Ruiz de Larrea y Aheran, Francisca Javiera. Frasquita Larrea. Cádiz, 28.XI.1775 – El Puerto de Santa María (Cádiz), 14.XI.1838. Escritora.
Nacida de padre español y madre irlandesa, se había educado en Inglaterra y pasó una larga temporada en Francia, por lo que dominaba ambos idiomas. El 1 de febrero de 1796 se casó con Juan Nicolás Böhl de Faber, joven alemán avecindado en Cádiz desde 1785, donde su familia regentaba una afamada casa de comercio. En otoño de 1796, viajaron a Alemania para conocer a la familia de Juan Nicolás; en el trayecto, pasaron un tiempo en la aldea suiza de Morgues, donde el 25 de diciembre nació su primera hija, Cecilia, la futura escritora conocida con el seudónimo de Fernán Caballero. La estancia en Alemania se abrevió por las dificultades de aclimatación de Francisca al “extraño y frío país protestante donde la lengua, las costumbres y las formas de vida eran tan distintas a la suya” (E. Campe, 1858: 25). Vueltos a España, entre 1800 y 1803 nacieron tres nuevos hijos: Aurora, Juan Jacobo y Ángela. En 1804, el marido, que alterna la dirección del comercio familiar con su pasión por la lectura y colección de textos de literatura española, tarea en la que le ayudaba Francisca, fue nombrado cónsul de las ciudades de la Hansa en Cádiz.
Las circunstancias adversas para el comercio internacional surgidas por la política imperialista de Napoleón provocaron una crisis en el negocio familiar de los Böhl, que se trasladaron de nuevo a Alemania, donde adquirieron una finca en Görslov (Meclemburgo) con intención de quedarse indefinidamente en el país.
Pero, una vez más, Francisca se encontraba a disgusto y en marzo de 1806 volvió a España, mientras Juan Nicolás decidió permanecer en Alemania (juntamente con sus hijos Cecilia y Juan Jacobo), decisión en la que tuvieron que ver el apego a la propia tierra y las desavenencias religiosas y de carácter surgidas entre ambos: Juan Nicolás, aunque de familia protestante, formado en un ambiente ilustrado y deísta; Francisca, católica exaltada y algo neurasténica. Ya en España, hizo frecuentes llamamientos a su marido para que volviese, decisión que se demoró por las razones apuntadas y también por la dificultad de viajar a España, ocupada por las tropas de Napoleón desde 1808.
Establecida en Chiclana, Francisca se vio obligada a hospedar en su casa al general francés Villate, lo que provocó en ella una sensibilización política de carácter nacionalista y conservador. De esta época son sus breves escritos de exaltación de la Guerra de Independencia: “Una aldeana española a sus compatriotas” (10 de junio de 1808), “Saluda una andaluza a los vencedores de los vencedores de Austerlitz en los campos de Bailén” (30 de julio de 1808, magnificación épica del general Castaños) y “Carta a un amigo” (6 de agosto de 1808). Al convertirse Cádiz en sede de las Cortes Constituyentes, las dos conocidas tendencias, liberal y conservadora, se manifestaron en sendas tertulias gaditanas: la de Margarita López de Morla (a la que asistían diputados y escritores de tendencia liberal y neoclásica, como Martínez de la Rosa, Quintana, Ángel Saavedra, etc.) y la de Francisca, conocida entonces como “Doña Frasquita”, cuya casa se convirtió en centro de reunión de los círculos conservadores.
Decidida a recuperar a su marido, en 1812 se trasladó de nuevo a Alemania, donde Juan Nicolás, después de una lenta evolución religiosa, terminó convirtiéndose oficialmente al catolicismo en 1813.
Francisca aprovechó esta nueva estancia para conocer, con ayuda de su marido, las líneas básicas del romanticismo alemán. Entusiasmada con los estudios de August Wilhelm Schlegel sobre la literatura española, se decidió a escribirle, manifestando la “indecible satisfacción con la que ha leído lo que Vmd. con sobrado conocimiento y harta imaginación ha escrito acerca de nuestra poesía”, y agradeciéndole que haya hecho “justicia” al “carácter noble y heroico de nuestra Nación”.
Al tiempo, por mediación de los Campe, le envió algunos de sus “escritos patrióticos” y unos romances de su amigo José Joaquín de Mora (prisionero en Francia y ejemplo de la juventud española, que conserva “el sello de las virtudes heroicas de sus antepasados”, puestas a prueba en la guerra contra Napoleón), en los que se imita “el estilo de los antiguos romances españoles”. Schlegel le respondió “impresionado” por las observaciones “justas y llenas de entusiasmo poético” de Francisca, y satisfecho de haber contribuido a “expandir en Alemania la lectura de los poetas españoles” (apud G. Carnero, 1978: 160-162).
De nuevo en España, Francisca festejó la vuelta de Fernando VII y mostró su apoyo a las primeras medidas políticas del Rey, entre ellas, la adhesión al Manifiesto de los Persas. En 1814, publicó Fernando en Zaragoza, folleto en el que exalta la figura del “virtuoso” e “idolatrado” rey, que sabrá guiar al pueblo “por la senda de la verdadera ilustración”, y en el que condena a los liberales, una “turba de insensatos”, cuyo objetivo es el debilitamiento del “antiguo carácter de la nación”. De 1814 es también su escrito El general Elío, o lo que son los españoles, en el que se elogia al ejecutor del golpe de Estado que impide la instauración de un régimen constitucional.
En este contexto, participó en la conocida como “querella calderoniana” que enfrentó en la prensa a los Böhl con su antiguo amigo José Joaquín de Mora y con Antonio Alcalá Galiano, el cual aludía a ambos esposos como “acérrimos parciales de la monarquía al uso antiguo” y a Francisca como “literata y patriota acérrima”, que “afectaba la religión con pasión”, los cuales habían llevado la discusión crítico-literaria al terreno de la política, lanzando contra ellos “cargos infundados” (les acusan “de jansenismo y de amor a las reformas”) en lo debatido en el “litigio literario pendiente” (A. Alcalá Galiano, 1886: 176 y 419).
El levantamiento de Riego y la iniciación del Trienio Liberal provocaron un grave disgusto y desequilibrio nervioso en Francisca, del que se liberó con la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis, enviados por la Santa Alianza para restaurar el Antiguo Régimen, a los que recibieron con júbilo los Böhl, que justifican la represión fernandina de los representantes del régimen liberal. En este período, se afianzó el prestigio social de los Böhl: en 1822 se casó su hija Cecilia con el marqués de Arco Hermoso, y en 1825 sus otras dos hijas: Ángela, con el barón y general Chatry de la Fosse (los Böhl mantienen estrechas relaciones con altos mandos del ejército francés), y Aurora, con Tomás Osborne, hijo de una acaudalada familia de El Puerto de Santa María.
Este período coincidió con el de la publicación de las obras más importantes de Böhl como bibliófilo y antólogo de poemas y obras de teatro de la literatura española, en cuyo trabajo colaboró intensamente Francisca, ya que se conservan manuscritos suyos en el archivo Osborne con cantidad de poemas del Siglo de Oro. De esta época son también los denominados Cuadernos de viaje (tres manuscritos de Francisca sobre sus viajes a Bornos, a Ubrique y a Arcos de la Frontera, 1824-1825) en los que aparecen “largas descripciones objetivas, de las que el lirismo no está en modo alguno ausente” y en los que “su maestría en el manejo de la palabra, su habilidad en las descripciones de la naturaleza y en la observación de comportamientos y tipos populares, abonan la tesis del magisterio sobre Fernán” (G. Carnero, 1978: 129). De hecho, sigue de cerca los trabajos de Cecilia, uno de cuyos relatos, Una madre o el combate de Trafalgar, enviará Francisca a la dirección de El Artista, donde será publicado en 1835. Ese año murió el marqués de Arco Hermoso.
Al año siguiente, falleció Juan Nicolás. Francisca, cuya salud física y psíquica había ido deteriorándose desde mediados de la década de 1820, murió el 14 de noviembre de 1838. Comprometida con la cultura y la política de su tiempo, fue, no obstante su pensamiento reaccionario y las reservas de su marido, una firme defensora de los derechos de la mujer.
Obras de ~: Fernando en Zaragoza, Cádiz, Imprenta Niel, 1814; con J. N. Böhl de Faber, Pasatiempo crítico en que se ventilan los méritos de Calderón, Cádiz, Imprenta Carreño, 1818; Cuadernos de viaje, 1824-1825 (inéd.); con J. N. Böhl de Faber y J. B. Cavaleri, Segunda parte del Pasatiempo crítico, Cádiz, Imprenta Carreño, 1919.
Bibl.: E. Campe, Versuch einer Lebensskizze von Johan Nicolás Böhl de Faber nach seinen eigenen Briefen, Leipzig, 1858; A. Alcalá Galiano, Memorias de D. Antonio Alcalá Galiano, publicadas por su hijo, Madrid, Imprenta de Enrique Rubiños, 1886; J. Herrero, Fernán Caballero, un nuevo planteamiento, Madrid, Gredos, 1963; S. Montoto, Fernán Caballero. Algo más que una biografía, Sevilla, Gráficas del Sur, 1969; G. Carnero, Los orígenes del romanticismo reaccionario español: el matrimonio Böhl de Faber, Valencia, Universidad, 1978; “Francisca Ruiz de Larrea y Mary Wollstonecrafft”, en Hispanic Review, 50, 2 (1982), págs. 133-142; “Francisca Ruiz de Larrea (1775-1838) y el inicio gaditano del romanticismo español”, en M. Mayoral (coord.), Escritoras románticas españolas, Madrid, Fundación Banco Exterior, 1990, págs. 119-130; M. Fernández Poza, “Frasquita Larrea”, en VV. AA., Frasquita Larrea. Mujeres entre la Ilustración y el Romanticismo, catálogo de exposición, El Puerto de Santa María (Cádiz), 2001, págs. 29-38; M.ª G. Espigado Tocino y M.ª J. de la Pascua Sánchez (coords.), Frasquita Larrea y Aherán: europeas y españolas en la Ilustración y el Romanticismo, Cádiz, Universidad, Servicio de Publicaciones, 2003 (espec., M. Fernández Poza, “Frasquita Larrea: entre la Ilustración y el Romanticismo. Apuntes biográficos de una vida en el umbral de la Modernidad”, págs. 25-53).
Demetrio Estébanez Calderón