 1650, Paris, Masson et C.º, 1895; A. de Truchis de Varennes, Un diplomate franccomtois au xvii siècle: Antoine Brun. 1599-1654, Besançon, Jacques et Demontrond, 1932; J. J. Poelhekke, De vrede van Munster, La Haya, Martinus Nijhoff, 1948; J. I. Israel, The Dutch republic and the Hispanic world, 1606-1661, Oxford, Clarendon Press, 1982; G. Treasure, Mazarin: The Crisis of Absolutism, London, Routledge, 1997.

 

Laura Manzano Baena