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Bel-Kasen Mohammed b. Mizzian

Biografía

Mohammed b. Mizzian, Bel-Kasen. El Mizzian. Béni Ensar (Nador, Marruecas), 1.II.1897 –Madrid, 1.V.1975. Militar de los ejércitos de España y Marruecos, en los que alcanzó la máxima graduación.

Hijo de un caíd fiel a España, jefe de la cabila de Mazuza, a la que pertenecía su pueblo natal, la dedicación a la milicia de Mizzian comenzó el 11 de enero de 1911 con ocasión de una estancia en Melilla, el rey Alfonso XIII, visitó la Escuela Indígena, y el profesor Abd el-Krim (quien, años más tarde, lideró la revuelta rifeña contra los españoles) llamó al encerado al alumno Mohamed ben Mizzian quien resolvió un complicado problema de regla de interés y fue capaz de señalar en los mapas de Europa ríos, regiones y capitales. El monarca preguntó al pequeño qué querría ser en el futuro y éste le contestó: “capitán”. A su salida del acto, su padre recibió la promesa del Rey de promover el ingreso del niño en una academia militar española. En 1913, cuando Mizzian cumplió los dieciséis años, Mohammed B. Mizzian ingresó en la Academia de Infantería de Toledo.

Mizzian salió de la Academia en 1916 con el grado de alférez y fue destinado al ejército de África. En el mismo año alcanzó el grado de segundo teniente. Dos años más tarde, ascendió a primer teniente. Durante la Guerra del Rif (1921-1926), al mando de tropas indígenas, luchó contra el que fuera su maestro y, a la sazón, líder de la revuelta rifeña contra los españoles, Abd el-Krim. Herido durante el conocido como Desastre de Annual en 1921, en 1923 ascendió a capitán por méritos de guerra y en 1925 a comandante. Fue durante esta campaña cuando comenzó su relación de amistad con Franco, entonces teniente coronel. Los destinos de Mizzian durante su estancia en África fueron la Policía Indígena de Melilla en 1923, y en ese mismo año, pasó a las Fuerzas Indígenas de Alhucemas en las que permaneció hasta 1929. En ellos, destacó en las acciones en Marruecos. A comienzos de la década de 1930 era ayudante del general del Rif.

En julio de 1936 fue destinado, como comandante, a Melilla y aunque en el informe que la Unión Militar Republicana Antifascista de Melilla hizo llegar al ministro de la Guerra al iniciarse la etapa del Frente Popular, se le citaba entre los cinco únicos comandantes del cuerpo de Regulares sin un sentido específico antirrepublicanola tarde del 17 de julio, al comenzar la sublevación militar que habría de dar origen a la Guerra Civil, Mizzian se unió a los sublevados cuando, a las 5 de la tarde del 17 de julio, el teniente coronel Zanón se puso al habla con el campamento Segangán para salir a Melilla, ciudad que dominaba un puñado de legionarios y regulares. Mizzián, al frente del 2º Tabor del Grupo de Regulares Indígenas Alhucemas nº 5, atacó, junto con otros militares rebeldes, la base de hidroaviones de El Atalayón, en donde resistía un grupo de oficiales leales al gobierno, mandados por el capitán Virgilio Leret.

Triunfante la rebelión en Marruecos, el 14 de agosto de 1936 aterrizó en Jerez de la Frontera y, al mando de sus regulares, tomó parte en la marcha sobre Madrid, en la que él y sus tropas indígenas se destacaron en acciones de combate. En la batalla por la toma de Madrid, fue herido en los combates de la Ciudad Universitaria. Ascendido a teniente coronel, pasó a la columna gallega de socorro a Oviedo. En 1938, ya como coronel y al mando de la 1ª división de Navarra tomó parte en la batalla del Ebro y en la campaña de Cataluña.

Al terminar la Guerra Civil, el general Franco le nombró comandante general de Ceuta. En 1953, fue ascendido a teniente general y se le destinó al mando de la Capitanía General de Galicia y, en 1955, fue nombrado capitán general de Canarias, su último destino en el Ejército español. En 1956, al obtener Marruecos la independencia, el rey Mohammed V le pidió que se encargara de la organización del nuevo Ejército marroquí, por lo que solicitó su baja en el Ejército español, que le fue concedida con fecha 22 de marzo de 1957. En Marruecos, ocupó primero el puesto de inspector de las Fuerzas Armadas Reales y en 1957-1958, junto con el futuro rey Hassan II, dirigió la represión de la sublevación del Rif. En 1964, fue nombrado ministro de Defensa y, el 22 de febrero de 1966, Hassan II le envió como embajador de Marruecos a Madrid. En 1970, volvió a formar parte del gobierno como ministro de Estado y el 17 de noviembre de ese año fue ascendido a mariscal, convirtiéndose en el militar de más alta graduación del Ejército marroquí.

En su larga trayectoria militar, obtuvo múltiples condecoraciones, tales como la Medalla Militar individual, la Cruz Laureada de San Fernando colectiva, once cruces rojas al mérito militar, dos medallas de sufrimientos por la patria y la Gran Cruz del Mérito Militar. El 27 de marzo de 1975, aquejado de una grave enfermedad fue ingresado en el Hospital General del Aire, donde falleció el 1 de mayo siguiente, siendo sus restos trasladados a Marruecos.

 

Bibl.: J. Couceiro Tovar, Hombres que decidieron (17 a 22 de julio de 1936), Rollán, Madrid, 1969, págs. 534; L. Alonso de Pedro y L. Martínez-Kleiser Ventura, Introducción a la historia militar. Siglo XX (1900-1939), Zaragoza, Academia General Militar, 1988; H. Thomas, La guerra civil española, Tomo 2, Barcelona, Grijalbo, 1988, págs. 905, 917; M. Platón, Hablan los militares. Testimonios para la historia (1939-1996), Barcelona, Planeta, 2001, págs. 222, 264; G. Cardona, Franco y sus generales. La manicura del tigre, Madrid, Temas de Hoy, 2001, págs. 72, 177; M. Alonso Baquer, El Ebro, la batalla decisiva de los cien días, Madrid, La Esfera de los libros, 2003; J. M. Ruiz Vidondo, El generalato en España, Basauri, Grafite, 2004; M. Alonso Baquer, Franco y sus generales, Madrid, Santillana, 2005; G. Segura Valero, Ifni. La guerra que silenció Franco, Madrid, Martínez Roca, 2006; L. Molina Franco (coord.), Treinta y seis relatos de la guerra del 36, Valladolid, AF, 2006, págs. 305-310.

 

Jesús María Ruiz Vidondo

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