Vázquez de Parga y Somoza, Manuel. Conde de Pallares (IV). Villalba (Lugo), 13.VI.1828 – Madrid, 12.XI.1908. Político, periodista y ensayista.
Hijo de Antonio Vázquez de Parga y Baamonde y de Manuela Somoza y Pallares, sucedió en el título de conde de Pallares en 1857 por ser el pariente más cercano de Manuel María Taboada y Pallares, III conde de Pallares y primo de su madre Manuela Somoza, que había muerto sin descendencia. Nacido, por tanto, en el seno de una familia perteneciente a la pequeña nobleza gallega (la fidalguía), su carácter de único hijo varón y la temprana muerte de su padre (el niño Manuel sólo contaba con cuatro años de edad) son factores que van a condicionar de un modo decisivo su infancia y juventud. Obligado a madurar rápido, su juventud repite los esquemas de otros vástagos de este grupo social en unos años especialmente convulsos (guerra carlista y primeros pasos de la construcción del Estado liberal): asume, como heredero, el patrimonio familiar y se dota de una formación en Derecho (pasa por las universidades de Salamanca, Santiago de Compostela y Valladolid) entonces casi imprescindible para garantizar una correcta presentación en la vida pública. Su primer contacto serio con el mundo de la prensa se produce ya en 1850, al participar en la fundación y redacción de la Revista de Galicia (Santiago de Compostela), y apenas tres años después (sin haber cumplido los veinticinco) intenta optar, sin éxito, a la representación parlamentaria al presentar su candidatura al Congreso por el distrito de Lugo (ya su padre, Antonio Vázquez de Parga, había sido diputado en el Cádiz de las Cortes). Dos de los ámbitos de actuación que van a marcar su vida pública quedaban así definidos.
Integrado en la agrupación política moderada, accede a su primer escaño en el Congreso en 1857 —año a partir del cual ostenta el título nobiliario de conde de Pallares— (representación que repetirá en 1863, 1871, 1872 y 1876; en 1877 Alfonso XII lo nombra senador vitalicio), y a partir de entonces inicia una actividad multifacética que incluye la participación en iniciativas periodísticas, la lucha por la conexión ferroviaria de Galicia con la Meseta y la reflexión pública sobre los “males” que afectan a la agricultura gallega, tres ámbitos de trabajo que en realidad aparecen muchas veces entremezclados.
Desde los escaños del Congreso y desde las páginas de El Correo de Lugo (1860-1861), no escatima esfuerzos para lograr el ansiado engarce férreo, que, sin embargo, una pléyade de dificultades (desinterés de las constructoras, rivalidades localistas, escasos apoyos económicos, uso fraudulento de las subvenciones públicas) dilatará hasta 1883. Asimismo, desde las páginas de la prensa y desde folletos e informes, se interesa por la situación del agro gallego marcado por la pervivencia de los contratos forales (una variante gallega de la enfiteusis) y por una subdivisión de las explotaciones que dificultaba enormemente la introducción de cualquier reforma en sentido innovador: la redención foral y la concentración parcelaria (junto con la extensión de la enseñanza agrícola y la especialización ganadera) son las recetas que el Conde propone como remedios a esta situación.
La llegada del Sexenio Democrático coge a un moderado como Pallares con el pie cambiado, y hasta un tanto desentrenado de las lides políticas luego de un retiro más o menos voluntario de la vida pública provocado por asuntos personales. Sin embargo, y superado el descoloque inicial, rápidamente su actividad se torna frenética. Militante entusiasta de la opción alfonsina que encabeza Cánovas, funda en 1872 El Eco de Galicia, que desde Lugo se convertirá en el más decidido adalid de la opción monárquica representada por el príncipe Alfonso. Al mismo tiempo, activa sus excelentes contactos en la provincia para lograr salir elegido diputado de oposición en 1871 y 1872, en lo que constituye un alarde claro de fortaleza y de capacidad de liderazgo de todos aquellos descontentos con la marcha del Sexenio.
Los intensos trabajos en los años de vacas flacas rinden sus réditos a partir de 1875 con la Restauración borbónica. El conde se convierte entonces en uno de los referentes fundamentales del Partido Conservador en la provincia de Lugo, y alrededor de su figura logra tejer una espesa malla de contactos clientelares que lo van a consolidar, incluso después de su integración en el Senado (1877), como una figura imprescindible en el juego electoral del turno restaurador. Destaca, especialmente, su papel como protector y sustentador de una de las representaciones parlamentarias más longevas de estos años: la del varias veces ministro Fernando Cos-Gayón como diputado por la circunscripción de Lugo desde 1881 hasta su muerte en 1898.
Había casado en 1851 con M.ª de la Paz de la Riva y Estévez y fueron padres de doce hijos de los que seis murieron sin sucesión a diversas edades.
Obras de ~: Informe presentado a la Junta de Agricultura de la provincia de Lugo por su vice-presidente el Conde de Pallares, en contestación al interrogatorio sobre el estado de la enseñanza agrícola, sobre los medios de contribuir a su propagación y al fomento de la agricultura, Lugo, Imp. Soto Freire, 1862; con J. Pardo-Bazán, Memoria sobre la necesidad de establecer escuelas de Agricultura en Galicia, Madrid, Compañía de Impresores y Librerías, 1862; Memoria y catálogo de la exposición agrícola y de ganados celebrada en Lugo en Octubre de 1867, formada según encargo de la Diputación Provincial por el Conde de Pallares, Lugo, 1868 (inéd.).
Fuentes y bibl.: Archivo del Senado, Exp. personal, HIS- 0329-03; Archivo del Congreso de los Diputados, Serie documentación electoral, 40 n.º 28, 48 n.º 4, 64 n.º 5, 72 n.º 7 y 78 n.º 7.
X. R. Veiga Alonso, Progreso, prensa e ferrocarrís en Galicia. A actividade do conde de Pallares (1855-1883), Lugo, Diputación Provincial de Lugo, 1996; O conde de Pallares e o seu tempo, 1828-1908. Aproximación ao activismo das elites na Galicia decimonónica, Lugo, Diputación Provincial, 1999; H. M. Bértolo Ballesteros y L. Ferro Pego, “Un conde de Pallares en Santa Mariña de Ribeira, A Estrada”, en A Estrada. Miscelánea histórica e cultural, n.º 12 (2009), págs. 295-314.
Xosé Ramón Veiga Alonso
