Rodríguez y Benedicto, Gabriel. Valencia, 9.XII.1829 – Madrid, 20.XII.1901. Ingeniero de Caminos y catedrático de Economía Política.
Nació en Valencia y a los pocos meses de su nacimiento se trasladó a Madrid donde estudió Ingeniería de Caminos y Derecho. Durante su formación académica influyó en él los trabajos del biólogo, sociólogo y filósofo evolucionista Herbert Spencer. Sostiene el profesor Almenar que esta influencia, y su visión deductivista le permitió llegar, con ayuda del individualismo de Frédéric Bastiat, a la teoría de la asignación.
Impartió docencia en la Escuela de Ingenieros de Caminos, donde tuvo como alumno destacado a José Echegaray, Premio Nobel de Literatura en 1904. Son conocidas sus tertulias en el Café Suizo y sus conferencias en el Ateneo, consideradas exponentes de la corriente más radical del librecambismo español de mediados del siglo xix. Fruto del viaje que realizó a Bruselas en 1856 —en compañía de Manuel Colmeiro y Laureano Figuerola para asistir al Congreso de Economistas—, nació la Sociedad Libre de Economía Política. La Sociedad se fundó en 1857 con Pastor, Echegaray, Sanromá, Bona y Moret y en ella Gabriel Rodríguez compaginó la labor de secretario con la dirección de la revista El Economista, su órgano de difusión. Sus labores publicistas y directivas tuvieron continuidad en La Gaceta Economista, publicación periódica muy próxima a la Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduanas y también colaboró en la revista La Razón. Publicó en torno a 1860 un folleto titulado Cuestiones políticas y otras colaboraciones y una serie de artículos en El Contempráneo sobre David Ricardo, Richard Cobden y Bastiat. Fue miembro del Cobden Club de Londres, de la Société d’Économie Politique, de la Sociedad Abolicionista Española y de la Academia Matritense de Legislación.
Consiguió el acta de diputado, de senador y llegó a ser subsecretario de Hacienda en el gobierno provisional de 1868 cuando era ministro Figuerola. Es digna de mención su defensa de la libertad de comercio en el ámbito de las discusiones sobre la reforma del arancel de aduanas. También destaca su contribución a la revisión y a la codificación del Código de Comercio.
Cabe señalar su vinculación con el krausismo y a la Institución Libre de Enseñanza, de la que se dice que gracias a él encontró su viabilidad económica. En 1869 participó en un ciclo de conferencias sobre la educación de la mujer en donde afirmaba —en una conferencia que tituló “Influencia de las ciencias económicas y sociales en la educación de la mujer”—, que el destino de la mujer no se debía circunscribir únicamente al hogar doméstico y donde aceptaba el matrimonio civil, puesto que consideraba que la autoridad religiosa nada tenía que ver con cuestiones relacionadas con los derechos civiles.
La conferencia que dictó en 1878 sobre el socialismo de cátedra viene a resaltar la controversia que por estos años surgió entre los economistas, grupo al que pertenecía Rodríguez, y los socialistas de cátedra, que con su talante reformista, afirma el profesor Fernández Clemente, pretendían racionalizar el mensaje reformista de Joaquín Costa. Los socialistas de cátedra tenían por objetivo en última instancia rechazar el discurso de Gabriel Rodríguez y conseguir un líder que fuera capaz de guiarlos en esta nueva singladura. El nombre que destacaba era el de Gumersindo de Azcárate.
En la conferencia Rodríguez relacionaba el proteccionismo de List con Schmoller y Wargner, que si bien consideraba personas dignísimas, no alcanzaban la talla suficiente como para superar los trabajos de Adam Smith, Jean Baptiste Say, Frédéric Bastiat, John Stuart Mill, William Stanley Jevons y Léon Walras.
En esta época de su vida publicó su principal escrito Sobre el concepto de Economía política. En este trabajo consideraba que la economía, entre todas las ciencias sociológicas, era la más adelantada y tal vez la única que poseía un cuerpo definitivo de leyes y de doctrinas fundadas en la observación, capaces de ser comprobadas por la experiencia. Definió la economía como una ciencia moral cuyo objetivo era el estudio y la exposición de leyes generales susceptibles de representación matemática y se le considera uno de los principales introductores de la economía matemática en España.
En el ámbito del Derecho sobresalen sus informes sobre el Código de Comercio y la dirección del Colegio de Abogados. En el bufete que dirigió conoció a Joaquín Costa con el que mantuvo una cordial amistad. Se dice, a tenor de la renuncia que voluntariamente hizo Gabriel Rodríguez a una cartera ministerial, que Joaquín Costa cuando se refería a Gabriel Rodríguez siempre lo hacía con el apelativo de maestro.
Durante los últimos años de su vida realizó relevantes aportaciones. Así cabe mencionar su decidida apuesta en favor de la libre entrada de cereales, su defensa por los tratados internacionales, la vuelta a la reforma de Figuerola, sus críticas al déficit público, a las irregularidades administrativas, a los monopolios de protección, y su insistencia por establecer un arancel fiscal para la península y otro diferente para Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La polémica que mantuvo con Cánovas del Castillo en relación al comercio, no ha impedido que Gabriel Rodríguez pasara a la historia de las ideas económicas como el más genuino representante del librecambismo español del XIX.
Musicógrafo y melómano, compuso y publicó treinta y dos melodías para canto y piano. Sus composiciones, publicadas bajo seudónimo en Alemania y sin nombre en España, recibieron excelentes críticas: Bretón le comparó con Schubert y Granados le llamó “el Schumann español”. Pretendió sentar las bases de una nueva estética musical, proponiendo una novedosa educación musical desde la Institución Libre de Enseñanza como alternativa al convencional Conservatorio de Madrid.
Para fomentar el estudio de la música organizó las famosas veladas literario-musicales de la Institución Libre de Enseñanza, que inauguró junto a José Inzenga en 1877 (El Siglo Futuro, 24 de febrero de 1877). Mantuvo veladas semanales en su propia casa, e impartió conferencias sobre temas musicales en el Ateneo, en la Universidad Central y en el Centro de Instrucción Comercial de Madrid. Fue colaborador de las revistas musicales Crónica Musical y Rivista Italiana, y publicó un estudio comparativo de Francisco de Victoria y Palestrina en Les origines du theâtre lyrique moderne.
Wagnerista acérrimo y defensor de las teorías de Felipe Pedrell, el compositor catalán siguió sus indicaciones para impartir el primer curso sobre Historia y Estética de la Música en el Conservatorio de Madrid.
Obras de ~: “Examen del sistema llamado protector, desde un punto de vista económico”, en Conferencias libre-cambistas, Ateneo, 1856-1865; El comercio internacional antes y después de la Liga Inglesa [conferencia pronunciada en el Círculo de la Unión Mercantil de Madrid el 27 de febrero de 1880, folleto], Madrid, Establecimiento tipográfico de M. P. Montoya y Compañía, 1880; La cuestión arancelaria [conferencia pronunciada en el Círculo de la Unión Mercantil de Madrid el 30 de abril de 1881, folleto], Madrid, Establecimiento tipográfico de M. P. Montoya y Compañía, 1881; El convenio con Inglaterra [conferencias dadas en el Círculo de la Unión Mercantil los días 16 de febrero y 8 y 29 de marzo de 1884, folleto], Madrid, Imprenta de El Día, 1884; “La reacción proteccionista en España. La Asociación para la Reforma de los Aranceles de Aduana y D. Antonio Cánovas del Castillo”, en Revista de España, 15 de mayo de 1894.
Bibl.: B. Saldoni, Diccionario Biográfico Bibliográfico de efemérides de músicos españoles, Madrid, Imprenta de Antonio Pérez Dubrull, 1868-1881; F. Giner de los Ríos, “Sobre la Institución y el Conservatorio”, en El Pueblo Español, 23 de octubre de 1878; F. Pedrell, Orientaciones (1892-1902), París, Paul Ollendorf, 1911; D. Iparraguirre, “Gabriel Rodríguez, un precursor español de Robbins”, en Boletín de Estudios Económicos, 26, (1952), págs. 113-123; C. Gómez Amat, Historia de la música española. 5. Siglo XIX, Madrid, Alianza, 1984; J. Velarde Fuertes, “El socialismo de cátedra en España. Relato de una polémica”, en VV. AA. Aportaciones del Pensamiento Económico Iberoamericano. Siglos XVI-XX, Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1986; C. Alonso, La canción lírica española en el siglo XIX, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 1998; “Rodríguez, Gabriel”, en E. Casares Rodicio (dir.) Diccionario de la música española e hispanoamericana, t. 9, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 1999; E. Lluch y S. Almenar, “Difusión e influencia de los economistas clásicos en España” y C. Lebón Fernández y R. Sánchez Lissen, “Gabriel Rodríguez: un combativo economista liberal en el último tercio del siglo XIX español”, en E. Fuentes Quintana (ed.), Economía y economistas españoles, IV. La economía clásica, Barcelona, Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, 2000, págs. 93-170 y 507-533 respect.; J. M. Serrano Sanz, “Cánovas del Castillo y Gabriel Rodríguez: la última gran polémica arancelaria del XIX, en E. Fuentes Quintana (ed.), Economía y economistas españoles, t. 5, Barcelona, Galaxia Gutemberg-Círculo de Lectores, 2001, págs. 267-271; E. Fernández Clemente, El economista Gabriel Rodríguez: La libertad como imperativo ético [Discurso leído el 15 de enero de 2002 en Madrid, en el acto de ingreso como académico correspondiente de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas]; L. Perdices de Blas y J. Reeder, Diccionario de Pensamiento Económico en España (1500-2000), Madrid, Editorial Síntesis y Fundación ICO, 2003, págs. 720-722; L. Sánchez de Andrés, “Gabriel Rodríguez y su relación con Felipe Pedrell: hacia la creación de un lied hispano”, en Cuadernos de Música Iberoamericana, n.º 10, Madrid, Instituto Complutense de Ciencias Musicales, 2005; “Gabriel Rodríguez (1829-1901) ateneísta y compositor”, en El Ateneo, revista científica, literaria y artística, n.º 15-16, Madrid, 2006.
Rogelio Fernández Delgado