Aguirre Benito, Francisca. Alicante, 27.X.1930 – Madrid, 13.IV.2019. Poetisa.
Siendo apenas una niña durante la Guerra Civil, siguió con su familia el mismo camino que el Gobierno de la República, que había nombrado Jefe Superior de la Policía en Madrid a su padre, Lorenzo Aguirre, pintor muy conocido en los años treinta y catedrático en la Escuela Politécnica de la Policía, viajando desde Madrid a Valencia, Barcelona y finalmente abandonando España por Francia. Los bombardeos alemanes obligaron a su madre a regresar a España con sus tres hijas. Su padre regresó en 1940, para ser detenido, acusado de apoyo a la rebelión y ejecutado a garrote vil en la prisión de Porlier el 6 de octubre de 1942.
Todos estos acontecimientos marcarán profundamente la vida de Francisca Aguirre, cuya familia sufrió a partir de entonces todas las escaseces de la posguerra.
Tanto ella como sus hermanas asistieron a diversos colegios para hijos de presos políticos, hasta que con apenas quince años comenzó a trabajar como secretaria de empresa. Pero el descubrimiento temprano de la literatura la llevó a proporcionarse una extensa educación autodidacta que compensase esas carencias formativas.
Durante los años cincuenta comenzó a frecuentar el Ateneo de Madrid, asistiendo a las clases que daba allí el poeta José Hierro. En ese medio entró en contacto con otros jóvenes poetas y conoció a Félix Grande, con el que se casó en 1963, y con el que tuvo una hija, Guadalupe. Desde finales de los años sesenta trabajó junto al que será otro de sus maestros literarios, Luis Rosales, en el Instituto de Cultura Hispánica. Pese a pertenecer generacionalmente al grupo de los 50, su primer libro, Ítaca (1972), ganador del premio de poesía “Leopoldo Panero”, apareció tardíamente, tras años de elaboración.
Después de ese primer libro, en el que la experiencia cotidiana se filtraba a través de la mitología clásica, apareció Los trescientos escalones, ganador del premio de poesía Ciudad de Irún en 1977, donde afloran ya abiertamente los recuerdos de su dura infancia, dando el tono de experiencia histórica y existencial que caracterizará a su poesía, poesía de lo vivido. Un año después aparecía La otra música, con el que se cierra un ciclo inicial en su poesía marcado por la creación de un sujeto autobiográfico y un lenguaje crecientemente conversacional. Durante casi dos décadas se sumió en un silencio editorial.
En 1995 aparecieron su libro de relatos Que planche Rosa Luxemburgo (1995), y Espejito, espejito, libro de memorias. Un año después publicó un nuevo libro de poemas, Ensayo general, título bajo el que en el año 2000 recogió toda su obra poética publicada hasta la fecha en la editorial Calambur.
Francisca Aguirre fue galardonada con el Premio Nacional de Poesía en 2011, por Historia de una anatomía.
Obras de ~: Espejito, espejito, San Sebastián de los Reyes, Universidad Popular, 1995; Que planche Rosa Luxemburgo, Toledo, Caja Castilla-La Mancha, 1995; Ensayo general (poesía completa, 1966-2000), Madrid, Calambur, 2000; Confieso que he vivido, 2006 (inéd.); Historia de una anatomía, Madrid, Hiperión, 2010.
Bibl.: J. C. Wilcox, Women poets of Spain, 1860-1990, toward a gynocentric vision, Urbana, University of Illinois Press, 1997, págs. 234-247; E. Miró, “Mester de vida”, en F. Aguirre, Ensayo general (poesía completa, 1966-2000), Madrid, Calambur, 2000, págs. 7-24; R. M.ª Marina Sáez, “El mundo clásico en la poesía de Francisca Aguirre”, en A. M.ª Aldama, M.ª F. del Barrio y A. Espigares (coords.), Nova et vetera: nuevos horizontes de la Filología latina, vol. 2, 2002, págs. 751-759.
Eduardo Hernández Cano
