Fernández Rodríguez, Arturo. Gijón (Asturias), 21.II.1929 – Madrid, 4.VII.2019. Actor.
Hijo de Arturo Fernández García y Mª Dolores Rodríguez Fanjul, sus primeros años transcurrieron en Gijón donde cursó estudios en los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Debido a la precaria situación familiar –su padre era un trabajador de la estación ferroviaria de Langreo afiliado a la CNT que tuvo que abandonar España después de 1939, y su madre trabajaba duramente limpiando botellas en una fábrica– pronto tuvo que abandonar los estudios para ponerse a trabajar. Primero, en unos talleres electrodomésticos y luego en un almacén de perfumería. Especialmente dotado para los deportes, intentó fortuna como futbolista y como boxeador con el apodo de “El tigre de Piles”. Sin embargo, la realidad se impuso y en 1949 se trasladó a Madrid decidido a convertirse en actor, subsistiendo en la capital como empleado de una sastrería.
En el teatro comenzó en 1950 en el “Teatro de Cámara y Ensayo” dirigido por Modesto Higueras para integrarse con posterioridad en las Compañías de Conchita Montes y de Rafael Rivelles donde intervino en 1957 en la obra La herencia de Joaquín Calvo Sotelo. Al mismo tiempo comenzó su actividad cinematográfica en la categoría de “extra distinguido” en la película de 1951 La señora de Fátima, dirigida por Rafael Gil. Empezó de tal modo una trayectoria artística volcada simultáneamente en el teatro, el cine y la televisión. Un recorrido sobre el que el actor tenía una opinión muy concreta: “He hecho muchas películas, pero tengo que reconocer que no he tenido suerte en el cine. Solo ha habido tres o cuatro películas importantes. Por eso me aferré al teatro porque aquí creo que es donde he encontrado mi sitio”. Consideraciones tal vez demasiado autocríticas porque, si bien es cierto que participó en muchas películas meramente comerciales, en otras alcanzó una enorme popularidad. Bien fuera por el éxito del que entonces gozaban las protagonistas femeninas: Carmen Sevilla en Camino del Rocio (1966), Rocío Durcal en Cristina Guzmán (1968), Isabel Pantoja en El día que nací yo (1991), y sobre todo Lina Morgan en La tonta del bote (1970); o porque estas películas constituyeron un éxito sociológico como Las chicas de la Cruz Roja (1955), La casa de la Troya (1959), Jandro (1965) o Truhanes (1983) junto a Francisco Rabal y germen de la serie televisiva con el mismo nombre (1993-94).
Además, el actor participó en la creación de dos nuevas líneas cinematográficas, todavía no suficientemente investigadas. Nos referimos al nacimiento del cine negro español y al inicio de la llamada “tercera vía” en el cine de nuestro país. El cine negro alcanzó su auténtica categoría en España a partir de Nunca es demasiado tarde dirigida en 1956 por Julio Coll, uno de sus realizadores favoritos y a cuyas órdenes el actor rodaría su primer papel protagonista. Más tarde vendrán Distrito quinto (1957), La frontera del miedo (1958), Un vaso de whisky (1958) y otras en la década de los cincuenta y comienzos de los sesenta donde Arturo Fernández resaltaba por su timbre de voz y la tesitura bronca de unos personajes muy alejados del tópico del galán. No se olvidaría de estos años José Luís Garci cuando a modo de homenaje le otorgó un papel en su película El crack II en 1981. En cuanto a “la tercera vía” –el intento del productor José Luís Dibildos y el productor y guionista Roberto Bodegas por forjar un cine de apertura ideológica acorde con los nuevos tiempos de la Transición en los años setenta- queda su trabajo en Tocata y fuga de Lolita (1974) de Antonio Drove o Libertad provisional (1976) de Roberto Bodegas.
Pero entre estos rodajes Arturo Fernández siempre volvía a su gran pasión: el teatro. En el Eslava y con la dirección de Luís Escobar había interpretado Un hombre y una mujer (1961) del propio Escobar, y Dulce pájaro de juventud (1962) de Tennesse Willkiams. En 1964 formó compañía propia y sin recibir subvención alguna, hecho del que siempre se vanaglorió, acumuló éxito tras éxito. La tercera palabra (1966) de Alejandro Casona, ¿Quién soy yo? (1967) y Yo soy Brandel (1969) de Juan Ignacio Luca de Tena, La playa vacía (1970) de Jaime Salom…Pato a la naranja de William Douglas Home, estrenada en 1975 y repuesta en 1986, supuso una inflexión en su carrera pues, poco a poco, Arturo Fernández abandonó aquellas piezas donde combinaba comedia con drama y situaciones realistas porque textualmente “…después comprendí que mi camino era la comedia. Y no me equivoqué. Las comedias que interpreto son de glamour, de champán, de Chanel número 5. Mis comedias son altísima comedia”. Homenaje (1980), La chica del asiento de atrás (1983) ambas de Bernard Slade, Esmokin (2001), Esmokin 2 (2003), ambas de Santiago Moncada, La montaña rusa (2008), Los hombres no mienten (2011), ambas de Eric Assous y la última obra que representó hasta el día de su muerte, Alta seducción de María Manuela Reina, en una nueva versión de la original de 1989, constituyen una mínima parte de su extensísima labor teatral, tan irreproducible en estas escasas líneas como la gran cantidad de premios que recibió.
Arturo Fernández renovó el periclitado subgénero de la “alta comedia” decimonónica, creando un personaje y un estilo actoral compuesto de galanura, cierta melancolía y unos cuidados diálogos donde el ingenio se combina con un particular léxico simbolizado en términos como el popular “chatina”. Un auténtico fenómeno sociológico perceptible en todas sus obras, aunque se vistiera de sacerdote como en Enfrentados (2016) de Biel C. Davies. O incluso cuando Albert Boadella en Ensayando a Don Juan (2014) le adjudicara un personaje donde parodiaba su fama de galán. Galanura y cómicos enredos sobre los que reposaban los argumentos de sus series televisivas: La casa de los líos (1996-2000) en Antena 3 Televisión y Como el perro y el gato (2007) en TVE.
Muy discreto en su vida sentimental, el actor solo dejó que trascendieran dos mujeres. La aristócrata catalana María Isabel Sensat con la que se casó en 1967, separándose en 1978 para divorciarse en 1987. Tuvieron tres hijos: María Isabel (1967), Arturo (1970) y María Dolores (1975). Y la abogada Carmen Quesada, su fiel compañera desde 1980 con quien contrajo matrimonio en 2018.
Bibl.: F. Ruíz Ramón, Historia del teatro español siglo XX, Madrid, Ed. Cátedra, 1980; J. A. Hurtado, “Fernández, Arturo” en J. L. Borau (dir) Diccionario del cine español, Madrid, Alianza Editorial-Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, 1998; págs. 347-348; J. Huerta (ed), Historia del teatro español, vol II, Madrid, Gredos, 2000; C. Oliva, Teatro español del siglo XX, Madrid, Síntesis, 2002; G. Torres Nebrera y V. García Ruíz, Historia y Antología del teatro español de posguerra (1940-1975), Madrid, Fundamentos, 2003; J. L. Romo, “Muere Arturo Fernández, el último galán del cine español”, en El Mundo, 4 de julio de 2019; J. Herrero, “Ultima entrevista de Arturo Fernández a La Razón”, en La Razón, 4 de julio de 2019; A. del Moral, “El surrealismo suave”, en El País, 5 de julio de 2019; J. Bravo “El retrato insólito de Arturo Fernández”, en ABC, 8 de julio de 2019; VV. AA., suplemento especial dedicado a Arturo Fernández, en El Comercio, Gijón, 6 de julio de 2019.
Yo soy Arturo Fernández, Documental, (emitido en TVE2, 7 de julio 2019).
María José Conde Guerri