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Berenguela de Castilla y Aragón

Biografía

Castilla y Aragón, Berenguela de. Señora de Guadalajara. Sevilla, 1253 – Guadalajara, 1300. Infanta de Castilla y León, fundadora de conventos.

Primogénita de Alfonso X. Aquella preocupación molesta que pesaba sobre Alfonso X el Sabio por no conseguir sucesión legítima de su esposa Violante de Aragón, “se convirtió en repetidos gozos de una feliz sucesión, empezando a dar frutos en el segundo año de su Reinado 1253, en que tuvo una hija llamada como la bisabuela paterna, Berenguela”. Añade Flórez —autor de la noticia—, que ya había nacido en 6 de diciembre de aquel año, conforme a un privilegio dado por el padre aquel año, pero A. Ballesteros Beretta corrige fechas señalando otra un poco distinta pero próxima. Lo que sí parece cierto es que se crió con un caballero sevillano llamado Romero, quien llegó a ser alcalde mayor de Sevilla, y en algunos instrumentos se intitula amo —o ayo— de la infanta doña Berenguela.

La falta de descendencia legítima masculina de los jóvenes reyes, hizo que Berenguela, en 1254, fuera reconocida como heredera de Castilla y León. En mayo de 1255 se reunieron en Palencia los distintos estamentos del Reino en asamblea plenaria expresamente para reconocer a la infanta como heredera al trono y recibir, de nuevo, el homenaje del Reino.

Carece de fundamento lo que se dice de ella, que fuera monja de las Huelgas de Burgos, y más todavía que desempeñara el cargo de abadesa, pues si se ha de dar crédito a Rodríguez López, en su magnífica obra documentada sobre dicho monasterio, al encontrar una prelada con ese nombre, pero apellidada López, se dio cuenta que no podía ser religiosa de aquel monasterio, por motivo de que no se le añadía la calidad de princesa, añadiendo este inciso “de no haber sido ninguna de las infantas en los tres primeros siglos de la fundación” abadesas. Es posible que la confundan algunos con su tía Berenguela, hermana menor de su padre Alfonso, la cual sí que fue religiosa de las Huelgas —de vida angelical—, pero no fue abadesa sino señora o defensora de la hacienda de la comunidad, pues era práctica ordinaria de la comunidad que tuviera siempre una princesa que saliera en defensa de tanta hacienda como poseía la casa y se la disputaban de continuo los colonos.

La opinión más corriente entre los autores que tengo a la vista, es que fue siempre célibe y de vida “santa y ejemplarísima”, según Flórez. También añade lo que “refieren algunos otros que no quiso casarse con el Soldán de Egipto, por no ser príncipe Christiano”. Añade luego el mismo autor, citando a Núñez, que la princesa vivió y murió en Guadalajara, como señora de ella, haciendo una vida santa y ejemplarísima, y que fundó el convento de Santa Clara de Toro, mandándose enterrar allí, donde yace, aunque Gil González dice que se trasladó al coro de Santo Domingo el Real de Madrid y que donó al Convento la Ciudad de Guadalajara”. Pero acerca de esta afirmación no estará fuera de propósito añadir el testimonio de José María Quadrado, quien afirma que no es “cierto y averiguado que hiciese donación de Guadalajara a las monjas de Santo domingo el Real de Madrid, ni que esté sepultada en dicho convento, pues asimismo pretende poseer sus cenizas el de Santa Clara de Toro”. De este último parecer es el testimonio de Manuel Gómez Moreno, quien al hablar de Santa Clara de Toro escribe, refiriéndose a su templo: “A la izquierda, en alto y dentro de un arco, está la tumba de madera donde yace la momia de la fundadora a cuyo sepulcro primitivo acaso pertenezcan los tres leones de piedra que le sustentaban”.

 

Bibl.: H. Flórez, Memorias de las Reinas Católicas, Madrid, por Antonio Marín, 1761, pág. 506; J. M.ª Quadrado Nieto, España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia, Barcelona, E. Daniel Cortezo, 1886; A. Rodríguez López, El Real Monasterio de las Huelgas de Burgos, t. I, Burgos, Imprenta y Librería Centro Católico, 1907, pág. 138, nota l.ª; M. Gómez Moreno, Catálogo Monumental de España: provincia de Zamora, Texto, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1927, págs. 237-238; A. Ballesteros Beretta, Alfonso X el Sabio, Barcelona, Ediciones el Albir, 1984, Passim.; P. Lindan, History and Historians of Medieval Spain, Oxford, Carendon Press, 1993; M. González Jiménez, Alfonso X el sabio, Barcelona, Ariel, 2004.

 

César Ramos Iglesias y Damián Yáñez Neira, OCSO

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