Ribera y Magarino, Juan de. Pisco (Perú), 1588 – Oruro (Bolivia), 1660. Agustino (OSA), catedrático, predicador y obispo.
Juan fue hijo de Alejo de Ribera e Inés de Giraldo, y nieto de Ribera el Viejo, uno de los trece de la Fama y el primer Alcalde de Lima. Antes de ingresar en el Convento San Agustín de Lima estudio en el Real de San Martín. Su inclinación a la vida religiosa agustiniana le llevó a emitir la profesión en el convento de Lima el 18 de febrero de 1612, en manos del prior Diego Verdugo, cuando era maestro de novicios Pedro Altamirano.
Cursó los estudios eclesiásticos en el recién inaugurado Colegio San Ildefonso, donde leyó Teología y Sagrada Escritura durante más de veinticinco años.
En este centro de estudios ejerció el cargo de regente en dos ocasiones. Fue definidor provincial en 1629 y 1645; rector provincial en 1636 por fallecimiento del provincial Lucas de Mendoza, cargo que ocupó hasta el año siguiente, y en cuyo tiempo dejó acabada la torre de la iglesia San Agustín de Lima; prior del convento de Lima en 1641; y prior provincial en 1649.
Cuando desempeñó este cargo construyó la artística sacristía de la iglesia San Agustín de Lima, y estableció el curso de Latinidad y Artes liberales en el Colegio San Ildefonso.
Se graduó de maestro en Artes y doctor en Teología en la Universidad de San Marcos, y por esta Universidad fue catedrático de Artes, de Prima y de Vísperas.
La Cátedra de Sagrada Escritura le fue otorgada por acuerdo unánime del claustro en 1644, de la que tomó posesión el 4 de mayo, y, a petición de la misma Universidad, el rey Felipe IV se la concedió a perpetuidad el 2 de mayo de 1645. En 1657 consiguió la Cátedra de Teología, que ocupó durante un año.
También la Universidad de Lima le nombró examinador oficial de las facultades de Artes y Teología. Fue calificador y consultor del Santo Oficio de la Inquisición.
En sus escritos defendió la Inmaculada Concepción de María.
Juan de Ribera destacó por su amplia cultura y capacidad oratoria, razón por la que era buscado en las solemnidades, fiestas y funerales de grandes personalidades para que predicase. En efecto, en innumerables ocasiones ejerció el ministerio de la predicación, y también con ocasión de la canonización de los mártires del Japón en la iglesia San Francisco de Lima, cuando la canonización de San Pedro Nolasco, y a la muerte de la virreina condesa de Alba y Aliste, fallecida en Madrid, predicó una oración fúnebre.
El virrey le propuso para obispo de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) el 25 de julio de 1657, siendo aceptado por el rey Felipe IV y el papa Inocencio X, confirmándole el 10 de julio de 1659. La diócesis de Santa Cruz de la Sierra había sido erigida por Carlos V el 5 de julio de 1605, por desmembración del obispado de Charcas elevada a metropolitana (1600). Una vez consagrado obispo Juan de Ribera gobernó la diócesis de Santa Cruz de la Sierra desde Misque, capital de la diócesis, hasta su fallecimiento en Oruro en 1660.
León Pinedo dijo del pisqueño Juan de Ribera que era “en erudición rico, en nobleza claro, en predicación insigne, digno de aquel hemistiquio que refiere Ateneo a la estatua de Cleón Tevano: cujus coelum ferit ardua fama. Los ecos de cuya fama hieren la cumbre del cielo”.
Obras de ~: “Carta”, en H. Olivares y Butrón, Concepción de María Purísima, Lima, 1631; Sermón que en el Convento de la Merced desta Ciudad de Lima predicó en la solemnidad de la canonización del Santo Fundador San Pedro Nolasco, el Padre Maestro Fr. Juan de Ribera, de la Orden de San Agustín, Lima, 1632; Alegación a la Cátedra de Prima de Theologia de la Real Universidad de Lima en el Perú, Lima, [c. 1648]; Plática que hizo nuestro muy Reverendo Padre Maestro Fr. Juan de Ribera a esta Provincia de San Agustín nuestro Padre del Perú, junta a la celebración de su capítulo provincial, en que se despide del oficio de Rector Provincial, y exorta [sic] al acierto de la elección venidera, [Lima, 1637].
Bibl.: J. Martín Maldonado, Breve summa (si se puede dar en lo grande) de la Provincia del Perú del Orden de ermitaños de San Agustín Nuestro Padre y de los insignes y memorables conventos, hijos y sujetos que tiene en el estado y siglo presente de este año de 1651, Roma, 1651 (ed. de M. Merino, en “Los agustinos del Perú a mediados del siglo xvii o la ‘Breve Summa’ del P. Juan Martín Maldonado”, en Missionalia Hispanica, 29 [1973], págs. 153, 185-189); B. de Torres, Crónicas agustinianas del Perú, [1657], vol. I (ed. de M. Merino, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1972, págs. 45, 627; vol. II, Madrid, 1972, págs. 46, 229, 247, 254, 565, 567, 591, 595, 713, 741-743, 761); J. Lanteri, Eremi Sacrae Augustinianae. Pars altera in qua agitur de augustinianis episcopis externis qui floruerunt post magnam Ordinis unionem peractam ab Alexandro IV anno MCCLVI. Accedit appendix de Procuratoribus generalibus ejusdem Ordinis, Romae, Typ. Bernardi Morini, 1875, págs. 170-171; I. Monasterio, “Glorias del episcopado peruano”, en España y América, 8/4 (1910), págs. 52-54; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero‑Americana de la Orden de San Agustín, VI, Madrid, 1922, págs. 510-513; E. Hernández, Episcopado agustiniano en América Latina, Santiago de Chile, Ed. Agustinianas, 1981, págs. 49-50; B. Uyarra Cámara, “El Colegio de ‘San Ildefonso’ en Lima”, en Archivo Agustiniano (AA), 74 (1990), pág. 132; G. Martínez, “Catedráticos agustinos en la Universidad Mayor de San Marcos de Lima”, en AA, 76 (1992), págs. 271-272; T. Aparicio, “Apuntes para la historia. Breve noticias de los insignes catedráticos de la Universidad de Lima a la luz de un códice del Archivo Histórico Nacional de Madrid (sig. 239-B)”, en AA, 79 (1995), págs. 417, 418, 420, 421, 424, 430, 431.
Rafael Lazcano González