Herrán y Ureta, Joaquín. Salinas de Añana (Álava), 21.VII.1846 – Berceo (La Rioja), 12.VI.1915. Abogado ilustrado, republicano liberal, masón, alcalde de Vitoria, director del Ferrocarril Vasco-Navarro.
Pertenecía a una familia hidalga, en la que hubo algún padre de Provincia y destacados intelectuales como Fermín Herrán, tío de Joaquín. Familia hidalga muy adinerada que terminó arruinándose por la quiebra del Ferrocarril Vasco-Navarro, la empresa que fundó y dirigió Joaquín entre 1889 y 1903.
Era hijo de Sebastián Herrán Cañas y de María Cruz Ureta Briones. Fue bautizado en la parroquia de San Cristóbal de Salinas de Añana (Álava). Dada la demencia de su padre (1850) y la muerte de su madre (1863), quedó a cargo de su abuelo materno, Andrés de Ureta y Cañas, en Berceo (provincia de Logroño, actual La Rioja). Joaquín se casó con Felicia Ochoa de Aragüen el 19 de febrero de 1883. Tuvieron dos hijos legítimos, María Josefa (1884) y Juan Jesús (1886), a los que Joaquín añadió otro natural, Buenaventura de Herrán y Alda (1875).
En la trayectoria vital de Joaquín podríamos distinguir las siguientes etapas: 1ª: Formativa, hasta 1870 aproximadamente; 2ª: Activista político y cultural de un liberal republicano comprometido en Vitoria (1871-1880); 3ª: Dedicación obsesiva a la construcción y gestión del ferrocarril Anglo-Vasco-Navarro (1880-1903); y 4ª: Vida retirada en Berceo, arruinado en una soledad próxima a la locura.
Realizó los estudios de Derecho Civil y Canónico en la Universidad Central de Madrid (1865-1869). Lejos de ejercer como abogado, los caudales de su familia le permitieron vivir de las rentas.
Pronto se implicó en la vida cultural, económica y política de la capital alavesa, en la que ejerció en numerosas ocasiones cargos de representación, como concejalías o en asociaciones culturales, muchas veces arrastrado por la arrolladora personalidad de su tío Fermín de Herrán y Tejada (seis años más joven que el sobrino Joaquín), promotor y director de múltiples actividades, como la “Academia Alavesa de Ciencias de la Observación”, el Ateneo de Vitoria, “La Academia Cervántica Española de Vitoria” y el Orfeón Alavés.
Masón desde el 14 de diciembre de 1875, tomó parte de forma intensa en la vida política de la época, siempre en el bando liberal, acentuadamente anticarlista, republicano y fuerista. Perteneció al primer ayuntamiento republicano de Vitoria en agosto de 1873, y más tarde, el 9 de octubre, fue elegido alcalde. Fue secretario general de la subcomisión ejecutiva de la Junta Fuerista Liberal, creada el 27 de diciembre de 1875.
De esta época son algunas publicaciones, como su obra más importante, La Cuestión de Fueros: ligeros apuntes en defensa de las Instituciones Vascongadas (1876), una ferviente y documentada apología de los Fueros.
Entre 1880 y 1903 se dedicó obsesivamente a la construcción y gestión del ferrocarril Anglo-Vasco-Navarro, cuyo fracaso lo llevó a la ruina y a la de algunos familiares, y al mismo Joaquín a la locura. La quiebra de la empresa del ferrocarril supuso para Joaquín el fin de su vida activa pública, retirándose a Berceo (Logroño, actual La Rioja) con una profunda desilusión, un estado financiero desastroso y la mayoría de sus bienes hipotecados. En esta última etapa vital se refugió en un misticismo religioso, muy alejado de todas sus pasadas actividades políticas, culturales y financieras, como reflejan su apoyo a la construcción de un Rosario de cristal de una cofradía vitoriana (1895) y los títulos de los tres libros que publicó en 1900 (La divinidad de Nuestro Señor Jesucristo comprobada ante la razón; Conclusiones del debate acerca del tema El Pauperismo; Las tres horas del Viernes Santo).
Resumiendo, el pensamiento político de Joaquín Herrán es evidente que fue liberal, como casi toda su familia, adscrito al histórico Partido Republicano de Emilio Castelar. En La Cuestión de Fueros defendió el régimen foral, al mismo tiempo que reivindicaba las valiosas aportaciones de los vascos al devenir histórico de España, intensificando la imagen del doble patriotismo vasco y español.
Obras de ~: “La Alhambra de Granada o Casa Roja”, en El Ateneo, 2, 8 (1872), págs. 25-42; La Cuestión de Fueros: ligeros apuntes en defensa de las Instituciones Vascongadas, Vitoria, Imprenta y Librería de los Hijos de Manteli, 1876; La divinidad de Nuestro Señor Jesucristo comprobada ante la razón, Vitoria, Imp. de Galo Barrutia, 1900; Conclusiones del debate acerca del tema El Pauperismo, medios prácticos para combatirlo: Ateneo Científico, Literario y Artístico de Vitoria, sustentante socio de este centro Joaquín Herrán y Ureta, Vitoria, Imprenta de Domingo Sar, 1900; Las tres horas del Viernes Santo: Los libre pensadores. El ejemplo. La Iglesia. Los republicanos, Vitoria, Imprenta de Galo Barrutia, 1900.
Bibl.: A. Cánovas del Castillo, “Los antiguos y modernos vascongados: su origen y sosiego secular y su situación e inquietudes actuales”, en Revista de España, XXXIV (1873), págs. 433-481; J. Vidal-Abarca y López, Los Herrán. Historia y genealogía de una familia vasca, Vitoria-Gasteiz, Diputación Foral de Álava, 1993, págs. 267-282; M. González, “Joaquín de Herrán y Ureta, una vida ejemplar”, en Gaceta Municipal de Vitoria-Gasteiz, 77 (diciembre de 2007), pág. 22; G. Martínez Fuentes, “El gorro frigio decimonónico vitoriano: una aproximación al movimiento republicano vitoriano del último cuarto del siglo XIX”, en Vasconia, 38 (2012), págs. 165-199; J. Mª. Sánchez-Prieto, “Constitución, fueros y democracia. Motivaciones, discursos y actitudes políticas con relación a la permanencia o abolición de los fueros vasco-navarros”, en Iura Vasconiae, 9 (2012), págs. 101-157; J. Pérez Mostazo, Cantabri aut vascones. La recepción de la Antigüedad en la cultura histórica vasca del siglo XIX, tesis doctoral, Vitoria, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, 2018.
Antonio Astorgano Abajo