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Michel-Jean Amelot de Gournay

Biografía

Amelot de Gournay, Michel Jean. Marqués de Gournay. París, 10.I.1655 ant. – 21.VI.1724. Diplomático y administrador francés.

Hijo de Charles Amelot (1613-1671), presidente del Gran Consejo, y de Marie Lyonne (1632-1702).

Después de una educación clásica, completada por un viaje a Italia, empezó la tradicional carrera jurídico- administrativa, siendo consejero del Parlamento de París (9 de enero de 1674) y relator del Consejo (25 de agosto de 1677). Ya desde entonces tenía fama de “hombre de honor, de buen sentido, de mucho trabajo y entendimiento, suave, educado, sociable, firme, sabio y modesto” (Saint-Simon). Tales dotes le abrieron el camino de las embajadas. Desempeñó sucesivamente con éxito las de Venecia (1682- 1685), Portugal (1685-1688) y Suiza (1689-1698).

De vuelta a París, ocupó el puesto de consejero de Estado al que había sido nombrado desde el 17 de agosto de 1695, y en julio de 1699 se le encargó la presidencia del recién creado Consejo de comercio, donde realizó un enorme trabajo en una perspectiva proteccionista inspirada en las ideas de Colbert. De ahí le sacó Luis XIV para enviarle de embajador a España a desempeñar una comisión en la que ya habían fracasado varios diplomáticos franceses. Se trataba de proporcionar a Felipe V una ayuda política y material eficaz, aunque haciendo uso de discreción y de tacto: en otros términos, de actuar a modo de primer ministro sin aparentarlo. Llegado a Madrid el 18 de mayo de 1705, Amelot cumplió perfectamente con su cometido.

Aun cuando hubo de enfrentarse con la hostilidad de los grandes, y aunque no siempre entendió bien la mentalidad de los españoles, su anhelo de independencia, su patriotismo quisquilloso, su desconfianza hacia los extranjeros, le hicieron saber conciliar las ideas de los reyes, de la princesa de los Ursinos, de Orry y de Tessé. Huyendo de mezclarse en las intrigas de corte, puso manos a la obra con increíble energía y se consagró enteramente a su labor de reorganización.

En una España agotada y parcialmente invadida, fue capaz de encontrar recursos inesperados, de rehacer un ejército y casi de reconstituir las finanzas. Lleno de celo, muy activo, trabajador incansable, desplegó, en medio de múltiples dificultades, que parecían insalvables, eminentes cualidades de administrador y de diplomático. Durante su mandato los felipistas, debilitados por la pérdida de Barcelona y las correrías del archiduque por Castilla, habían ganado la batalla de Almansa, reconquistado el reino de Valencia y tomado Lérida y Tortosa, abriendo así halagüeñas perspectivas. A pesar de eso, las intrigas del duque de Orleans en España y, sobre todo, los desastres padecidos en Flandes e Italia iban a tener consecuencias sobre la situación de Amelot. Empujado por la señora de Maintenon y el ministro Torcy, Luis XIV buscaba medios para sacar a Francia del avispero español, aunque fuese a costa de onerosas concesiones. El embajador, que siempre había respaldado al Rey Católico en su negativa de cualquier desmembramiento de su monarquía, no podía defender una política contraria.

Pidió su retirada y abandonó Madrid el 2 de septiembre de 1709, en medio del sentimiento tanto de los reyes como de los españoles en general; nunca más había de volver a España, aunque entre 1710 y 1713 los soberanos y la princesa de los Ursinos hicieron reiteradas e inútiles instancias para que se le encargase otra vez la embajada francesa.

Al llegar a París, Amelot tomó posesión del oficio de consejero de Estado ordinario, cargo al que había sido ascendido ya desde el 12 de julio de 1709, y se reintegró a su presidencia del Consejo de Comercio el 12 de junio. Del 2 de diciembre de 1714 al 5 de septiembre de 1715 estuvo comisionado en Roma, con el fin de tantear las posibilidades de reunir un concilio para acabar de una vez con los problemas de la bula Unigenitus contra los jansenistas. Fracasado este intento, regresó a París en donde ya mandaba su antiguo adversario, el duque de Orleans. Desde entonces Amelot se limitó a ejercer su presidencia, no sin combatir con fuerza el sistema de Law.

Casó en 1679 con Catherine Le Pelletier de la Houssaye (1660-1703), hija de Nicolas Le Pelletier, relator del Consejo, y de Catherine Le Picard de Périgny.

La pareja tuvo cuatro hijos: Charles-Michel (1680-1730), Ours-Victor (1691-1707), Marie-Anne (1692-1741), y otra hija, religiosa de la Visitación.

 

Bibl.: Barón de Girardot (ed.), Correspondance avec le marquis Amelot, son ambassadeur au Portugal (1685-1688), Nantes, 1853; Correspondance de Louis XV avec M. Amelot, son ambassadeur en Espagne (1705-1709), Paris, 1864, 2 vols.; A. Baudrillart, Philippe V et la cour de France, vol. I, Paris, Alcan, 1890; H. Léonardon, Recueil des instructions données aux ambassadeurs et ministres de France depuis les traités de Wesphalie jusqu’à la Révolution Française. XIII, Espagne, introd. y notas de A. Morel-Fatio, Paris, Félix Alcan, Centre National de la Recherche Scientifique, 1894; P. Bondois, “Amelot de Gournay, Michel-Jean”, en J. Balteau, M. Barroux, M. Prevost (dirs.), Dictionnaire de biographie française, vol. II, Paris, Letouzey et Ané, 1936, cols. 618-622.

 

Didier Ozanam

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