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Francisco Portell

Biografía

Portell, Francisco. Mataró (Barcelona), c. 1637 – Madrid, 1.III.1715. Magistrado catalán, regente del Consejo Supremo de la Corona de Aragón y consejero del de Castilla.

Pere Molas ha trazado bien la trayectoria de la familia burguesa de Mataró a la que pertenecía este personaje.

Su padre, Antonio, fue notario en esta ciudad, y le designó heredero en su testamento. Casó en 1679 con Francisca Font, hija del ciudadano honrado Pere Pau Font, ya fallecido, y casi simultáneamente adquirió la condición de caballero, y más tarde, en 1690, la de noble. Molas describe los pasos que dio en la abogacía y en la Universidad de Barcelona como catedrático, para acceder, en 1684 a la Audiencia catalana como juez de Corte, por promoción de Vicente Sabater a la Sala Civil (6 de diciembre de 1684). Accedió a la Tercera Sala, en marzo de 1690 (12 de marzo de 1690) desde la Sala del Canciller, por promoción de Pedro de Amigant. Tuvo una activa participación en la revuelta de los “barretinas”, en la capitulación de Barcelona de 1697 y, sobre todo, en la transición sucesoria, como uno de los más entusiastas defensores de la opción borbónica. Francisco de Castellví, autor de Narraciones [...], en las que describe este convulso período, encuadra si dudar a Portell entre los del “partido de Madrid”, encabezado por el canciller Juan Miguel Taberner y del que formaron parte, además de Portell, José Pastor y Mora, Francisco Ríus y Bruniquer, José Güell, Francisco Vertomon, Narciso Anglesell, José Claver y Francisco Ametller. Los cuatro primeros formaban la “quatreta” de magistrados que actuaron en las Cortes de Barcelona de 1701-1702, dirigidos por Félix de Marimón, consejero catalán del Supremo de Aragón. Feliu de la Peña atribuye a éste la dirección de la maniobra para poner a Portell como juez de greuges en las citadas Cortes. Accedió al Consejo de Aragón como abogado fiscal, jurando el cargo el 7 de mayo de 1703. La designación se hizo en consulta de 29 de enero de 1703, en la que se indica que el puesto de abogado fiscal estaba vacante desde 1700 y que mientras no se cubre “suple la falta de este oficio el regente del Consejo mas moderno como lo tiene por estilo”. Portell se despidió de sus colegas de la Audiencia barcelonesa con la promesa de que haría todo lo posible para favorecer a su patria desde la Corte. Recibió voto de regente por Real Decreto de 5 de octubre de 1705, y el 31 de diciembre de 1705 juró el cargo y oyó la sentencia de excomunión. En ese momento su trayectoria volvió a conectar con su colega catalán borbonista José Pastor y Mora, al ser éste nombrado abogado fiscal interino del Consejo, cargo que juró el 2 de febrero de 1706, precisamente para cubrir las ausencias y enfermedades de Portell.

La primera de ellas se dio con motivo de la marcha del Rey a Aragón, jornada en la que Portell fue uno de los acompañantes. En estas circunstancias y con estos precedentes, se comprende que fuera clave el momento de la entrada de las tropas del archiduque en junio de 1706. Portell había sido de los que se mantuvieron fieles al rey Felipe, acompañándole en su salida de Aragón y estando entre los que se hallaban en Burgos durante el corto verano austracista que vivió la Corte en 1706. Felipe V había ordenado la vuelta de los Consejos a la Corte el 18 de agosto. “Recobrada la obediencia de la Corte”, según el relato del Libro de Resoluciones del Consejo de Aragón, el 9 de septiembre de 1706 “volvio a juntarse el Consejo con la sola asistencia del Sr. D. José Portell, Abogado Fiscal con voto, y de D. Joseph de Urríes y Navarra, consejero de capa y espada supernumerario de Aragón”.

Parece que esta reunión se produjo en Burgos, pues la orden del Rey determinaba taxativamente que esta recuperación de la actividad de los Consejos se hiciera exclusivamente con los allí residentes. De hecho, también se encontraba entre ellos José Pastor, pero al ser su puesto de fiscal interino y para cubrir la ausencia de Portell y hallarse éste presente, en esa primera reunión sólo participó este último junto con Urríes.

No obstante, el mismo día 11 de septiembre el Rey hizo merced de poder asistir al Consejo a Pastor, incluida la posibilidad de votar, lo cual resultaba necesario para reunir los tres votos mínimos que un tribunal requiere. El Real Decreto de 11 de septiembre que lo hacía posible, se publicó el 5 de octubre, probablemente ya en la sede madrileña del Consejo. En ese momento se producía el encuentro del Consejo formado por los tres ministros, Portell, Urríes y Pastor, que se hallaban en Burgos, con los que no habían salido de Madrid, calificado ahora de “intruso”. Es evidente que no podían convivir y que la normalización sólo podía hacerse tomando como base al primero y eliminando el segundo. Efectivamente, se procedió a la renovación con la consagración de Portell como regente, en lugar del austracista José Rull. Juró el cargo el 19 de noviembre de 1706, pero no oyó la sentencia de excomunión por haberse hecho ya cuando se le dio voto de regente, y se le consideró exento del pago de la media annata. Este nuevo Consejo de Aragón ya plenamente borbónico, pues los austracistas aragoneses y valencianos también habían sido reemplazados, comenzó a intervenir activamente con un alto ritmo de consultas en los meses de noviembre y diciembre de 1706, tanto para sustituir a los austracistas por personas de confianza en la propia Corte, como para que actuara conforme a las directrices de los ministros influyentes, en ese momento, de Felipe V, en la organización de las Audiencias de “los distritos que están en la obediencia de V. Magd.”, así como en el nombramiento de nuevos virreyes y magistrados. El Consejo de Aragón, a pesar de que era ya plenamente felipista, se mostró partidario de recuperar y mantener el orden institucional anterior a la Guerra, si bien fue cediendo en algunas facetas, nada superficiales, como el requisito de naturaleza para ser nombrado juez. Sin embargo, Portell fue de los pocos que, según Castellví (1997-1999, II: 407) al poco de Almansa y cuando se debatía el decreto que terminaría resolviendo la derogación de los Fueros de Aragón y Valencia (29 de junio de 1707) “hizo una sabia y erudita representación” para manifestar el sentimiento de los aragoneses, catalanes y valencianos que se hallaban en la Corte, en un intento frustrado de suavizar los términos del citado Decreto. También lo hizo el valenciano José Ortí, parece ser que en términos lo suficientemente excesivos como para que, a pesar de su inequívoca fidelidad felipista, fuera desterrado a Segovia. No tuvo que pasar mucho tiempo para que se decretara, el 15 de julio de 1707, la disolución del Consejo de Aragón.

No parece que se diera especial resistencia de sus miembros, tal vez porque estaban bastante conformes con las plazas que se les adjudicaron, quizá tras haber perdido un tanto la esperanza de conseguirlas. Portell pasó al Consejo de Castilla, junto con el valenciano Pedro Borrull y el aragonés Miguel Jaca, cuyos títulos de ministros del Consejo castellano les fueron expedidos justo a la semana de la supresión del aragonés (22 de julio de 1707). Molas destaca la amistad de Portell con Macanaz, que le valdría ser nombrado como uno de los presidentes del Consejo de Castilla. Castellví recoge el texto del dictamen que Portell, siendo consejero de Castilla, escribió para el Consejo de Estado en 1713 “sobre el modo de tratar y establecer el gobierno de Cataluña, de orden del rey Felipe”. Todo el discurso se concentra en un claro mensaje final: los catalanes, que han actuado como “caballos desbocados”, deben ser perdonados. El propio Portell habla en primera persona al suplicar un perdón “para mi afligida patria”, que haga posible que se puedan tomar las “medidas en que vuelvan las cosas a su centro” (Castelví, III, 1997-1999: 825-826). Este manifiesto recuerda mucho a los dictámenes de los catalanes exiliados en la Corte con motivo de la Guerra de 1640, cuando proponían soluciones para que no se alargara el conflicto, y podría situarse entre los documentos preparatorios de los decretos de Nueva Planta. Falleció en Madrid el 1 de marzo de 1715 y es de suponer que se cumplió su deseo de ser enterrado en la iglesia de Nuestra Señora de Montserrat, es decir, del Hospital de la Corona de Aragón. El testamento permite colegir que los catalanes borbonistas formaban un grupo compacto, pues aparecen como albaceas Félix de Marimón, Francisco Ametller, la marquesa de Tamarit y José Llopis, a la sazón alcalde de casa y corte. La familia Portell tuvo continuidad en la Corte, pues tuvo el personaje cuatro hijos, de los cuales Francisco y Juan Miguel ejercieron cargos judiciales y administrativos.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, Registros de Cámara, 26, fol. 232, Madrid, 6 de diciembre de 1684; 29, fol. 78, Madrid 12 de marzo de 1690; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, 2029, Libro de Resoluciones y Ceremonias del Consejo de Aragón, fols. 221r., 228r., 228v., 231r.

N. Feliu de la Peña y Farell, Anales de Cataluña y epílogo breve de los progressos y famosos hechos de la nación catalana [...], Barcelona, 1709; P. Voltes Bou, Barcelona durante el gobierno del Archiduque Carlos de Austria (1705-1714), Barcelona, Instituto Municipal de Historia, 1963; J. Fayard, Los miembros del Consejo de Castilla (1621-1746), Madrid, Siglo XXI, 1982; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón, 1494-1707, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994; P. Molas, “Catalans als Consells de la Monarquía (segles xviixviii). Documentació notarial”, en Estudis Históricas i Documents dels Archius de Protocols, XIII (1995), págs. 229-251; F. de Castellví, Narraciones Históricas, Madrid, Fundación Francisco Elías de Tejada y Erasmo Pércopo, 1997-1999, 3 vols.

 

Jon Arrieta Alberdi

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