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Félix de Marimón i Tort

Biografía

Marimón i Tort, Félix de. Marqués de Serdañola (I). Barcelona, 1639 – Madrid, ¿20.II.1721? Consejero de capa y espada catalán.

Como señala Pere Molas al tratar de esta familia, su trayectoria de servicio a la Monarquía abarcó todo el siglo XVII. Fue una primera manifestación la vida de Alejo de Marimón, portanveces del gobernador desde 1613 a 1639 (consulta de 9 de diciembre de 1923, nombramiento de gobernador). Varios miembros de la familia huyeron a la Corte en 1640. Félix era nieto de Bernardino de Marimón, que en esa condición de exiliado informó a la Junta de Inteligencias de Cataluña sobre los posibles remedios para el conflicto, en septiembre de 1641, en línea realmente pragmática y conciliadora. Bernardino fue uno de los más activos “refugiados”, como se autocalificaban, en la Corte, entre otras cosas para pedir las ayudas de costa que su exilio les ocasionaba (consulta de 9 de abril de 1644). Finalizada la guerra, su hijo de Juan de Marimón y Cartellá Farners, pasó a ser regente de la Tesorería Real de Cataluña, cargo en el que le sucedió su hijo Félix, al quedar su padre impedido por razones de salud. Aparecía como regente de la Tesorería en la Praxis Civilis de Luis de Peguera, al especificar éste la forma y composición de la Audiencia catalana. Fue caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén, desde 1673, y ostentaba el señorío de los lugares de Sant Marçal, Serdañola, Vilacorba y Sant Vicens del Rec. Con todos estos méritos y antecedentes, fue nombrado consejero de capa y espada del Consejo de Aragón por el Principado de Cataluña por privilegio expedido el 16 de junio de 1684 para sustituir al anterior consejero Miguel Salbá de Vallgornera, fallecido unos meses antes, el 1 de febrero de 1683. Se le consignó el salario y todos los gajes y emolumentos en los derechos de la Generalidad de Cataluña sobre las sedas, sombreros y naipes. Parece que no fue obstáculo la crítica que recibió del regente del Consejo de Aragón Lorenzo Mateu Sanz, cuando se giró una visita a los oficiales reales del Principado, en 1677. El nombramiento de Marimón se produjo cuando éste residía, con la debida licencia real, en Barcelona. Así pues, al igual que su antecesor en el cargo, al acceder a éste ocupaba la plaza de regente de la Real Tesorería de Cataluña, en la que sería sustituido, tras amplio debate, por Pedro Montaner (consulta de 26 de mayo de 1683). Su salario como consejero se sufragaba a cargo de los derechos impuestos por la Generalidad sobre la seda, sombreros y naipes.

Cuando se trasladó a la Corte, procuró obtener alguna ayuda para los gastos que el desplazamiento y la manutención de sus diez hijos le iban a suponer. Solicitó, como se refleja en una consulta de 29 de abril de 1683, que se dispusiera sobre su hijo José la plaza de superintendente de las Atarazanas, de la que también disfrutaba. Consiguió, finalmente, que su hijo le sustituyera como consejero en caso de ausencia. En esas fechas no recibía todavía el tratamiento de marqués, título que obtuvo en octubre de 1689 sobre el lugar de Cerdañola (otras fuentes indican el 30 de septiembre de 1690), no por beneficio, sino por sus servicios, según declaraba él mismo en un memorial de 1692. En una carta del virrey duque de Osuna al Rey, también se hacía constar la puesta en sus manos del título de marqués concedido a Félix. Participó activamente en la promoción de las iniciativas mercantiles que presidieron en Cataluña la veintena final del siglo xvii, con su presencia en la Junta General de Comercio y Moneda. De hecho formó parte de la misma en 1684, junto con los también miembros del Consejo de Aragón Antonio Calatayud y el marqués de Ariza. Por esas fechas, en mayo de 1684, Marimón suscitó una cuestión de precedencia con el Consejo de Castilla, resuelta en favor de éste. Fue gobernador de Málaga desde el 24 de diciembre de 1692 hasta el 30 de marzo de 1696, lo que le fue compensado con 74.525 reales de plata doble reconocidos en el título correspondiente (dado en Aranjuez, 20 de mayo de 1700). Desde esa fecha, permaneció como consejero hasta la extinción del Consejo en julio de 1707. En el momento de la Sucesión tomó clara posición felipista, hasta el punto de ser considerado como el protector de los más activos magistrados catalanes borbonistas, los que integraban la llamada “quatreta” (el canciller Taverner, Pastor, Rius y Portell) dos de los cuales, Pastor y Portell, accederían al Consejo de Aragón.

El gran cronista de la Guerra de Sucesión, sobre todo para Cataluña, Francisco de Castellví, insiste en el aborrecimiento del pueblo para con este cuarteto, mientras que el virrey Velasco atribuía ese odio, cuya existencia reconocía, a los fieles y efectivos ministros que eran. Pues bien, según Felíu de la Peña (Anales III, 496) Félix de Marimón era “el espíritu que movía y mantenía” a estos cuatro magistrados. En opinión de este autor, Marimón fue el que dirigió toda la operación destinada a poner a Portell como juez de greuges. La fidelidad y merecimientos le fueron reconocidos en decreto dado en Madrid el 5 de enero de 1706. Cuando se extinguió el Consejo de Aragón, el 15 de julio de 1707, se decidió el mismo día el destino, en otros Consejos de la Monarquía, de los que habían permanecido fieles. Al marqués de Serdañola, junto con el consejero José de Urríes y Navarra y el protonotario marqués del Alcázar, se le asignó el Consejo de Italia. Tuvo activa participación en la Guerra de Sucesión, al frente de un Regimiento de Dragones, tanto en el socorro prestado a Jaca como durante el asedio a Borja.

De su matrimonio con Jerónima de Corvera y Pons, nacieron: José, que llegó también a consejero de capa y espada por Cataluña, Ramón, vicario general de la diócesis de Tarragona en 1716 y obispo de Vic en 1733, y María. Falleció en Madrid, según indica González de San Segundo el 20 de febrero de 1721, aunque en alguna fuente se alude a su fallecimiento en 1722.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, leg. 272, consulta de 9 de diciembre de 1923; leg. 290, 278, consulta de 9 de abril de 1644; leg. 333, consulta de 26 de mayo de 1683; 340; 336; Registros de Cámara, 26, fol. 208; 97, fol. 253, dado en Aranjuez, 20 de mayo de 1700; Archivo Histórico Nacional, Consejos Suprimidos, lib. 2051, fol. 63r.; 2029, Libro de Resoluciones y Ceremonias del Consejo de Aragón, 137 r.

N. Feliu de la Peña y Farell, Anales de Cataluña y epílogo breve de los progressos y famosos hechos de la nación catalana [...], Barcelona, 1709; A. López de Mendoza y Pons, Historia de las Guerras Civiles de España, Zaragoza, Imprenta del Hospicio Provincial, 1882; P. Voltes Bou, Barcelona durante el gobierno del Archiduque Carlos de Austria (1705-1714), Barcelona, Instituto Municipal de Historia, 1963; P. Molas Ribalta, “La Junta General de Comercio y Moneda. La institución y los hombres”, en Cuadernos de Historia. Instituto Jerónimo Zurita, 9 (1978), págs. 1-38; J. Arrieta Alberdi, El Consejo Supremo de la Corona de Aragón, 1494-1707, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1994; P. Molas Ribalta, “Catalans als Consells de la Monarquía (segles xvii-xviii). Documentació notarial”, en Estudis Históricas i Documents dels Archius de Protocols, XIII (1995), págs. 229-251; “La familia del marquès Rubí, dels Àustria als Borbó”, en Afers. Fulls de recerca i pensament, 20 (1995), págs. 61-71; Catalunya i la Casa d’Austria, Barcelona, Curial, 1996; F. de Castellví, Narraciones Históricas, Madrid, Fundación Francisco Elías de Tejada y Erasmo Pércopo, 1997-1999; A. de Fluvià i Escorsa, Repertori de grandesses, títols i corporacions nobiliàries de Catalunya, San Cugat del Vallés, 1998; P. Molas Ribalta, “Letrados y nobles en la Corona de Aragón”, en J. Martínez Millán (dir.), Felipe II (1523-1598). Europa y la Monarquía Católica, vol. II, Madrid, Editorial Parteluz, 1998, págs. 571-584; M. A. González de San Segundo, “Los consejeros de capa y espada en el Consejo de Aragón (La nobleza aragonesa en el gobierno de la Monarquía)”, en C. Iglesias (dir.), Nobleza y Sociedad. Las noblezas españolas, reinos y señoríos en la Edad Moderna, vol. III, Oviedo, Nobel, 1999, págs. 147-194.

 

Jon Arrieta Alberdi