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Francisco Javier Sampere Ramonichk

Biografía

Sampere Ramonichk, Francisco Javier. Cervera (Lérida), 1739 – Salamanca, 23.III.1810. Canonista y catedrático de Retórica de la Universidad de Salamanca.

Hasta 1766 se cuenta con el currículo que presentó para opositar a la Cátedra de Retórica de la Universidad de Salamanca. Se sabe que Francisco Javier Sampere era natural de la fidelísima ciudad de Cervera, obispado de Solsona, en el Principado de Cataluña, donde había nacido en 1739, y que, en su calidad de doctor en Filosofía, pertenecía al Gremio y Claustro de aquella Universidad.

El padre Ignacio Casanovas ha descrito el ambiente de “una poderosa y sana renovación humanística y jurídica” que se vivía en la Universidad de Cervera provocada por la escuela de Finestres. Toda una escuela de escritores, profesores y discípulos, perfecta en latinidad, en helenismo, en gusto estético y literario, donde no era posible desear más. Sampere ingresó en la Universidad de Cervera en el curso 1754-1755, cuando pasaba por uno de sus momentos de mayor esplendor, pues eran profesores de la misma o del Colegio jesuítico anexo prestigiosos humanistas como Bartolomé Pou (1727-1802), uno de los compañeros más inteligentes y entusiastas de la tertulia de José Finestres, el padre Mateo Aymerich y, sobre todo, Blas Larraz.

Cursó tres años de Retórica (1754-1757) y en el último tuvo un certamen greco-latino ex Decreto Cervarienses Academiae, en que vertió y expuso en español “los autores de primera clase tanto latinos como griegos, y compuso varias especies de oraciones y versos, con aplauso de toda la universidad que estaba presente” (Archivo de la Universidad de Salamanca [AUS], Libro 1012). En estos tres años se forjó su vocación por la enseñanza de la Retórica, sin duda influenciado por el citado Larraz, el magnífico catedrático de la Universidad de Cervera desde 1750 hasta la expulsión de 1767, el cual había elevado el nivel de la Cátedra de Humanidades y había hecho de la misma el principal instrumento de cultura clásica para los profesores y estudiantes de la Universidad catalana.

Ingresó más tarde en la Facultad de Filosofía durante otros tres años (1757-1760): “Consta también que asistió tres años completos a la cátedra de filosofía, en los que cumplió exactamente con las conferencias diarias, defendiendo todas las cuestiones que por turno le tocaron, siempre que le fue mandado. Tuvo varios argumentos y réplicas en los actos literarios de filosofía de dicha universidad de Cervera. Consta asimismo que el último año del curso de filosofía fue electo para defender un acto mayor en dicha universidad, defendiendo toda la filosofía aristotélica y mucha parte de la moderna, habiendo su maestro mandado imprimir para este fin un tomito de cuarto mayor en diez pliegos y medio, en cuyo acto arguyeron varios catedráticos y doctores. Recibió en dicha Universidad de Cervera el grado de bachiller en filosofía, con examen riguroso, el que obtiene con todos los honores de nemine discrepante” (AUS, Libro 1012).

Hizo el correspondiente año de pasantía (1757- 1758), exigido para optar a los grados mayores, en que, como a bachiller pasante en esta Facultad de Filosofía, presidió un acto de conclusiones, previo a la obtención del grado de licenciado, en el que argumentó contra el nuevo sistema de los Turbines de Cartesio, diciendo por espacio de una hora una oración que compuso, llena de erudición, historia y varias doctrinas. Recibió en dicha Universidad de Cervera el grado de licenciado en la Facultad de Filosofía, habiendo precedido las funciones que son de práctica, en que fue aprobado nemine discrepante, con todos los honores que se dan a los más beneméritos. También recibió en la misma Universidad de Cervera el grado de doctor en Filosofía, con la solemnidad acostumbrada y pública función, durante el curso 1758-1759.

Mientras continuaba estudiando Leyes, hizo oposiciones a cátedras y varias sustituciones. Leyó de oposición tres veces a las Cátedras de Regencia de Filosofía de dicha Universidad: en cada una de ellas argumentó durante una hora sobre los Phísicos de Aristóteles. Sustituyó diferentes veces las Cátedras de Filosofía por ausencias y enfermedades de los catedráticos. Con cierta capacidad de liderazgo, Sampere fue elegido entre los alumnos de la congregación de la Purísima Concepción de María de Cervera para defender un acto de conclusiones de Filosofía, lo que efectuó con aplauso de toda la congregación.

Durante seis cursos estudió en la Facultad de Leyes de la Universidad de Cervera (1759-1765). Defendió un acto de conclusiones sobre las Instituciones del emperador Justiniano y fue también elegido entre todos sus condiscípulos para argumentar el acto mayor de leyes pro universitate en las fiestas anuales que dicha Universidad consagró a su patrona la Purísima Concepción de María, argumentando sobre los títulos del Digesto Viejo y Código de Inofficioso Testamento. En premio de haber defendido el mencionado acto mayor pro universitate en dichas fiestas, la Universidad le dio el grado de bachiller en Leyes gratis, en el curso 1762-1763, pasando por el examen riguroso acostumbrado, cuyo grado obtuvo con todos los honores, nemine discrepante.

El año 1762 fue uno de los que cabría llamar trascendentales para la Universidad de Cervera, pues se nombró nuevo canciller de la Universidad y, acabado el curso 1762-1763, abandonaron la ciudad los magníficos humanistas Mateo Aymerich y Luciano Gallissá, pero permaneció el catedrático de elocuencia Blas Larraz, a cuyas clases continuó asistiendo el flamante bachiller en Leyes, al mismo tiempo que seguía los trámites académicos para conseguir la licenciatura en dicha Facultad. Hizo los dos años correspondientes a la pasantía de la Facultad de Leyes, en los cursos 1763-1764 y 1764-1765, durante los cuales presidió dos actos de conclusiones: uno sobre el título Negotiis gestis, y el otro sobre el título Depositi vel contra del Digesto Viejo. Con su presidencia corroboró varias veces en actos pro universitate de Leyes los argumentos propuestos por los estudiantes de dicha Facultad. Durante estos dos años sustituyó diferentes Cátedras de Leyes por ausencias y enfermedades de los catedráticos. Al final del curso 1764-1765, “leyó de repetición para obtener el grado de licenciado en leyes, a la ley 1.ª Código de Naufragiis, diciendo por espacio de una hora una oración que compuso muy erudita”, por lo que, el día de 22 de abril de 1765, recibió el grado de licenciado en Leyes en dicha Universidad de Cervera, con todos los honores y el de nemine discrepante “que se dan a los más beneméritos” (AUS, Libro 1012).

Durante los dos años que van desde la obtención del grados de bachiller y el de licenciado en Leyes, ejerció la docencia como “repasante” de la Facultad de Leyes a los estudiantes de Leyes del tercer año. Pero su afición a las humanidades, en especial a la retórica, le llevó a continuar asistiendo a las clases que impartía el padre Larraz, a pesar de estar matriculado en la Facultad de Leyes, durante los cursos 1761-1762 al 1764- 1765: “Finamente consta que siendo doctor en filosofía, asistió por espacio de cuatro años enteros a la cátedra de retórica en la Universidad de Cervera en concurso de otros muchos graduados” (AUS, Libro 1012). La huella del catedrático padre Larraz en Sampere fue profunda. Hervás, al ponderar la actividad docente de Larraz en Cervera, revela que “entre sus discípulos, Larraz veía algunas veces a los doctores y profesores públicos de la universidad: tanto ésta distinguía y honraba su mérito singular y se aprovechaba de los frutos de su acertada elección”. La personalidad de Larraz era realmente atractiva, según confiesan unánimemente sus coetáneos. El austero José Finestres dice de su discípulo Larraz: “su voz y acción es igual a su elocuencia y la hace resaltar extremadamente”.

Sin embargo, a la altura de mediados de 1765, las perspectivas profesionales de docencia en Universidad de Cervera en los campos jurídicos y humanísticos eran pocas y estaban copados por los discípulos de Finestres y por la excelente generación de jesuitas reunidos en Cervera, por lo que Sampere, cumplidos ya los veintiséis años, decidió emigrar a la Universidad de más prestigio de España, la de Salamanca.

El curso 1765-1766, el primero de Sampere en la ciudad del Tormes, fue muy activo y fructífero académica y profesionalmente. Por su edad y por su mejor capacitación intelectual, “el doctor don Francisco Javier Sampere fue elegido y nombrado por consiliario de la Corona de Aragón por el claustro de rector y consiliarios de esta universidad de Salamanca, el día 10 de noviembre de 1765, y como tal asiste a los claustros plenos y de rector y consiliarios para resolver lo más conveniente, votando con mucho acierto y cuidado” (AUS, Libro 1012).

Simultáneamente se matriculó en la Facultad de Cánones, con la finalidad de preparar las convalidaciones oportunas para conseguir el grado de bachiller por la Universidad de Salamanca, necesario para poder opositar a cualquiera de sus cátedras. En consecuencia, el 19 de diciembre de 1765 incorporó a esta misma Universidad los grados de bachiller en Filosofía y Leyes recibidos en la Universidad de Cervera. No hubo ningún problema con la convalidación, por lo que se le confirió también el grado de bachiller en Cánones por la Universidad de Salamanca en el mismo mes de diciembre de 1765. Ya con el título de bachiller, consiguió “explicar de extraordinario en las escuelas de esta Universidad de Salamanca en el curso de 1765 en 1766” (AUS, Libro 1012). Comenzó a hacer currículo académico con varias sustituciones, nombrado por el rector, en la Cátedra de Prima de Cánones y en la de Retórica, durante gran parte del curso, pues el propietario, Miguel Salgado, se había trasladado a Zamora (“Sustituyó también por espacio de cinco meses y medio la cátedra de Retórica”, AUS, Libro 1012). Además, asistió durante todo el curso “con gran aprovechamiento” a la explicación de Cosmografía, impartida por el catedrático de Matemáticas Isidoro Ortiz Villarroel.

Al mismo tiempo, hizo cuatro oposiciones a lo largo del curso 1765-1766: a las Cátedras de Artes, Lógica Magna, Retórica y Sagrados Cánones de la Universidad de Salamanca. En la que hizo a la de propiedad de Retórica disertó sobre el capítulo 17 del libro I de Quintiliano, de Musices laudibus et eius utilitate, durante una hora, con otra de argumentos de dos de sus coopositores, “con mucho lucimiento, crédito y aplauso de sus oyentes” (AUS, Libro 1012). El claustro del rector, Francisco Plácido Maldonado, y consiliarios, entre los que se encontraba el mismo Sampere, se había reunido el 27 de enero de 1766 para publicar la vacante. El 2 de julio se asignaron los puntos a Sampere. Realizados los ejercicios de la oposición entre junio y julio de 1766, se elevó al Rey el expediente en el que se resumían los “títulos” de los opositores, en cuadernillo impreso, fechado en Salamanca el 25 de agosto de 1766. El Consejo de Castilla, en su sesión del 2 de octubre de 1766, propuso al Rey para dicha Cátedra de Retórica a Sampere.

Ese mismo curso 1765-1766 empezó a ejercitarse como abogado en el gabinete del doctor Manuel Blengua, “del gremio y claustro de esta universidad”, y después catedrático de Leyes, quien certificó que “el expresado don Francisco Javier Sampere ha asistido a su estudio de práctica, en el que se ha instruido en el manejo y práctica de los pleitos, con gran aprovechamiento, en este curso de 1765 en 1766”. En efecto, el ejercicio de la abogacía le suplió el miserable salario de la Cátedra de Retórica, durante muchos años. Porque había el inconveniente de tener que compartir su sueldo con el anterior catedrático jubilado, maestro José Hernández, quien se quedaba con el sesenta por ciento del salario. Era una cátedra dotada de muchos laureles y de muy poco dinero.

Transcurrieron catorce años de estrecheces económicas para Sampere, “los seis primeros sin renta alguna y los restantes con 40 florines” (AUS, Libros de Claustros, 242), hasta que en el claustro pleno del 29 de noviembre de 1780 Sampere logró que se sacase a oposición la Cátedra de Prima de Letras Humanas con sólo 40 florines de renta, reservándose los 60 restantes para la de Retórica, ocupada por él mismo. Ganada la oposición de Humanidades por el poeta Meléndez Valdés, provocó un enfrentamiento en el interior del Colegio de Lenguas entre 1781 y 1784 (Astorgano, 2001). Las aguas volvieron al cauce de la paz a partir de 1785 y Meléndez y Sampere convivieron pacíficamente en la Junta o Colegio de Lenguas hasta 1788, año en que Sampere se trasladó a la Cátedra de Historia Eclesiástica en la Facultad de Cánones.

Sampere era un intelectual inquiero y continuó estudiando Cánones, de manera que tomó el grado de licenciado en esa Facultad el 14 de abril de 1768 y el de doctor el 21 de octubre de 1771; se aprovechó, a este respecto, de las ventajas legales que permitían a los catedráticos de Cátedras de Humanidades doctorarse con media propina, lo que supuso una innovación y provocó cierto enfrentamiento con la inmovilista Facultad de Cánones, que zanjó una carta-orden del Consejo de Castilla, a favor de Sampere, leída y obedecida en el claustro pleno del 10 de octubre de 1771. En su calidad de catedrático de Retórica, y de acuerdo con el nuevo Plan de Estudios (1771), fue nombrado por el Consejo de Castilla director de los Estudios de Gramática, Latinidad y Lenguas de la Universidad, y se le atribuía el honor de leer el discurso inaugural de cada curso. Ésta es la razón por la que escribió las Oraciones inaugurales de curso que disponía el referido Plan que fueron leídas por él, desde 1771 en adelante, el día de San Lucas. Pero la aspiración de Sampere era pasar de la poco rentable económicamente Cátedra de Retórica a otra de una Facultad Mayor, en concreto de la Facultad de Cánones. A ese fin hizo varias oposiciones a cátedras de dicha Facultad y el 20 de junio de 1788 ganó la Cátedra de Historia Eclesiástica. La razón de la tardanza en el ascenso a una Cátedra jurídica es que Sempere, en la leguleya Universidad de Salamanca, estaba considerado como buen humanista, pero mal canonista, según informe del obispo Bertrán sobre las Cátedras de Leyes consultadas en 14 de febrero de 1769: “está reputado por buen latino y humanista; pero no está acreditado de impuesto a fondo en la facultad de Leyes”.

El 17 de octubre de 1790 estaba en San Lorenzo de El Escorial para “presentar a la Reina Nuestra Señora unas conclusiones dedicadas a Su Majestad con una oración que en su elogio dijo el suplicante” (AUS, Libros de Claustros, 248), por lo que no se incorporó a sus clases hasta principios de diciembre.

En la Cátedra de Historia Eclesiástica permaneció tres años hasta que se jubiló en 1791, después de veinticinco años como docente en la Universidad de Salamanca. Gozó de la jubilación hasta su muerte, ocurrida el 23 de marzo de 1810, en plena Guerra de la Independencia. Enrique Esperabé (1917: 706) dice que “escribió algunas obras sobre puntos de Derecho, según consta en su hoja literaria”. En efecto, no llegó a publicar nada, y sus manuscritos no manifiestan especial doctrina jurídica.

En resumen, el catalán Sampere fue un magnífico pedagogo, en el marco del deprimente panorama que presentaba la enseñanza de las Humanidades, en general, y en la Universidad de Salamanca de la Ilustración, en particular, según se reconoce en un informe del obispo Felipe Bertrán de 1769, en el cual se dice que es “muy hábil y aplicado. Tiene bastantes discípulos”. El catedrático de Retórica era “el director o superintendente” o coordinador de área, según el Plan de Estudios de 1771, lo que le confería cierta autoridad sobre el resto de catedráticos de Lenguas. Su destreza jurídica aparece demostrada con motivo del litigio para recobrar la totalidad de la renta de su cátedra. A pesar de sus penurias económicas, Sempere fue el director del Colegio de Lenguas más competente que surgió en las universidades españolas de la Ilustración, después de la expulsión de los jesuitas (Maestro Bernardo Zamora, Gaspar González de Candamo, Juan Meléndez Valdés, José Ruiz de la Bárcena), y uno de los que más dedicación y permanencia consagró al mismo, aunque, como casi todos sus catedráticos, terminó desertando hacia una cátedra de Facultad Mayor, en busca de mejores perspectivas económicas y profesionales.

 

Obras de ~: Discursos inaugurales de curso (1796-1781), Biblioteca de la Universidad de Salamanca, ms. 89.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Universidad de Salamanca, “Proceso de la vacante de la cátedra de propiedad de retórica”, Libro 1012, Libro de procesos de cátedras (1764- 1770), págs. 206-209.

E. Esperabé Arteaga, Historia pragmática e interna de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Imprenta de F. Núñez Izquierdo, 1917, pág. 706; I. Casanovas, La cultura catalana en el siglo xviii. Finestres y la Universidad de la Cervera, Barcelona, Balmes, 1953; A. Astorgano Abajo, “Meléndez Valdés y la enseñanza de las Humanidades en las preceptorías de gramática”, en Bulletin Hispanique (Burdeos), t. 103-1 (junio de 2001), págs. 75-125; “Meléndez Valdés y el enfrentamiento entre los catedráticos del Colegio de Lenguas (1780-1784)”, en M. Fernández-Daza et al. (eds.), El Humanismo Extremeño. Estudios presentados a las Cuartas Jornadas organizadas por la Real Academia de Extremadura en Trujillo en 2000, Trujillo, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, 2001, págs. 263-291; “El conflicto de rentas entre las cátedras de humanidades y Meléndez Valdés (1780-1784)”, en Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija (CIAN), 4 (2001), págs. 11-90; “Juan Meléndez Valdés, opositor a la cátedra de Prima de Letras Humanas”, en Dieciocho (Universidad de Virginia, Charlottesville, Spring [Estados Unidos]), 25.1 (2002), págs. 75-105; “Meléndez Valdés y el helenismo de la Universidad de Salamanca durante la Ilustración”, en CIAN, 6 (2003), págs. 11-86; “Juan Meléndez Valdés, humanista”, en Revista de Estudios Extremeños, 2004-I, págs. 97-208; “Meléndez Valdés, helenista”, en Dieciocho, 25.2 (2004), págs. 321-344.

 

Antonio Astorgano Abajo