Echegaray y Eizaguirre, Eduardo. Murcia, 5.X.1839 – Madrid, 11.XI.1903. Ingeniero de Caminos.
Al igual que su célebre hermano, José, Eduardo Echegaray fue ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (ingresó en la Escuela en 1854 y se graduó en 1860). En 1862 se incorporó al claustro de profesores de la Escuela como ayudante, y en 1865 como profesor por concurso. En 1866 pasó a la Escuela de Ayudantes de Obras Públicas, en la que enseñó Geometría descriptiva y Topografía, regresando a la de Caminos en 1868, donde permaneció hasta 1886, dando clases de Cálculo, Mecánica aplicada a las construcciones, Hidráulica y Arquitectura. En 1881 se le concedió la categoría de catedrático de ascenso en la Universidad Central.
Ocupó, asimismo, diversos puestos de carácter administrativo: jefe de negociado del Ministerio de Fomento de 1886 a 1896, e interventor central de Ferrocarriles de 1895 a 1899 (en la Revista de Obras Públicas, el órgano de los ingenieros de Caminos, publicó varios artículos sobre ferrocarriles, uno de sus temas favoritos; a lo largo de su vida escribió en esta publicación doce artículos, algunos continuación de otros, y la mayoría sobre cuestiones profesionales relativas al Cuerpo). En enero de 1896 ascendió a inspector general de segunda clase de Caminos, Canales y Puertos, y posteriormente fue nombrado vocal del Real Consejo de Sanidad del Reino y, por lo tanto, jefe superior de Administración. También fue ingeniero municipal del Ayuntamiento de Madrid.
Publicó un libro sobre Elementos de geometría descriptiva (1881), que servía de material de apoyo para las clases que explicó sobre esta materia en la Escuela de Caminos, y también algunos artículos de matemáticas y de física. Fueron éstos aportaciones de escasa entidad, concebidas en general como ayuda para la enseñanza en la Escuela de Caminos. Ejemplo de los primeros (esto es, de trabajo matemático modesto) es el artículo que publicó en 1879 en la Revista de Obras Públicas, “Aritmética superior: teoría de restos”, en el que demostró el siguiente Lema: “Para que dos números A y B divididos respectivamente por otro P den el mismo resto es preciso que su diferencia sea divisible por P”. En cuanto a artículos que intentaban contribuir a una mejor enseñanza físicomatemática en la Escuela, está (publicado también en la Revista de Obras Públicas) el titulado “Mecánica racional: teorema de las velocidades virtuales” (1879), en el que mejoraba la demostración que el matemático francés Poinsot había realizado del teorema de las velocidades virtuales en la mecánica racional (o analítica), que se exigía en el programa de ingreso en la Escuela de Caminos. “Arreglé de su trabajo [el de Poinsot] —escribió en su artículo— una demostración directa y propia para ser explicada en un examen”.
Al igual que su hermano José, no desdeñó escribir para los periódicos, publicando artículos de carácter general, especialmente de divulgación científica y técnica. También contribuyó a publicaciones como Anales de la Construcción y de la Industria y Revista de España. Se encargó, asimismo, de preparar una nueva edición, corregida y aumentada del Diccionario general etimológico de la lengua española de Roque Barcia.
La corrigió y amplió tan considerablemente que se puede hablar de una nueva obra, y de hecho apareció con su nombre, aunque añadiendo después del título “Edición económica arreglada del Diccionario etimológico de D. Roque Barcia, del de la Academia Española y de otros trabajos importantes de sabios etimologistas”.
Fue miembro de la Sociedad Económica de Amigos del País de Madrid, en la que ingresó con un discurso sobre geología.
Elegido miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales el 1 de mayo de 1900, tomó posesión de plaza el 17 de mayo de 1901 con un discurso sobre la Importancia de la geología en el arte de construir, en el que defendió con vigor el papel de la geología en los estudios y práctica de la ingeniería de Caminos, “pues se trata de conocer la base sobre la cual ha de levantar sus construcciones y las causas que constantemente las modifican, trabajo no interrumpido desde el principio de los siglos, para evitar que puedan comprometer la estabilidad de aquéllas, como sucede cuando los terremotos hacen oscilar el suelo y lo agrietan; el agua lo desnuda, y el viento empuja con violencia las altas torres de los faros”.
En 1884 fue condecorado con la Gran Cruz de Isabel la Católica.
Obras de ~: “Mecánica racional: teorema de las velocidades virtuales”, en Revista de Obras Públicas (ROP) 27 (1879), págs. 73-77; “Aritmética superior: teoría de restos”, en ROP, 27 (1879), págs. 117-120; “Ferrocarril directo de Madrid a Ciudad Real”, en ROP, 27 (1879), págs. 37-39, 237-242, 256- 259, 264-266 y 279-286; Elementos de geometría descriptiva, Madrid, Imprenta de Fortanet, 1881; “Lucio del Valle. El arte del Ingeniero y el cultivo de las matemáticas en España”, en Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid (1886), págs. 189-215; Diccionario general etimológico de la lengua española, Madrid, Jose María Faquineto, 1887-1889, 5 vols.; “Intervención de Estado en la explotación de ferrocarriles”, en ROP, 46 (1899), págs. 139-142; [Importancia de la geología en el arte de construir]: discursos leídos ante la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en la recepción pública de Eduardo Echegaray el 17 de marzo de 1901, contestación de A. Salvador y Rodrigáñez, Madrid, Imprenta de L. Aguado, 1901 (ed. con el tít. Geología, en ROP, 48, 21 de marzo de 1901 y 28 de marzo de 1901, págs. 93-99 y págs. 101-105, respect.); ed. digital de artículos en ROP, en http://ropdigital.ciccp.es/
Bibl.: A. Salvador y Rodrigáñez, “Contestación” a E. Echegaray e Eizaguirre, [Importancia de la geología en el arte de construir]: discursos leídos [...], op. cit., págs. 41-56.
José M. Sánchez Ron