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San Braulio de Zaragoza

Biografía

Braulio de Zaragoza, San. ?, c. 585 − Zaragoza, 651. Obispo de Zaragoza (631-651), escritor y bibliófilo.

Fue la personalidad más eminente de la Zaragoza visigoda, e incluso la más relevante de la Iglesia hispana después de la muerte de su maestro y amigo Isidoro de Sevilla. Pertenecía por nacimiento a una familia noble y episcopal de ascendencia hispanorromana, aunque vinculada con magnates visigodos por lazos de parentesco.

Su padre, Gregorio, era obispo de Osma en 610, y tres de sus hermanos, Juan —que además le precedió en la sede episcopal de Zaragoza—, Fronimiano y Pomponia, llegaron a ser abades y abadesa, respectivamente, de otros tantos monasterios. Una cuarta hermana, Basila, también era monja. Se ignora su lugar exacto de nacimiento, aunque algunas referencias contenidas en su correspondencia apuntan a la propia Zaragoza, a Osma y Gerona como posibles patrias.

Precisamente de su padre y, sobre todo, de su hermano Juan, de quien Ildefonso de Toledo alaba el talento, recibió su primera instrucción. Después se trasladó a Sevilla (hacia 610), con el fin de formarse en su escuela episcopal bajo la dirección de Isidoro. Fue entonces cuando Braulio sugirió a su maestro que compendiase toda su sabiduría en las Etimologías. Tras ser elegido su hermano Juan obispo de Zaragoza (619), regresó a la ciudad para auxiliarle como arcediano. A su muerte (631), le sucedió al frente de la diócesis zaragozana.

El descubrimiento en el siglo XVIII de su Epistolario en los archivos de la catedral de León ha permitido ponderar, tanto por el contenido de la correspondencia como por los destinatarios de las misivas —entre los que se cuentan el propio Isidoro, Tajón, el papa Honorio y los reyes Chindasvinto y Recesvinto, además de obispos, presbíteros y piadosos laicos—, la relevancia política, religiosa y cultural que alcanzó durante su episcopado. En el ámbito político-religioso actuó como consejero real con Chindasvinto y Recesvinto.

Al primero le asesoró en la preparación de la sucesión al trono (648) en beneficio de su hijo; con el segundo colaboró en la corrección del primer borrador del Liber Iudicum (Libro de los jueces). Ejerció con sutileza el poder de la influencia en la decisiva sede episcopal de Toledo, a la que Recesvinto había elevado a uno de sus discípulos predilectos, su arcediano Eugenio. Además, intervino activamente en los concilios IV (hacia 633), V (hacia 636) y VI (hacia 638) de Toledo, y dejó en las correspondientes actas la impronta de su pensamiento teológico y cristológico, incluso es posible que redactase el símbolo de fe aprobado en el último de los Concilios citados. Al concluir la asamblea episcopal fue elegido por los padres reunidos para dirigirse, en nombre de todos, al obispo de Roma, Honorio I, en defensa de los prelados hispanos, a quienes el Papa había reprochado su descuido en relación con los judíos, un encargo que pone de manifiesto la autoridad moral que ejercía en el seno de la Iglesia hispana.

Junto al Epistolario, en el que imita brillantemente a Jerónimo, escribió varios opúsculos, entre los que sobresalen la Vita sancti Aemiliani, su mayor contribución a la liturgia de su tiempo, y Praenotatio Librorum D. Isidori, que contiene el elogio de Isidoro y un apreciado catálogo de sus obras. Pero su verdadera aportación a la historia de la cultura deriva del docto magisterio que ejerció en Zaragoza, tanto desde la biblioteca episcopal —llegó a contar con más de cuatrocientos volúmenes— como desde la formada en el monasterio de los Santos Mártires. Gracias a estos focos de saber, Zaragoza ostentó la primacía cultural en la España visigoda después del ocaso de la escuela sevillana, una vez desaparecido Isidoro. Su correspondencia con el obispo de Sevilla revela la estrecha amistad y la afinidad intelectual entre ambos, de la que es buena muestra el interés de Braulio por la magna obra enciclopédica de su maestro, que éste le envió para corregir. El mismo testimonio epistolográfico representa a Braulio empeñado en conseguir copias de obras cristianas con las que enriquecer los fondos de la biblioteca catedralicia; y a la vez respondiendo a peticiones de la misma clase, como la que le dirige Fructuoso, después obispo de Braga, desde el monasterio Peonense, que le solicitó las Colaciones de Casiano y las Vidas de los santos Honorato, Germán y Emiliano.

Incluso es requerido como exégeta de determinados pasajes de los libros sagrados por el mismo presbítero, lo que prueba que su reputación como teólogo y biblista excedió los límites de la región.

Finalmente, y no es su mérito menor, puso en marcha, desde el scriptorium episcopal y con la colaboración del clero a sus órdenes, un ambicioso programa de recuperación y copia de los principales textos del saber antiguo, contribuyendo así a la conservación y transmisión de la cultura clásica, de la que era un experto conocedor. Su eminencia como teólogo, canonista, erudito y hombre de la Iglesia le hizo merecedor de un capítulo de las biografías dedicadas por Ildefonso de Toledo (657-667) a Los hombres ilustres (De uiris illustribus). Murió en 651 y fue canonizado en el siglo XIII. En el martirologio romano se guarda como día de su muerte el 26 de marzo.

 

Obras de ~: Epistolario, s. l., s. f. (ed. de L. Riesco Terrero, Epistolario de San Braulio, Sevilla, Publicaciones de la Universidad de Sevilla, 1975, col. Anales de la Universidad Hispalense, serie Filosofía y Letras, vol. 31); Vita Sancti Aemiliani, s. l., s. f. [ed. de J. Oroz, “Vita sancti Aemiliani. Hymnus in festo sancti Aemiliani abbatis”, en Perficit, IX (1978), págs. 119- 120 y 165-227]; Sancti Braulionis caesaraugustani episcopi. Vita s. Emiliani (ed. de L. Vázquez de Parga, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1943); I. Cazzaniga, “La vita di S. Emiliano scritta da Braulione vescovo di Saragozza: edizione critica”, en Bolletino del Comitato per la preparazione della Edizione Nazionale dei Classici Greci e Latini, nuova Serie III (1954), págs. 7-44.

 

Bibl.: C.H. Lynch y P. Galindo, San Braulio, obispo de Zaragoza (631-651). Su vida y sus obras, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Instituto Enrique Flórez, 1950; U. D. del Val, “Braulio de Zaragoza”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, CSIC, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 282-284; S. Aznar Tello, San Braulio y su tiempo. El fulgor de una época, Zaragoza, Heraldo de Aragón, 1986; S. Castellanos, “La capitalización episcopal del culto de los santos y su trasfondo social: Braulio de Zaragoza”, en Studia Historica. Historia Antigua, 12 (1994), págs. 169-177; V. Valcárcel, “La Vita Emiliani de Braulio de Zaragoza: el autor, la cronología y los motivos para su redacción”, en Helmántica, 147 (1997), págs. 375-406; S. Castellanos, Poder social, aristocracia y hombre santo en la Hispania visigoda, La Vita Aemiliani de Braulio de Zaragoza, Logroño, Universidad de La Rioja - Servicio de Publicaciones, 1998.

 

María Victoria Escribano Paño

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