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Aurasio

Biografía

Aurasio. ?, m. s. VI – Toledo, 615. Obispo.

La noticia biográfica que Ildefonso de Toledo (fallecido en 667) le consagró en su De uiris illustribus (capítulo 4) es la única fuente que ofrece datos sobre Aurasio. Fue nombrado obispo de la sede toledana en el 603 en sustitución del fallecido Adelfio y ocupó este cargo durante casi doce años, hasta el 615. Su episcopado coincidió con los reinados de Witerico (603- 610), Gundemaro (610-612) y los primeros tiempos de Sisebuto (612-621). Ildefonso alaba las cualidades personales de Aurasio, aunque apenas informa sobre la labor que este prelado llevó a cabo. Con todo, durante su pontificado Toledo se convirtió definitivamente en la metrópoli de la provincia Cartaginense, con lo que se solucionó el grave problema de jurisdicción que desde mediados del siglo VI había provocado la ocupación bizantina de Cartagena, la capital tradicional de esta provincia. Dos documentos sancionaron en el año 610 la entronización de Toledo como sede metropolitana: la Constitutio Carthaginensium sacerdotum y el Decretum Gundemari. El primero recoge las actas de un concilio provincial reunido en Toledo (23 de octubre de 610), mientras que el segundo es un documento promulgado por el rey Gundemaro y dirigido a los obispos de la Cartaginense. Aunque la firma de Aurasio no aparece en ninguno de los dos, sin duda tuvo un papel fundamental en todo este proceso dada su condición de obispo de Toledo.

Ildefonso cuenta que Aurasio no se distinguió como escritor; sin embargo, se conserva un pequeño documento que se atribuye a su pluma. Se trata de la carta que dirigió a cierto Froga, identificado con un noble, posiblemente el gobernador de Toledo. En la misiva, Aurasio recrimina a Froga su connivencia con la comunidad judía de la ciudad y le reprocha que haya permitido la construcción de una sinagoga, actos con los que habría demostrado su menosprecio por la Iglesia católica. La epístola concluye con el anatema y la excomunión de Froga. Este escrito se ha conservado porque fue incorporado, junto con otros textos, como apéndice a las actas del XII Concilio de Toledo (9 de enero de 681).

 

Obras de ~: [carta a Froga], en W. Gundlach (ed.), Monumenta Germaniae Historica. Epistolae, vol. 3,1. Epistolae Merowingici et Karolini Aevi, Berlin, Weidmannsche Verlagsbuchhandlung, 1892 (reimpr., München, Monumenta Germaniae Historica, 1994), págs. 689-690; J. Gil (ed.), Miscellanea Wisigothica, Sevilla, Universidad, 1991 (2.ª ed.), pág. 48; G. Martínez Díez y F. Rodríguez (eds.), La Colección Canónica Hispana, VI. Concilios Hispánicos: Tercera parte, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002, págs. 214-215.

 

Bibl.: W. Gundlach, “Die Anhang des III. Epistolae-Bandes der Monumenta Germaniae Historica: Epistolae ad res Wisigothorum pertinentes”, en Neues Archiv der Gesellschaft für ältere deutsche Geschichtskunde, 16 (1891), págs. 9-48 (espec., págs. 46-47); A. Lambert, “Aurasius”, en A. Baudrillart (dir.), Dictionnaire d’histoire et de géographie ecclésiastiques, vol. V, Paris, Letouzey et Ané, 1931, cols. 694-697; J. F. Rivera Recio, “Los arzobispos de Toledo en el siglo vii”, en Anales Toledanos, 3 (1971), págs. 181-217 (espec., págs. 183-185); U. Domínguez del Val, “Aurasio”, en Q. Aldea Vaquero, J. Vives Gatell y T. Marín Martínez (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 153; L. A. García Moreno, Prosopografía del reino visigodo de Toledo, Salamanca, Universidad, 1974, págs. 49, 50 y 113-114; L. A. García Moreno, Los judíos de la España antigua. Del primer encuentro al primer repudio, Madrid, Rialp, 1993; U. Domínguez del Val, Historia de la antigua literatura latina hispano-cristiana, vol. 4, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1998, págs. 466-468; M. C. Díaz y Díaz, “Escritores de la Península Ibérica”, en A. di Berardino (ed.), Patrología IV. Del Concilio de Calcedonia (451) a Beda. Los Padres Latinos, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2000, págs. 71-145.

 

Salvador Iranzo Abellán