Martín Arranz, Melitón. Segovia, 9.III.1820 – Madrid, 14.IX.1886. Ingeniero, escritor.
Pedro Martín de Bartolomé, padre de Melitón Martín, médico, jefe político de Segovia y diputado en los años 1822 y 1823, formó parte de la emigración liberal a Inglaterra, por lo que fue en este país donde Melitón Martín se formó como ingeniero civil, aunque tal título no le fue reconocido a su vuelta a España en 1840. Su conocimiento del inglés, francés, alemán e italiano le permitió entonces acceder a un puesto ministerial en la Oficina de Interpretación, ocupación que mantuvo hasta que en 1845 fue contratado como “ingeniero libre” por una empresa inglesa de las que iniciaban los estudios del trazado de líneas férreas en la Península. A partir de ese momento, su actividad se multiplicó y simultaneó proyectos y obras en distintos ámbitos y lugares. En 1848 fue nombrado ingeniero director de la Fábrica de Alumbrado y Gas de Madrid. Renovó y modernizó un establecimiento que “se hallaba próximo a expirar” y publicó Cuatro palabras a los consumidores de gas. Casi al mismo tiempo, la promulgación de la Ley de Pesas y Medidas en 1849 le animó a escribir su Nuevo Sistema Legal de Pesas y Medidas al alcance de todos, que publicó en 1852 cuando se establecía su obligatoriedad en las escuelas y centros educativos y que tuvo al menos quince ediciones hasta 1876. Su puesto en la Fábrica de Gas hizo que entrase en relación con el fotógrafo Charles Clifford, con quien colaboró en las ascensiones de éste en globo. Poco tiempo después se encargó de las pruebas de carga e instalación de los tubos de los cuatro sifones del Canal de Isabel II, obra gráficamente documentada por el mismo Clifford. En las graves inundaciones del año 1855 levantó puentes provisionales en el Tajo y el Jarama, y utilizó, por vez primera en España, luz eléctrica para iluminación de los trabajos nocturnos en el que tendió sobre el arroyo Abroñigal.
Con anterioridad, y simultáneamente a su trabajo en la Fábrica de Gas, había sido contratado como ingeniero jefe de material, vía y obras del ferrocarril a Aranjuez.
A pesar de los problemas políticos y financieros del marqués de Salamanca, su promotor, esta obra supuso su reconocimiento profesional y, con la aprobación en 1856 de la Ley de Sociedades de Crédito y la llegada de capitales extranjeros, ya no dejó de estar relacionado con el ferrocarril, aunque hasta finales de la década de 1860 siguió en la Fábrica de Gas y participó en las instalaciones de alumbrado público por gas de Cartagena, Vitoria, Burgos, Pamplona y Jerez.
Fue en ese 1856 cuando, precisamente para proyectar y avalar la vía por Segovia de la línea ferroviaria al norte, entró en contacto con su ciudad natal. Ello le llevó a publicar estudios en defensa de esta alternativa, estableciendo una colaboración que no cesó hasta 1880 y que le condujo a implicarse con la sociedad segoviana tanto financiera (en 1861 puso en marcha “La Segoviana”, una fábrica de loza que ha permanecido activa hasta hace pocos años) como políticamente, pues fue diputado a Cortes por esta ciudad y provincia en las legislaturas de 1860, 1863 y 1970.
En esta época, y durante casi una decena de años, mantuvo residencia abierta en León, al ser también ingeniero de la Compañía de Ferrocarriles del Noroeste.
Diseñó las estaciones de las distintas categorías en las líneas León-Gijón y León-La Coruña y llegó a ser elegido presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País de León, entidad que bajo su tutela inició una nueva época de actividad cultural y presencia social.
Es también en estos años cuando se manifestó como un escritor socialmente comprometido y de talante educador, escribiendo sus trabajos de carácter filosófico y sociológico más ambiciosas: Ponos, La hormiga y el Universo, La leyenda del trabajo, La filosofía del sentido común, etc., obras que vieron más de una edición y le granjearon el respeto de políticos e intelectuales.
Fue, en 1875, una de las tres personalidades, junto a Fermín Caballero y Morgay, dos veces ministro de la Gobernación, y a Ignacio Escobar, que sería pronto consejero de Estado y vicepresidente del Congreso, a quienes el catedrático Ramón Torres Muñoz de Luna se dirigió en su “Campaña de la Paz”, dedicada a Alfonso XII. Frecuentó la Sociedad Matritense de Amigos del País y el Ateneo de Madrid, donde trabó amistad y ofreció ayuda y apoyo a un joven Rodríguez Carracido, cuando éste se encontraba en dificultades. En 1878 fue jurado de la Exposición Universal de París, publicándose para la ocasión una obra suya en francés.
A pesar de su carencia de titulación oficial, en 1881 fue elegido académico de número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales a propuesta de Mariano de la Paz Graells, quien en el escrito que elevó a la Corporación científica consideraba que “D. Melitón Martín pertenece a esa raza de grandes caracteres, bien singular por desgracia, que guardan su independencia en el estudio y sacrifican su existencia entera a las empresas que reconocen como firme y segura base las verdades físicas y por objetivo y último fin el mejoramiento y bienestar material de la humanidad”. En diciembre de 1882 leyó su discurso de ingreso sobre Evolución en Ciencia, contestado por Manuel Rico y Sinobas. Hasta su fallecimiento continuó colaborando en prensa y revistas.
Obras de ~: Cuatro palabras a los consumidores de gas, Madrid, Imprenta Aguado, 1849; Nuevo sistema legal de pesas y medidas puesto al alcance de todos, Madrid, Imprenta de J. Martín Alegría, 1852; Ávila y Segovia, Madrid, 1854; Segunda vez Ávila y Segovia, Madrid, 1854; A los electores de Segovia, Madrid, 1863; Ponos, Madrid, 1864; La hormiga y el universo, Madrid, 1868; A los segovianos honrados, Segovia, 1869; La leyenda del trabajo, Madrid, 1870; La filosofía del sentido común, Madrid, 1872; Las huelgas, sus causas y sus remedios, Madrid, 1875; La cartilla del trabajo, Madrid, 1875; Memorial a su Majestad, Madrid, 1875; Carta que puede servir de prólogo a ‘La cartilla del trabajo’, Madrid, 1876; Conato de clasificación de los conocimientos humanos del siglo XIX, Madrid, 1876; La imaginación, Madrid, 1877; Le travail humaine: son analyse, ses lois, son evolution, Paris, 1878; El trabajo en España. Apuntes para una Memoria, Madrid, 1879; Discurso de recepción en la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Madrid, 1882.
Fuentes y bibl.: Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Expediente Académico.
“Necrológica”, en Anuario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1887), págs. 170-199; La Tierra de Segovia, 8, 9 y 10 de marzo de 1920; El Adelantado de Segovia, 8, 9 y 10 de marzo de 1920; J. Nombela, Impresiones y recuerdos, Madrid, Tebas, 1976, págs. 1017-1025; R. M. González Martínez, La Real Sociedad Económica de Amigos del País de León, León, Caja de Ahorros, 1981; I. Aguilar Civera, La Estación de Ferrocarril, puerta de una ciudad, vol. II, Valencia, Generalitat Valenciana, 1985, págs. 341 y ss.; L. Fontanella, Clifford en España. Un fotógrafo en la corte de Isabel II, Madrid, El Viso, 1997, pág. 59; J. M. Flores, “Las estaciones de Gijón”, en Asturias y el ferrocarril, Gijón, Trea, 1999, págs. 253- 261; R. Martínez Vázquez de Parga, Historia del Canal de Isabel II, Madrid, Fundación Canal Isabel II, 2001, pág. 137.
Juan Luis García Hourcade