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Diego Maroto

Biografía

Maroto, Diego. Trujillo (Perú), c. 1617 – Lima (Perú), 1696 o 1997. Maestro mayor de obras de la catedral de Lima (Perú) y alarife de la misma capital.

Nació, probablemente, en Trujillo (Perú), hacia 1617, pues en una declaración de 1689 “pasaban de setenta y tres” sus años. Son desconocidas las dos primeras décadas de la vida del joven albañil que, hacia 1643, sólo había realizado obras menores en la ciudad trujillana, donde residió. Allí concertó, en 1642, las obras para la capilla lateral de la iglesia de Santo Domingo. Al año siguiente, partió hacia Lima para ingresar en el noviciado del convento de Santo Domingo como religioso lego, aunque su salud era precaria.

En el convento convivió con el maestro mayor fray Juan García, a quien sucedió, desde 1645, en las que debieron ser sus primeras actividades profesionales. A mediados del mismo año era ya alarife de la capital.

Realizó cuatro viajes de reconocimiento a las minas de Huancavelica (Perú), para informar al virrey sobre los reparos de la mina real de azogue, ejecutando varios peritajes. Su primer viaje tuvo lugar en agosto de 1645; el segundo en marzo de 1649.

En 1647, diseñó las primeras obras para el colegio de Santo Tomás, realizadas por el maestro Mateo de Olivera. En 1649, comprometió con el maestro Domingo Alonso la portada del monasterio de la Limpia Concepción, para el que trazó también el campanario, en 1653, año en el que preparó otras obras para el colegio de Santo Tomás.

Tras el terremoto acaecido en 1650 en Cuzco, viajó a la ciudad serrana para reconstruir varios edificios, participando en las obras de la iglesia de la Merced, entre 1650 y 1652. Ya en Lima, en enero de 1653, supervisó el campanario de la Concepción. El 22 de mayo, inspeccionó el claustro de Santa Catalina.

Asumió el cargo de maestro mayor catedralicio hacia 1653, siendo maestro mayor de fábricas reales desde la muerte de Noguera, en 1656. Por esas fechas, el terremoto de 1655 había dañado las bóvedas del principal templo, haciéndose cargo de sus reparos y de la reconstrucción del edificio de la Inquisición; obra que originó un largo expediente para cobrar su salario, participando en varios peritajes los mejores artífices del momento; un asunto que dejó aflorar cierta enemistad hacia el alarife por parte del maestro Manuel de Escobar y de su protector Vasconcelos.

En 1656, tasó la portada de Copacabana concertada, en 1653, por Asensio de Salas. Al año siguiente, se ocupó de la construcción de la portada y de la bóveda vaída de la iglesia del monasterio del Prado. El 4 de julio participó en el informe sobre el estado de la catedral limeña. Dirigió la construcción de la iglesia del Sagrario, obra que suscitó la oposición de los canónigos por disconformidad de criterios y un dilatado pleito que, a la larga, no vino sino a reforzar aún más su autoridad como perito.

El 6 de diciembre de 1657, concertó la armadura de la iglesia de los Niños Huérfanos. Dos años después, diseñó la portada de Nuestra Señora del Prado, construida por el artesano Diego de la Gama. Una de sus obras maestras fue la espectacular torre de Santo Domingo, concertada por fray Martín Meléndez con el maestro Francisco Cano Melgarejo, el 21 de marzo de 1659. Más adelante, Cano levantó la gran escalera del convento, siguiendo su traza. Diseñó, en 1660, las andas de plata para su convento. Al año siguiente, trazó la espadaña del monasterio de la Encarnación.

Recibió el título de examinador de alarifes el 14 de febrero de 1662, año en el que supervisó la obra del claustro del colegio de Estudios de Gramática de San Pablo, construido por Domingo Alonso. Dirigió, desde agosto de 1663, las obras del colegio de Santo Tomás. En mayo de 1664, viajó por tercera vez a Huancavelica, volviendo a Lima en agosto, para informar sobre la obra de una celda construida en Santa Catalina.

Proyectó, en mayo de 1665, el claustro redondo de Santo Tomás, trabajándolo el maestro Lorenzo de los Ríos. En noviembre de este año, un numeroso grupo de maestros y alarifes le apoyaron en sus obras del Sagrario; entre ellos Ibarra, Fernández de Valdés, Garay, Mansilla o Alonso, frente a las opiniones discrepantes de Vasconcelos y Escobar. En 1666, reconstruyó la iglesia de Santo Domingo.

Reparó las murallas del puerto de Callao, en 1667.

El 22 de julio proyectó un santuario sobre el coro de la iglesia de la Trinidad. Al año siguiente, trazó las portadas para la portería e iglesia de la Concepción, ejecutadas por Alonso en junio. El 20 de febrero de 1670, reconoció la zanja de los puquios de la caja de agua y, en febrero de 1671, tasó el claustro del colegio de la Merced, junto a Ibarra y Egoaguirre.

Realizó un último viaje a Huancavelica en noviembre de 1681, época en la que terminó la capilla de la sacristía de la catedral limeña. En 1683 diseñó unos arcos para el claustro de la Magdalena y la espadaña de la Trinidad.

Tras el terremoto de 1687, se ocupó de inspeccionar la capilla de la cárcel y de valorar las reconstrucciones del palacio arzobispal y de la catedral; esta última junto al maestro Escobar. El 17 de agosto de 1688, firmó la memoria para el templo; uno de los documentos más importantes de la arquitectura virreinal limeña, al ratificar el cambio de los materiales de cal y ladrillo por los más ligeros de cedro y yeso para las bóvedas.

Realizó el proyecto para los reparos de la Real Universidad, en 1688, introduciendo en la portada el escalonamiento lateral de planos tan característicos del barroco limeño.

El 9 de enero de 1690, cansado por la edad y una larga enfermedad, extendió el nombramiento de ayudante, en el cargo de maestro de la catedral, a favor del alarife Juan Íñigo de Eraso, aunque se siguió ocupando de la reconstrucción de la espadaña de la cárcel.

Su dilatada y variada actividad presenta a un artífice tradicionalista en las formas y renovador en las tecnologías empleadas, según ha investigado San Cristóbal.

Murió, tras una larga enfermedad, hacia mediados de 1696, o 1697, cuando desaparecen sus registros documentales.

En las actas capitulares de la Orden de Predicadores aparece, el 24 de julio de 1697, entre los fallecidos del convento.

 

Obras de ~: Capilla lateral de la iglesia de Santo Domingo, Trujillo, 1642; Portada y campanario del monasterio de la Limpia Concepción, Lima, 1647-1653; Obras en el colegio de Santo Tomás, Lima, 1647-1666; Campanario de la Concepción, Lima, 1653; Claustro de Santa Catalina, Lima, 1653; Reconstrucción de las casas de la Inquisición, Lima, 1655-1666; Bóveda y portada de la iglesia del Prado, Lima, 1657; Cubierta de la iglesia de los Niños Huérfanos, Lima, 1657; Iglesia del Sagrario, Lima, 1657-1681; Reconstrucciones de la catedral de Lima, 1657- 1667 y 1687-1697; Portada de Nuestra Señora del Prado, Lima, 1659; Escalera y torre de Santo Domingo, Lima, 1659; Diseño de unas andas para el convento de Santo Domingo, Lima, 1660; Espadaña de la Encarnación, Lima, 1661; Colegio de Estudios de Gramática de San Pablo, Lima, 1662; Reconversión de la iglesia de Santo Domingo, Lima, 1666; Reconstrucción de las murallas, Callao, 1667; Santuario en la Trinidad, Lima, 1667; Portadas de la Concepción, Lima, 1668; Claustro de la Merced, Lima, 1670; Espadaña de la Trinidad, Lima, 1683; Reconstrucción de la Real Universidad, Lima, 1688; Espadaña de la cárcel, Lima, 1692.

 

Bibl.: E. Harth-Terré, Artífices en el Virreinato del Perú, Lima, Imprenta Torres Aguirre, 1945, págs. 202-210 y 220; G. Lohmann Villena, Las minas de Huancavelica en los siglos XVII y XVIII, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1949, pág. 462; Las defensas militares de Lima y Callao, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1964; R. Vargas Ugarte, Ensayo de un diccionario de artífices de la América Meridional, Burgos, Imprenta Aldecoa, 1968, págs. 256-259; J. Bernales Ballesteros, Lima, la ciudad y sus monumentos, Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1972, págs. 205-208; A. San Cristóbal, “La bóveda y la portada de la iglesia de Nuestra Señora del Prado”, en Revista de la Universidad Ricardo Palma (Lima), n.º 4 (1981), págs. 3-21; A. San Cristóbal Sebastián, “El claustro redondo del Colegio de Santo Tomás”, en Revista Histórica (Lima, Academia Nacional de Historia), t. XXXIII (1987-1989), págs. 171-208; R. Ramos Sosa, Arte festivo en Lima virreinal, Sevilla, Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, 1992, pág. 220; A. San Cristóbal, La Catedral de Lima: estudios y documentos, Lima, Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima, 1996, págs. 100 y 110; Fray Diego Maroto, alarife de Lima (1617- 1696), Lima, Epígrafe, 1996; La casa virreinal limeña de 1570 a 1687, Lima, Fondo editorial del Congreso del Perú, 2004, pág. 749; “La capilla de La Inquisición”, ed. digital de la Biblioteca del Congreso del Perú, en http://www.congreso.gob.

pe/museo/inquisición/capilla.pdf.

 

María Dolores Crespo Rodríguez