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Juan Sarmiento y Ortega

Biografía

Sarmiento y Ortega, Juan. Olmedo (Valladolid), ú. t. s. XV – Madrid, 1552. Consejero de Órdenes.

Nació en Olmedo, localidad perteneciente a la diócesis de Ávila. Tomó la beca en el colegio de la Santa Cruz de Valladolid el 18 de mayo de 1506, dónde se graduó en cánones. Poco después fue nombrado alcalde del crimen en la Chancillería de Valladolid, por Fernando el Católico.

Fue elegido por el Cardenal Cisneros para mediar en el conflicto que enfrentaba en aquel momento a Gutierre de Quijada, señor de Villagarcía, y al conde de Ureña, Rodrigo Girón, en torno a la posesión de Villafrades: “Por orden de Jimenez, marcha a Villafrades de Campos un corchete del convento de Pincia con unos agentes, para dar Quijada posesión de su ciudad en nombre del rey…Y ordenó a Sarmiento, uno de los cuatro magistrados, acudieran con soldados armados a pasar a fuego y sangre a Villafrades de Campos”.

Fue en ese momento cuando el conde de Ureña, Rodrigo Girón, decidió sitiar el lugar, ayudado por unos jóvenes nobles. Así, “el alcalde Sarmiento resolvió aniquilar a los sitiados, quienes considerándose impotentes para la defensa y no pensando ya sino en salvar la vida, lograron escapar. Sarmiento entró sin resistencia alguna en el pueblo, y para escarmiento y memoria del delito que en él se había cometido, le entregó a las llamas y arrasó sus edificios hasta los cimientos, haciendo sembrar el terreno de sal. Declaró reos de lesa majestad al conde de Urueña, a su hijo y a cuantos les habían auxiliado en su empresa, y azotó a unos y justició a otros, de los más culpables que pudo haber a mano”.

La Chancillería de Valladolid hizo ejecutar la sentencia y dictaminó que Villafrades fuese destruido, arado y sembrado de sal, aunque en su mayoría, los nobles relacionados en el conflicto huyeron, los habitantes del lugar sufrieron las consecuencias de la rebelión.

Durante el conflicto, Sarmiento condenó también a un vecino de Villadefrades, Antón Vicente, acusado de haber participado en el apaleamiento que se hizo al pesquisidor que había enviado la Chancillería a notificar la sentencia. Ordenó la quema de todas las casas del lugar, pero finalmente el castigo no se produjo de acuerdo a la sentencia y solamente se quemaron algunas casas.

Finalmente, el Conde de Urueña fue exculpado de ser ejecutado aunque sí fue desposeído de muchas de sus pertenencias y del título de notario mayor del Reino que posteriormente recuperaría al permanecer fiel al emperador.

Mientras ejercía como alcalde de la chancillería, Juan Sarmiento y Ortega fue nombrado durante esa misma época corregidor de Guipúzcoa. Igualmente fue nombrado oídor de la Real Chancillería de Granada, ejerciendo esta labor hasta 1528.

Ese mismo año fue promovido al Consejo de órdenes dándole al mismo tiempo la encomienda de Batudeira y juro de Badajoz en la órden de Alcántara

La actuación de Sarmiento en el conflicto que la Orden de Alcántara mantenía con el obispo de Coria, fue recompensada por la emperatriz con la cantidad de 50 000 maravedíes, en julio de 1538. La resolución al conflicto se consiguió, aunque solo momentáneamente, al conseguir un asiento al que se atuvieron ambas partes.

En febrero de 1545, el príncipe Felipe avisaba a su padre de la vacante producida en la encomienda de Peñafiel, perteneciente a la Orden de Alcántara y con un valor de 600.000 maravedíes por muerte de Fernando de Guzmán.

Alegando su avanzada edad y precaria salud, Sarmiento solicitó a Carlos V licencia para retirarse a sus tierras, petición que fue aceptada.

En 1552, concurrió al capítulo general de la Orden de Alcántara, y ocupó la presidencia como definidor general de ésta.

Falleció ese mismo año dejando inacabada la obra “Historia de la órden de Alcántara, que finalizó fray Francisco Rades de Andrade.

 

Fuentes y bibl: Archivo General De Simancas, Estado, leg. 22, n.º 100; Archivo Histórico Nacional, Ordenes Militares, lib. 326c, facs. 77r-78r, 55v-56v y 109v-110r; Alcántara, exp. 1422.

J. Rezábal, Biblioteca de los escritores que han sido individuos de los seis colegios mayores, Madrid, Imprenta de Sancha, 1805, pág. 333; M. Danvila, Historia crítica y documentada de las Comunidades de Castilla, Memorial Histórico Español, vol. LX, Madrid, 1897-1900, pág. 187; M. Alcocer y S. Rivera, Historia de la Universidad de Valladolid, vol. V, Valladolid, 1917-1931, págs. 185-186; Conde de Cedillo, El Cardenal Cisneros, gobernador del Reino, vol. I, Madrid, Estanislao Maestre-Academia de la Historia, 1921-1928, págs. 62-64; V. Beltrán de Heredia, Cartulario de la Universidad de Salamanca, vol. II, Salamanca, Universidad de Salamanca, Secretariado de Publicaciones, 1970-1973, págs. 504-505; A. Gómez de Castro, De las hazañas de Francisco Jiménez de Cisneros, ed. y trad. J Oroz Reta, Madrid, 1984. C. Domínguez Rodríguez, Los oidores de las salas de lo civil en la Chancillería de Valladolid, Valladolid, Publicaciones de la Universidad de Valladolid, 1997, pág. 39; A. Paris y Medina y R. Gómez Castro, Villadefrades de Campos, algo mas que Ecclesias Albas, Diputación de Valladolid, Valladolid 1999; I. J. Ezquerra Revilla, y H. Pizarro Llorente, “Sarmiento y Ortega, Juan”, en J. Martínez Millán (dir.), La Corte de Carlos V, vol. III, Madrid, Sociedad Estatal para la conmemoración de los centenarios de Felipe II y Carlos V, 2000, págs. 390-391; J García Oro, ¿Quién fue Cisneros?, Ariel, Barcelona, 2004.

 

Carmen Tur de Montis y Hornedo

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