Marsans, Lluis. Barcelona, 31.XII.1930 - 16.I.2015. Pintor.
Tuvo una educación autodidacta y una madre protectora que le alentó y le potenció su temperamento artístico y su radicalidad vital. Después de un aprendizaje en el estudio del pintor Ramón Rogent, prosiguió sus investigaciones técnicas y estéticas en solitario hasta quemar toda su obra y aprender caligrafía china con objeto de dominar la línea, el trazo, el pincel, y contemplar el oficio de pintor como tal, además de frecuentar los talleres de pintura antigua, para conocer los secretos de cocina de la pátina del tiempo. Al tiempo conoce bien el campo de la edición a través de su trabajo en la editorial de su tío Ramón Juliá —RM— especializada en libros de arte y poesía. Fruto de todo ello son los once dibujos para las Historias extraordinarias de Edgar Allan Poe y las ilustraciones de À la recherche du temps perdu de Marcel Proust que expone en 1972 en la Galería 13 de Barcelona y en el Museo Balzac de París en 1982.
O la serie de Bibliotecas que repite obstinadamente y donde nada queda anulado por lo que sigue. Libros, partituras musicales, ramos de flores silvestres, cajas de todos los tamaños, “en busca de una exactitud que no es matemática”, en palabras del artista.
Tonos cálidos y untuosos que se sobreponen a la fría estructuración de la composición con gran cortesía y finura. Son bodegones que aparecen como una necesidad de dotar de un sentido sagrado a lo profano, de introducir la religión en la cotidianidad, y de ofrecer un soporte a la meditación del sentido de la vida.
Son vánitas que aluden a la fugacidad de la existencia.
Un microcosmos en el que tantas veces el reloj o el metrónomo que marca el tiempo musical son los testigos insistentes de la frecuencia inexorable.
A partir de 1980, de la mano del galerista Claude Bernard expone regularmente en París, esporádicamente en Madrid (Arco, 1989), Nueva York (1986), Washington (1985) y viaja a Venecia (1990), tema de una serie de obras en las que plasma la ciudad atrapada por el tiempo. Otra de las ciudades que ha ocupado parte de su pintura es la Barcelona natal, la ciudad donde vive y trabaja: una sucesión de fachadas y calles vacías cuya desolación es al tiempo perturbadora y atemporal: muros enmohecidos, balcones vacíos y ventanas cerradas a cal y canto, escenarios abandonados de casas derruidas, vistas a punto de borrarse en donde la ausencia del color, y la línea apenas perceptible del lápiz, contribuye a crear una atmósfera asfixiante. Las distintas gradaciones del grafito que dibuja sutilmente líneas, apenas perceptibles, y las lánguidas sombras que atraviesan y extienden sus velas grisáceas frente a la claridad, y los ritmos persistentes que marcan el vacío y el lleno son la expresión de la levedad. El orden matemático está presente en la sucesión de tangentes y paralelas, las abscisas y diagonales, ejes y perpendiculares que estructuran la confusa realidad que aparece pasada por el tamiz del tiempo.
Desde aquellas creaciones efímeras, evanescentes, del Cadaqués de los años sesenta, bajo la influencia de Marcel Duchamp, en donde el tiempo es captado en su frecuencia más fugitiva —6 Cils— hasta los cuadros más trabajados, más envejecidos, y lentamente aprehendidos en el reposo de su cotidianidad hay un leit motif que recorre esta obra que busca la intemporalidad. Y que se mueve en la frontera entre la fragilidad de la vida y el instinto de muerte, dentro de una estética refinada y erudita, no exenta de dandismo y un tanto decadente. Mediante un deliberado pequeño formato y la refinada discreción y exquisitez de una técnica mixta sofisticada, es elocuente el bagaje de civilización y de cultura que respira el conjunto de su creación, tanto en el conocimiento de las vanguardias históricas como en el de los secretos de la gran pintura.
Obras de ~: Suite Anonyme, 1978; Paraíso perdido, 1978; Sur la table de nuit, 1980; Calle, 1980; El Piano II, 1991; La Salute III, 1991.
Bibl.: R. Santos Torroella, “Luis Marsans y su diario personal”, en Destino, 25 de mayo de 1978; M. Fumaroli, Luis Marsans, catálogo de exposición, Paris, Galerie Claude Bernard, 1984; G. Raillard, “Les illustrateurs de Proust”, en La Quinzaine littéraire (1-15 de febrero de 1983); P. Skira, La nature morte, Ginebra, Albert Skira, 1989; VV. AA., Luis Marsans. Del concepto a la representación, catálogo de exposición, Barcelona, Palau de la Virreina-Ajuntament de Barcelona, 1995.
María del Mar Arnús