Maldonado Pimentel, Pedro. Salamanca, c. 1490 – Simancas (Valladolid), 14.VIII.1522. Político y militar.
Poco se sabe de este protagonista de las Comunidades de Castilla. Era hijo de Arias Maldonado, comendador de Estriana, y de Juana Pimentel, hermana de Bernardino Pimentel, conde de Benavente. Su abuelo paterno era el doctor Rodrigo Maldonado de Talavera, catedrático de la Universidad de Salamanca, que había sido uno de los negociadores de la paz con Portugal, en 1479, y miembro del Consejo Real desde 1480-1482, que reedificó la casa que llaman de las Conchas. Pedro Maldonado poseía en Salamanca unas veinte casas que alquilaba y era, además, señor de Babilafuente y Avedillo, mayorazgo que había fundado su abuelo paterno y del que heredó. Fue nombrado procurador de Salamanca en las Cortes convocadas por Carlos I en Santiago, a principios de 1520, pero se le negó el derecho de asistir so pretexto de que su mandato no emanaba del regimiento, sino de un Cabildo Abierto en el que entraron frailes y gentes del común. Desde entonces, figura como uno de los más destacados comuneros de la ciudad, llegando a ser nombrado corregidor por la Comunidad, en agosto de 1520, y jefe de la milicia de Salamanca en el ejército de la Santa Junta. Cuando, en diciembre de 1520, Pedro Girón abandonó el bando comunero, se alzaron sospechas contra algunos jefes del partido popular, concretamente contra Pedro Maldonado por su parentesco con el conde de Benavente; herido en su honra, renunció a su puesto, sucediéndole en él su primo Francisco Maldonado, aunque por breve plazo, pues a instancias de Padilla, que conocía su lealtad, volvió otra vez Pedro a mandar las huestes de Salamanca.
Preso en Villalar, el 23 de abril de 1521, Pedro Maldonado debía de haber sido ejecutado con sus dos compañeros de armas Padilla y Bravo, pero su tío, el conde de Benavente, intervino en su favor “porque era su sobrino y lo tenía por afrenta”. El conde esperaba que el Emperador mostrara clemencia hacia su sobrino y consiguió que su proceso quedara aplazado hasta el regreso del Rey. Sin embargo, tuvo que renunciar a la custodia de Pedro, quien, desde el 20 de mayo de 1521, pasó al castillo de Simancas.
La leyenda cuenta que Pedro habría podido escapar fácilmente cuando era trasladado a Simancas y que habría renunciado a ello porque esperaba la gracia del Soberano. En agosto de 1521, una orden formal de la Corte recomendaba al gobernador de Simancas que vigilara estrechamente a su prisionero: “que tenga a buen recaudo a don Pedro Maldonado”. Un año después, el Consejo Real le juzgaba en Palencia y le condenaba a muerte. El 14 de agosto de 1522, Pedro Maldonado salió de su prisión, montado en una mula y encadenado, para ser ejecutado en la plaza pública de Simancas, “degollado —escribe Manuel Giménez Fernández— por haberse sentido más nieto de letrado que sobrino de caballero”. Su cuerpo, enterrado primero en la iglesia de Simancas, fue trasladado discretamente a la catedral de Salamanca, en 1526, a petición de su madre, Juana Pimentel, para ser depositado en el panteón familiar. En 1523, la villa de Babilafuente, que le pertenecía “con su jurisdicción y renta de pan y maravedis y otras cosas, vasallos, martiniega”, fue vendida por el fisco real. El resto de sus bienes fueron entregados a su madre.
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Joseph Pérez
