Escario Molina, Joaquín. Játiva (Valencia), 9.VI.1818 – La Habana (Cuba), 14.VI.1869. Abogado y político.
Nació en el seno de una familia de militares, hijo de Joaquín Escario Carrasco, natural de Orense, que destacó en la batalla de Espinosa de la Guerra de la Independencia, teniente coronel del Real Cuerpo de Artillería, luego brigadier, gobernador político y militar de Santiago de Cuba (1839), y de Rosalía Molina y Lacy, natural de Tudela de Navarra, de ascendencia gallega. Al Ejército pertenecieron sus familiares, por referirnos a los más allegados: sus abuelos, Pascual Escario y Miguel Molina, teniente coronel y capitán de infantería respectivamente, y su hermano Jacobo Escario, teniente coronel del Real Cuerpo de Artillería. La tradición militar y el apoyo paterno encaminaron los primeros pasos de Joaquín. La reina gobernadora María Cristina, en atención a la solicitud de su padre y de sus servicios como segundo cabo y subinspector de la tropa en Puerto Rico, accedió a conceder a su hijo Joaquín el empleo de subteniente, en principio sin sueldo hasta producirse una vacante. Así, Joaquín ingresó el 3 de octubre de 1836 como subteniente de Infantería y, desde el 14 de julio de 1837, ascendió a alférez del regimiento de Milicias Disciplinadas de Caballería de Puerto Rico hasta 1843. Su hoja de servicios computa casi siete años, pero observa que no se ha ofrecido en campañas ni presentado al cuerpo por estar con licencia en Madrid. En efecto, Joaquín la obtuvo por Real Orden de 23 de septiembre 1837, para seguir en dicho cuerpo sin prestar servicio a fin de estudiar en Madrid e ingresar en el Cuerpo de Ingenieros; esta concesión de la Reina gobernadora premia a su padre y, más aún, que en los campos de Navarra acababa de perder la vida su hermano Jacabo defendiendo los derechos del trono de Isabel II frente a su tío don Carlos.
Joaquín Escario nunca estudió para ingresar en la Academia de Ingenieros, cursó Derecho, lo ejerció y perteneció al Colegio de Abogados de Madrid desde 1841, domiciliado en Caballero de Gracia, 19. Informado el capitán general de Castilla la Nueva y comprobado su abandono de la milicia, Joaquín Escario acabó su relación con el Ejército. Por su carta al director general de Infantería en septiembre de 1858, se colige que fue destinado a la carrera civil por Real Orden de 27 de julio de 1843, nombrado oficial auxiliar de planta de la secretaría del Ministerio de la Gobernación con 8.000 reales anuales. En 1844 fue secretario segundo del Ateneo Científico, Literario y Artístico y vicesecretario de su primera sección, y sólo socio entre 1847 y 1852, cuando sirvió como jefe político en varias provincias hasta los primeros años cincuenta. Según Juan Martín Carramolino, fue gobernador de Ávila y entre sus labores mejoró la decoración del Teatro. Avanzados los años cincuenta, fue nombrado director general de Establecimientos Penales del Rey; por Real Orden de 26 de octubre de 1859, intendente general de Ejército y Hacienda de las Filipinas; por Real Decreto de 1 de marzo de 1862, director general de Propiedades y Derechos del Estado y, por Real Decreto de 25 de marzo de 1864, director de Contribuciones. Compatibilizó estos cargos con la política, elegido diputado a Cortes por las filas moderadas por el distrito abulense de Piedrahíta en 1857, 1858, 1861, 1862, 1863 y por Ávila en 1865 y 1869. Aunque siempre renunció pronto por sus cargos, participó con algún discurso y en las comisiones de crédito, etiqueta, ley hipotecaria, varias de pensiones y reelección de diputados, tierras comunales, código penal, presupuestos, el canal de Urgel o la de los carbones de La Habana. Por última vez, renunció a su escaño en marzo de 1869 por ser nombrado intendente de Cuba.
Fuentes y bibl.: Archivo del Congreso de los Diputados, Serie Documentación Electoral, 39 n.º 5, 42 n.º 5, 45 n.º 1, 42 n.º 5, 46 n.º 5, 53 n.º 6 y 60 n.º 5.
J. M. C arramolino, Historia de Ávila, su provincia y obispado, t. I, Madrid, Librería Española, 1872, págs. 324 y 464.
Pilar Calvo Caballero