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Francisco de Miranda Villafañe

Biografía

Miranda Villafañe, Francisco de. ¿Plasencia? (Cáceres), p. m. s. XVI – Plasencia (Cáceres), 19.IX.1589. Chantre de la Catedral de Plasencia, soldado y escritor.

Nació probablemente en Plasencia en los primeros años del siglo XVI. Podría ser deudo de su coetáneo, el clérigo y soldado Luis Miranda Villafañe, autor de la Comedia Pródiga, o bien de Antonio de Miranda, de la Secretaría de los Zúñiga, y esposo de Catalina Álvarez de Villafañe, emparentados con Bernardina de Cabreros, que deja capellanías en la Iglesia de El Salvador en su nombre y el de su esposo, del linaje de los Quirós y Miranda.

Pocas son las noticias que sobre él se conservan, salvo las que se pueden extraer del libro que publicó en 1582 en Salamanca, en casa de los herederos de Matías Gast: Diálogos de la Phantastica Philosophia: de los tres en un Compuesto, y de las Letras, y Armas, y del Honor, donde se contienen varios y apacibles sujetos.

Entre los preliminares se halla un poema laudatorio en latín que le dedica Luis Antonio Napolitano, nombre con que solía firmar el gramático Luigi Antonio Zompa (1496-1557), el Sedicino, profesor del cardenal Santori y pensionado de Carlos V, que alaba su inteligencia, su ingenio natural y la facundia de su lengua.

En él se lee que estuvo dos lustros a las órdenes del César Carlos como soldado y llevó a cabo muchas batallas con audaz mano, sin descuidar el ejercicio de las letras, para finalmente ordenarse sacerdote.

En un segundo poema a la guerra de África (1550), referido a la expedición del Emperador a la actual ciudad tunecina de Mahdia para atrapar a Dragut, lugarteniente de Barbarroja, el Sedicino, autor junto a Sergio Sarmiento de un Elegantiarum compendiolum (1543) de gran fortuna hasta el siglo XVIII, abunda en la idea de que a sus brillantes estudios añadirá nuevas gestas bélicas junto a la flota imperial. De la presa de la ciudad, capitaneada por el virrey Juan de Vega, un anciano Andrea Doria, García de Toledo y el padre Laínez, hay numerosos trasuntos en prosa y verso, como los de Pedro de Salazar o Tansillo, pero en ninguno hasta ahora se halla mención alguna a Miranda.

Gracias al diálogo del Honor (pág. 132) se sabe por él mismo que vivió en Nápoles: “donde el autor de esta obra se dio tanto al estudio, no dejando de cumplir con el arte militar, con que vino a ser proveído por su virtud una gran dignidad en su tierra”.

Tiene, por tanto, que haber dejado allí cierta estela documental, no localizada hasta el momento, de sus estudios, carrera militar, ordenación, solicitud y provisión de beneficios, pero hasta 1580, en plena campaña de Portugal, no se recupera su rastro en el manuscrito original de su libro, rubricado en cada página por Juan Gallo de Andrada y con censura autógrafa de Alonso de Ercilla, en la que dice que se tiene que imprimir porque no encuentra cosa que lo impida, y tiene muchas buenas que provocan a seguir la virtud, adornadas de sentencias de filósofos y graves hombres, por lo cual será provechoso.

Visto por el Consejo, se otorgó licencia para imprimir y privilegio por veinte años, para que siguiendo las diligencias de la Pragmática de 1558, después de impreso no se pueda vender, sino que se traiga al Consejo junto con el original, se tase el pliego, y se ponga la tasa al principio so pena de 10.000 maravedís.

Firman a 13 de agosto de 1580: “Antonius, Episcopus, el Ldo. Juan Tomás, el Ldo. Gamboa, el Dr. Íñigo de Cárdenas Zapata, el Ldo. Don Fernando Niño de Guevara, y el Licenciado Chumacero de Sotomayor”.

Procedente de Simancas, el manuscrito, custodiado hoy en la Biblioteca Nacional de España, constituye una herramienta esencial para estudiar la historia de este impreso sin tasa, del que se conservan en los mismos fondos hasta cuatro ejemplares en distinto estado, a los que habría que añadir los de la Real Biblioteca (Palacio Real de Madrid), Real Academia Española, El Escorial, la Provincial Franciscana de Cartagena, la Alessandrina de Roma, o colecciones públicas y privadas, hasta llegar a veintiséis ejemplares localizados.

Las fechas son importantes, porque existen fuentes documentales que señalan en ese mismo tiempo como chantre de la Catedral de Plasencia a Pedro Bermúdez de Villalva, o Juan de Villalva, deudos del famoso coronel que guerreara con el Gran Capitán, y que anduvieron envueltos en pleitos por la adjudicación de la chantría ante la designación de Francisco de Miranda, pues había permanecido en la familia desde 1502. El mismo día de su muerte, acaecida por enfermedad el 19 de septiembre de 1589, ya recoge el Libro del Cabildo Catedralicio agrias disputas, esta vez con Cristóbal y Mateo de la Pila, que pretenden el mismo y sustancioso beneficio, por lo que se iniciarían nuevos pleitos entre 1589 y 1591, recopilados en la Real Chancillería de Valladolid.

Aunque de Miranda no se hallen mandas, testamentarías o fundaciones en los archivos catedralicios, sí figura en el legajo 91, pieza 18, de 19 de mayo de 1582 (Archivo de la Catedral de Plasencia), acompañando en procesión desde San Vicente a Santa María al nuevo obispo de origen portugués Andrés de Noroña, del Consejo de su Majestad, en la solemne apertura del Sínodo que convocó en su breve pontificado para desarrollar las disposiciones de Trento al quedar suspendidas las constituciones del Sínodo de 1566 de Pedro Ponce de León.

Mencionado por Nicolás Antonio, Simón Díaz y Palau, su texto, con numerosas apostillas marginales, verdadera biblioteca sapiencial paralela en apariencia, se compone de tres diálogos de filosofía moral. Ferreras ha hallado una traducción francesa temprana (1587) de G. Chappuys, historiógrafo e intérprete del monarca francés. El primero se trata de una traducción disimulada, mutilada en parte, pero casi literal de I Capricci del Bottaio (1548), del florentino Giovanbattista Gelli, posiblemente motivada, según Vega Ramos (2005), por la inclusión de dicha obra en el Índice en 1554, y en el de Valdés de 1559, como salvaguarda de pasajes suspectos que de otro modo hubieran sido sanados. El diálogo de Gelli figura, en efecto, en el Índice veneciano de 1554, el romano o paulino de 1554, o en el del Concilio de Trento de 1564. También se prohibió, de forma acorde, en el Índice español del inquisidor general Gaspar de Quiroga (1583). En la línea de Ficino y Luciano, relata el diálogo del viejo zapatero Bernaldo con su alma, que se le aparece en sueños para guiarlo para su perfección espiritual, pero, a la vez, incluye pasajes variados sobre legislación o en defensa de la lengua romance, cotejados con Gelli por Gómez (1988). Miranda justifica así en el prólogo que se pueda sacar de él algún provecho: “aunque le parezca ser de bajo estilo y no seguido según las verdaderas reglas de las ciencias, no lo he querido enmendar ni ponerlos con más elegancia, siendo cierto que los que los leyeren, consideraran que siendo este hombre nacido humilmente ejercitado en oficios viles, donde no podía mucho platicar sino con personas semejantes a su condición y manera, o según lo que su naturaleza le había enseñado, o los que con él habían tratado, o él leído en algunos libros de Romance, o oído en las Iglesias de los predicadores”.

El segundo no es un texto más sobre el topos de la disputa de las Armas y las Letras. Parece haber sido cortado y reescrito. Como si hubiera puesto sus dudas en forma dialógica para favorecer solapadamente a las Letras siguiendo la estela del Libro III de Possevino, Dialogo dell honore (1553), editado por su hermano G. B. Possevino, junto a un prólogo utilísimo sobre la materia y su proceso de escritura. El ejemplar, sin portada, conservado en la Biblioteca Nacional de España (Madrid), lleva ex libris de la Real Biblioteca. No es descabellado, pues en el manuscrito original de Miranda sólo hay un texto tachado por Ercilla, el poema: “Vuelve, lector, verás a quien airado/ con la sangrienta espada en alto vuelo/ la pluma ha levantado en par del cielo/ poniendo un nuevo esmalte en lo dorado”.

Su tercer diálogo, bajo el epígrafe sobre qué cosa es ser hombre de bien, cómo se adquiere la nobleza, y lo que se requiere para no perderla, quizá fue escrito para agradar a los Carvajales, pues contiene referencias al puente del Cardenal, al fin de las luchas de banderías de Zúñigas y Carvajales, a la sujeción a la observancia del Convento de San Francisco en 1567, convento ampliado por las generosas donaciones del cardenal y Bernardino de Carvajal. Aún así, su posición frente a los arbitristas sobre si la nobleza es propia de todos los individuos, o tan sólo de unos cuantos, vuelve a ser redactada de forma ambigua, como señala Berrendero (2000), y pegado a Possevino. Poquísimas noticias hay aún para entender qué hizo de un tema crucial para la vida y la historia de las ideas políticas en una cambiante España, alejada ya de los Espejos de Príncipes y Caballeros.

Obras de ~: Dialogos de la phantastica philosophia de los tres en un compuesto, y de las letras y armas y del honor, donde se contienen varios y apacible, 1580 [ms. en Biblioteca Nacional de España, sign. MSS/19312 (procedencia: Inquisición de Simancas, sign. ms. n.º 26); Salamanca, herederos de Mathias Gast, 1582].

Fuentes y bibl.: Archivo de la Catedral de Plasencia, leg. 91, pieza 18, fols. 1-95, Sínodo de don Andrés de Noroña (1582); Actas del Cabildo (1587-1591), lib. n.º 15, fols. 247r.- 249v., 1589; Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, Pleitos Civiles, caja 265, 14, F. Pérez Alonso, 1589- 1591; Archivo Histórico Nacional, C. Luque; Archivo Histórico Provincial de Cáceres, Legado Paredes, leg. 109, n.º 4, ms. atrib. al Maestrescuela J. Correa Roldán: Anales de la Santa Iglesia de Plasencia desde su fundación, 1579.

L. A. Sompano y S. Sarmiento, Elegantiarum compendiolum, Nápoles, Mattia Cancer, 1543; L. de Miranda, Comedia Pródiga, Sevilla, Martín de Montesdoca, 1554; L. de Toro, Placentiae urbis et ejusdem episcopatus descriptio, 1573, ms. en Biblioteca Universitaria de Salamanca, sign. II-1151; C. Benenano, Al. Antonii Sompani Sedicini et praesbyter Sergii Sarmenti Salani totius fere rei grammaticae epitomae, Venecia, Domenico Farri, 1599; A. Fernández (OP), Historia y Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia, Madrid, Juan Gonçalez, 1627; P. A. Sperae, De nobilitate professorum Grammaticae et Humanitatis utriusque liguae, Nápoles, 1641; J. Benavides Checa, El Fuero de Plasencia, Roma, Tipografia de Michele Lobesi, 1896; G. Gentile, Opere italiane, Giordano Bruno, Bari, G. Laterza et figli, 1907; B. Croce, “La tomba del Grammatico Sidicino”, en Nuove curiosità storiche, Nápoles, R. Ricciardi, 1922; A. L. de Gaetano, Giambattista Gelli and the Florence Academy. The rebellion against Latin, Florencia, Biblioteca dell’Archivum Romanum, 1976; L. de Miranda, Comedia Pródiga, Cáceres, Institución Cultural El Brocense, 1982; D. Sánchez Loro, Historias Placentinas Inéditas, Cáceres, Institución Cultural El Brocense, 1982, 3 vols.; J. Gómez Gómez, Francisco Miranda Villafañe. Diálogos de la Phantastica philosophia, Salamanca, Gráficas Varona, 1984; J. Ferreras- Savoye, Les dialogues espagnols du s. XVI ou l’expression littéraire d’une nouvelle consciences, Paris, Didier Erudition, 1985; J. Gómez Gómez, Pedro Soto de Rojas y Giambattista Gelli en el prólogo al Desengaño de amor en rimas, Toulouse, Criticón, 1987; G. A. Santori, Vita del cardinale Giulio Antonio Santori, detto il Cardinale di Santa Severina, composta, e scritta da lui medesimo, Roma, G. Cugnoni, 1989; C. Pérez-Coca Sánchez- Matas, Derecho, vida y costumbres de Plasencia y su diócesis en los siglos XV y XVI (Documentación sinodal de la segunda mitad del siglo XVI), Cáceres, Universidad de Extremadura, 1994, 2 vols.; J. López Calo, La música en la Catedral de Plasencia (Notas históricas), Trujillo, Fundación Xavier de Salas, 1995; P. Cordero Alvarado, Plasencia Heráldica, Histórica y Monumental, Plasencia, Ayuntamiento, 1997; J. Simón Díaz, El libro español antiguo, Madrid, Ollero & Ramos, 2000; F. de los Reyes Gómez, El libro en España y América, legislación y censura (siglos XV-XVIII), Madrid, Arcolibros, 2000, 2 vols.; A. Fernández (OP), Historia y Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia, Plasencia, Ayuntamiento, 2001; J. Benavides Checa, El Fuero de Plasencia, Plasencia, Ayuntamiento, 2001; F. González Cuesta, Los Obispos de Plasencia. Aproximación al Episcopologio Placentino, Plasencia, Ayuntamiento, 2002, 2 vols.; R. Luengo Pacheco, Libros y lectores en Plasencia (siglos XVI al XVIII), Cáceres, Universidad de Extremadura, 2002; J. A. Guillén Berrendero, Los valores nobiliarios ante una conciencia de crisis. La definición de honor y virtud de Francisco de Miranda Villafañe “Diálogos de la Phantastica Philosophia” de 1581, en F. J. Aranda Pérez (coord.), La declinación de la monarquía hispánica en el siglo XVII: actas de la VIIª Reunión Científica de la Fundación Española de Historia Moderna, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2004; V. Moreno Gallego, “Matías Gast, preso inquisitorial”, y M. I. García-Monge Carretero, “Inventarios de las bibliotecas de jesuitas en la colección Biblioteca de Cortes de la Real Academia de la Historia”, en P. M. Cátedra y M.ª L. López Vidriero (dirs.), La memoria de los libros: estudios sobre la historia del escrito y de la lectura en Europa y América, [Salamanca], Instituto de Historia del Libro y de la Lectura, 2004, 2 vols.; J. Ferreras-Savoye, Diálogos humanísticos del siglo dieciséis en lengua castellana, Murcia, Editum, 2008; M.ª J. Vega Ramos y P. Álvaro Holgado, La Circe de Gelo Florentín, Salamanca, SEMYR, 2012; P. Álvaro Holgado, Diálogos de la Phantastica philosophia, de Francisco Miranda Villafañe, Madrid, 2012 (en prensa).

Pilar Álvaro Holgado