Eura, Ramón Francisco Agustín. Barcelona, VII.1684 – Orense, 11.XII.1763. Escritor, poeta, predicador, académico y obispo agustino (OSA).
Eura, Euras o Eures son algunas variantes del apellido, si bien prevalece la primera. Los padres de Agustín fueron Diego, hortelano con terrenos en la zona llamada “del Portal Nou” de Barcelona, e Inés.
En la parroquia Santa María del Mar recibió las aguas bautismales el 3 de julio de 1684. Tras el estudio de las primeras letras en el convento de Santa Caterina, de la orden dominicana, cuando había cumplido los quince años vistió el hábito agustiniano en el convento San Agustín de Barcelona. En efecto, el día 27 de agosto de 1699 ingresó en la orden agustiniana, para profesar al año siguiente, en la festividad de San Agustín. Por entonces el prior del convento agustino era Benet Saló.
Los estudios filosófico-teológicos los cursó en Barcelona, en el colegio San Guillermo. Por entonces dieron comienzo importantes sucesos políticos y bélicos, desencadenados a raíz del fallecimiento de Carlos II sin sucesión. En medio del ambiente producido por la Guerra de Sucesión, Eura fue ordenado sacerdote en el año 1708. Tres años más tarde ejercerá de vicerrector del centro superior de estudios de los agustinos en Cataluña, el citado colegio San Guillermo.
En Les Borges Blanques, obispado de Lérida, se sitúa la primera noticia de Eura como orador sagrado (1714-1715), actividad que ejerció con brillantez en diferentes lugares, en Barcelona, en toda Cataluña y, años más tarde en la Corte de Felipe V, Orense y la catedral de Santiago de Compostela. Cuando predicó el primer sermón en elogio de la orden carmelitana, de carácter mariológico, Agustín Eura ya estaba en posesión del grado de lector en Artes y en Teología. En 1723 le fue concedido el título de maestro en Teología.
Dentro de la orden agustiniana desempeñó varios cargos: prior del convento San Agustín de Gerona (1720) y del convento San Agustín de Barcelona (1729), secretario provincial (1723), rector del colegio San Guillermo de Barcelona (1726), definidor de la provincia agustiniana de Aragón (1735).
Una vez concluido su mandato como prior del convento de Barcelona, la Academia de Barcelona le acogió entre sus miembros como académico desde el primero de octubre de 1732. Los dos años siguientes participará intensamente en la Academia: asistencia a juntas particulares, preparación de diversos textos, emisión de censuras de poemas y tratados de filosofía moral y política. En la constitución de la Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, aprobada por real cédula de Fernando VI en 1752, Agustín Eura figura entre los veinticinco fundadores.
Desde 1731 expuso a la Corte de Madrid varias razones y motivos que aconsejaban el desbloqueo de la política religiosa desfavorable a la edificación del nuevo convento de Barcelona. En sustitución de Francisco Suy, la provincia de Aragón envió a Eura en el año 1734 a Madrid para hace prevalecer ante la Corona los argumentos de los agustinos y poder así continuar la construcción del convento San Agustín.
Las gestiones de Eura resultaron provechosas, puesto que consiguió un real decreto en noviembre de 1735 por el que las obras de construcción del convento se reanudaban. En éste, como en otros asuntos, la amistad mantenida con Gaspar de Molina, agustino y presidente del Consejo Supremo de Castilla, tuvo que ser determinante en la consecución de sus objetivos también materiales. Armanyá afirma que desde la partida de Eura para Madrid en 1734, no regresó más a Cataluña.
En la capital preparó una oración panegírica a la Virgen de Montserrat, de marcado carácter literario, y que pronunció en la iglesia del Hospital de la Corona de Aragón el 28 de octubre de 1734. Un año más tarde salió publicada.
Hallándose vacante a mediados de 1736 la sede episcopal de Solsona, Agustín Eura salió propuesto en primer lugar en la terna para ocupar esta sede, junto con Esteban de Noriega, premostratense, y Agustín de Narváez. Sin embargo, esta candidatura fue rechazada por Felipe V, al ser contraria a la política de provisión de obispados vacantes: los eclesiásticos castellanos debían ocupar sedes catalanas y los catalanes obispados castellanos. Ahora bien, como Eura era episcopable, después de varios años de estar vacante la sede de Orense, el Rey le propuso como obispo el día 22 de noviembre de 1736. Eura aceptó en carta de fecha 7 de diciembre del mismo año. Después de un año de espera (17 de diciembre de 1737), Felipe V solicitó la conformidad a la Santa Sede y el envío de las correspondientes bulas papales, y Clemente XII preconizó obispo de Orense a Agustín Eura el 27 de enero de 1738. En la iglesia del convento San Felipe el Real de Madrid fue consagrado el domingo 27 de abril de 1738 por el obispo de Málaga y gobernador del Consejo de Castilla, el agustino Gaspar de Molina, asistido por José Francisco Magdaleno, auxiliar de Toledo y José Platas, auxiliar de Santiago de Compostela.
El 27 de mayo entró en la diócesis de Orense, acompañado por su secretario y confesor, el agustino Salvador Mates.
Tres pontífices transcurrieron durante el obispado de Eura: Clemente XII (1730-1740), Benedicto XIV (1740-1758) y Clemente XIII (1758-1769); y también tres monarcas: Felipe V, Fernando VI y Carlos III. Su labor en la diócesis de Orense fue humilde y efectiva. Gestionó con discreción y prudencia los numerosos beneficios eclesiásticos, además de los propios de la catedral, que tenía la sede episcopal. Fundó en 1743 la congregación de la Buena Muerte en la iglesia de Santa María la Madre, contigua al palacio episcopal, y se desplazó en dos ocasiones a la catedral de Santiago de Compostela para hacer la ofrenda al santo. La primera ofrenda la realizó el 6 de septiembre de 1745, en nombre del Príncipe de Asturias Fernando, luego Fernando VI, al tiempo que presentaba un donativo de 1.000 ducados. En nombre de la Reina hizo la segunda ofrenda. Se desconoce la fecha de este segundo viaje a Santiago del obispo Eura.
Aunque durante los primeros años del obispado de Eura no se produjeron choques con el cabildo, trascurrida una década comenzaron los pleitos y disputas con los canónicos. A menudo las disputas presentan un carácter menor, aislado y puntual, pero en el asunto sobre la predicación en la catedral alcanzó mayores dimensiones cuando el cabildo negó la posibilidad de predicación a los franciscanos (31 de mayo de 1747). Al salir el obispo Eura en defensa de la orden mendicante las acusaciones contra Eura arreciaron, e hizo frente a los hábitos tradicionales de su cabildo, al tiempo que éste reconoció sus falsas acusaciones contra el obispo. Con la intervención del Rey, a mediados de 1749, se liquidaron definitivamente las desavenencias y conflictos del cabildo con su obispo.
Resueltos los problemas, Eura se dedicó más intensamente a la acción pastoral, ahora sin mayores sobresaltos, comunicando al millar de vecinos, ocupados principalmente en labores agrícolas, las directrices recibidas del Papa y del Rey, con otras de carácter pastoral. A los párrocos les pidió custodiar los libros oficiales de sus parroquias, de bautismos, matrimonios y defunciones. Aunque intentó la construcción del seminario para la formación de la juventud, no pudo saltarse la legislación real sobre los curatos, aunque Benedicto XIII (1724-1730) había autorizado su fundación. Visitó varias veces la diócesis, la última cuando contaba con setenta años de edad. En todas las visitas ofrecía orientaciones de la vida pastoral y las correspondientes acciones de los párrocos.
Eura se muestra en su obispado diligente a la hora de ayudar y socorrer a pobres, enfermos y heridos de la guerra contra Portugal. Una vez coronado Carlos III en 1759, según el mandato del mismo Rey, Agustín Eura realizó la ceremonia de juramento de fidelidad real en la capilla mayor de la catedral de Orense el día 9 de julio de 1761.
En la última etapa de su obispado, de veintiséis años de duración, siguió con la redacción de las obras de apologética, en cinco tomos manuscritos, sobre la moral de los padres de la Iglesia y contra Juan de Barbeyrac (1674-1744), si bien no llegaron a publicarse, lo mismo el resto de su producción literaria, excepto dos sermones de temática mariana; un oratorio, Vaticinio Sacro, impreso como anónimo; y dos poemas incluidos en un volumen poético colectivo en honor de la nueva catedral salmantina. Dos textos apologéticos de la lengua catalana, uno titulado Controversia sobre la perfecció de l’idioma català, y una “introducción”, o prólogo “Al lector” a una colección de poesías sacras propias preparadas por el mismo Eura. En estos dos opúsculos exalta la lengua catalana con un discurso lingüístico basado en el análisis de autoridades. Toda su obra poética se enmarca dentro de una tradición catalana barroca consolidada.
Eura defendió la propiedad del idioma catalán también para el cultivo de la poesía, como él mismo se encargó de demostrar con la composición de unos cinco mil versos en catalán. También se conservan unos cuantos poemas escritos en castellano, y una poesía (villancico) en latín. Gran parte de su obra poética fue difundida en el siglo xviii y la primera mitad del xix en Cataluña, comparable a los dos poetas más importantes de la Edad Moderna catalana: Vicente García, más conocido como rector de Vallfogona, y Francisco Fontanella. Y, en la actualidad, gracias a la investigación y edición crítica de sus poesías del filósofo Valsalobre, la obra de Eura ha alcanzado el puesto de relieve que le corresponde en la literatura poética clásica catalana.
Los primeros biógrafos coinciden en describir al obispo Eura de carácter retraído, amante del silencio y la austeridad, que no salía de casa a no ser para “funciones de la iglesia y visitar las ovejas” (Flórez).
Dejó herederos de sus bienes a los pobres de la diócesis orensana. En el altar mayor de la catedral se encuentran los restos mortales del poeta catalán y obispo Agustín Eura.
Obras de ~: Las musas del Parnaso substituidas en el monte de el Carmelo. Oración que en la festividad solemne, que consagró a nuestra Señora del Carmen la religión carmelitica, en la insigne Villa de las Borjas dixo el R. P. Fr. Augustin Eura, Barcelona, Imprenta Juan Jolis, 1715 [reimpr. en P. Valsalobre y J. Gratacós, Agustí Eura, OSA (1684-1763). Escritor y Obispo, Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 2001, págs. 289-301]; Oración panegírica que al más soberano culto de María Santísima de Montserrat consagró la nación catalana, residente en esta Corte, en la Iglesia del Real Hospital de la Corona de Aragón, el día 28 de octubre del corriente año de 1734, Madrid, 1735 [reimpr. en P. Valsalobre y J. Gratacós, Agustí Eura [...], op. cit., págs. 301-310]; “Dos poesías castellanas”, en J. Calamón de la Mata y Brizuela, Glorias sagradas, aplausos y elogios poéticos, Salamanca, Imprenta de la Santa Cruz, 1736, págs. 294- 297; Controversia sobre la perfecció de l’idioma català, s. f. [en F. Feliu et al., Tractar de nostra llengua catalana. Apologies setcentistes de l’idioma al Principat, Vic-Girona, Eumo Editorial- Universitat de Girona, 1992, págs. 71-95 y 106-113; en ed. de P. Valsalobre, Obra poética i altres textos, pról. de A. Rossich, Barcelona, Curial Edicions, 2002, págs. 638-689; ed. en “Obra poética”, en P. Valsalobre y J. Gratacós, Agustí Eura [...], op. cit., págs. 181-288]; Obra poética i altres textos, ed. crítica de P. Valsalobre, pról. de A. Rossich, op. cit.; Tratat de la poesia catalana, s. f. [en ed. de P. Valsalobre, Obra poética i altres textos, op. cit., págs. 596-637]; Apología pro Sanctis Patribus, et Doctoribus Ecclesiae adverssus Dom. Joannem Barbeyracium U.J.D. in Academia Groningo-Omland, et alios, quos citat in longa quadam Proeffatione ad Opus Baronis de Puffendorf. In Tractatu de Jure Naturae, et Gentium, s. f. (inéd.); De potestate et primatu S. Petri eiusque successorum, s. f. (inéd.); Codex excerptorius, s. f. (inéd.).
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Rafael Lazcano González