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Eduardo Gasset Artime

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Biografía

Gasset Artime, Eduardo. Pontevedra, 13.VI.1832 – Madrid, 20.V.1884. Periodista y político.

Fueron sus padres José Gasset Montaner, militar de carrera retirado muy pronto y luego funcionario de Correos en Pontevedra y de la Dirección General de Loterías, y Águeda Artime, de acomodada familia. Tras el aprendizaje de las primeras letras en una escuela local, aquéllos le enviaron a Madrid en diciembre de 1843 como alumno sin sueldo en el Banco de San Fernando, desde donde, después de ascender a escribiente auxiliar, pasaría en septiembre de 1853 al Ministerio de Hacienda, en el que transcurriría ya con distintos cargos y funciones toda su carrera administrativa: contador, jefe de negociado, inspector general de Contribuciones, etc.

Elegido como diputado unionista por el distrito de Padrón (La Coruña) en las Cortes Constituyentes del bienio progresista, se le despertó por entonces una apasionada vocación por el mundo periodístico, primero como escritor y, más tarde y de forma esencial, como editor. Y así en 1856 adquirió el célebre Semanario Pintoresco Español, al que, al mismo tiempo que lo modernizó técnicamente, convirtió en palestra frecuentada por autores como Hartzenbusch, Trueba, Martínez de la Rosa, Murguía o Pedro Antonio de Alarcón. Por tal senda, en febrero de 1862, fundaría el semanario El Eco del País, transformado en diario en octubre siguiente y desaparecido por falta de audiencia en 1865. En este año, su partido la Unión Liberal le designará gobernador civil de Pontevedra, en cuyo cometido combatió con éxito una virulenta epidemia de cólera. Diputado de nuevo en 1866, el 16 de marzo de 1867 logrará sacar a la luz en Madrid uno de los diarios más importantes e influyentes del periodismo hispano: El Imparcial, de filiación liberal e independiente. En continuo proceso de modernización y en vanguardia durante largo tiempo en la introducción de toda suerte de adelantos, la “Gloriosa” hizo de él sin disputa el periódico de las elites políticas, sociales y culturales, con tiradas que antes de 1870 rebasaban ya los cuarenta mil ejemplares. Ideólogo y catalizador de las ideas triunfantes con la Septembrina, se erigiría de facto en el órgano de Prim, figura por la que su director manifestaba una singular admiración y una completa sintonía en su sentimiento monárquico.

Resuelto defensor de Amadeo de Saboya, desplegó desde El Imparcial una vasta campaña en pro del consolidamiento de la flamante dinastía, a la que sirviera incluso como ministro de Ultramar en el gabinete constituido por Ruiz Zorrilla en junio de 1872. La gestión que desarrollara en los seis meses en que permaneciera al frente de dicha cartera tuvo su punto culminante en las medidas por las que se reorganizó hondamente la economía cubana, con aplauso generalizado, ausente, sin embargo, en su postura ante la abolición de la esclavitud en la misma isla, ante la que el ministro adoptó una actitud transaccional al abogar en el Congreso por una emancipación escalonada frente a la general propuesta por el famoso intelectual y político cubano Rafael María de Labra.

Pese a que el sexenio revolucionario supusiera el espectacular afianzamiento de El Imparcial como líder de audiencia en los sectores dirigentes de la nación, también este período sometió a ruda prueba algunos de los postulados y señas de identidad del diario con su decidida inclinación por la “monarquía democrática” y la presencia en el Consejo de Ministros de su creador y director, cargo que abandonaría durante dicha experiencia. Resentido de manera momentánea en su ascendiente más que, sorprendentemente, en su tirada, el periódico remontó la hondonera al dar a la estampa Los Lunes de El Imparcial, que desde el instante mismo de su aparición (27 de abril de 1874) habría de erigirse en verdadero dictador del rumbo cultural de la nación, en particular, en campos como la crítica artístico-literaria o la educación, área sobre la que, tiempo adelante, la animosa participación de su editor en los afanes pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza tendría evidente incidencia. Algo reluctante cara al canovismo, el insobornable monarquismo de Gasset frustró la operación que dentro del periódico protagonizaron en 1879 sus redactores de mayor valía para transformarlo en órgano del republicanismo más ardido. Superado poco después tan gran envite con el fracaso de los disidentes —fundadores en el mismo año del diario El Liberal—, un Gasset crecientemente halagado y enaltecido por la restauración alfonsina —sobre todo, una vez llegado al poder el fusionismo sagastino— volcaría sus últimas energías en hacer de El Imparcial el periódico “de mayor circulación en España”, como a partir del 16 de enero de 1882 figuraba, sin desdoro de la exactitud, la cabecera del diario. La adquisición años atrás de la primera rotativa de la prensa nacional —dieciséis mil ejemplares a la hora— o la utilización masiva del servicio telegráfico, en el aspecto técnico, el rigor y riqueza informativos, en el plano doctrinal, junto, entre otros factores, la calidad de página y el interés de las secciones otorgaron en la España de Alfonso XII a El Imparcial y a su empresario una autoridad y crédito, haciendo del diario madrileño, según atestiguaría su asiduo colaborador José de Echegaray en la necrológica de su fundador, un “periódico nacional”.

Fue senador por la provincia de Teruel en 1872- 1873, renunciando a favor de su acta de diputado por La Coruña. En la legislatura de 1883-1884 fue elegido senador vitalicio.

 

Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 43 n.º 4, 49 n.º 1, 54 n.º 1, 60 n.º 16, 63 n.º 7, 65 n.º 3, 71 n.º 16, 83 n.º 3, 90 n.º 3; Archivo del Senado, exps. personales, HIS-0187-03.

M. Ortega y Gasset, Biografía de El Imparcial, Zaragoza, 1956; P. Gómez Aparicio, Historia del periodismo español, vol. II. De la Revolución de Septiembre al desastre colonial, Madrid, Editora Nacional, 1967-1981; A. Espina, El cuarto poder, Madrid, Ediciones Libertarias, 1993; E. Cobo, La Biografía de un pontevedrés ilustre: Eduardo Gasset y Artime, La Coruña, Ediciós do Castro, 1996; J. M. Cuenca Toribio y S. Miranda García, El poder y sus hombres. ¿Por quiénes hemos sido gobernados los españoles? (1705-1998), Madrid, Editorial Actas, 1999; J. C. Sánchez Illán, Prensa y política en la España de la Restauración: Rafael Gasset y “El Imparcial”, Madrid, Biblioteca Nueva, 1999; J. Ortega Spottorno, Los Ortega, Madrid, Editorial Taurus, 2002.

 

José Manuel Cuenca Toribio

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