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Pedro de Heredia

Biografía

Heredia, Pedro de. Madrid, f. s. xv-p. s. xvi – Río Guadalquivir, c. I.1555. Conquistador y fundador de Cartagena de Indias.

Hombre controvertido y al mismo tiempo ignorado, hasta su protagonismo indiscutible en la fundación de Cartagena de Indias y en la posterior conquista de la gobernación del mismo nombre. Los problemas comenzaron desde la determinación del lugar de su nacimiento.

Cronistas destacados, como Juan de Castellanos o Gonzalo Fernández de Oviedo, situaron en Madrid el lugar de origen de Heredia, teoría reforzada posteriormente por historiadores colombianos, como Eduardo Lemaitre, y españoles, como Enrique Marco Dorta. Juan Manuel Zapatero en un estudio realizado sobre las fortificaciones de Cartagena, publicado en 1979, apuntaba el pueblo de Sotodosos en Guadalajara como origen de Pedro de Heredia, basándose en el libro de Asientos de los Visitadores Generales del Obispado de Sigüenza (1501-1556), conservado en la iglesia parroquial del citado pueblo de Sotodosos, donde constan unos objetos de plata traídos de las Indias Occidentales por la familia Heredia. En los archivos del pueblo de Sotodosos no se han encontrado ningún tipo de documentación referente a la familia Heredia anterior al siglo xix, y aunque no se posee su partida de nacimiento, parece cada vez más evidente que Pedro de Heredia nació en Madrid a fines del siglo xv o a principios del xvi en el seno de una familia medianamente acomodada y de cierta hidalguía y nobleza, según el testimonio de los cronistas, dato este último también sin comprobar en las fuentes documentales.

Fueron sus padres Pedro de Heredia e Inés Fernández, y sus hermanos Alonso y Constanza de Heredia.

La saga familiar es extensa, aunque también la historia de la familia se pierde entre conjeturas, parientes dudosos y, sobre todo, entre muchos datos sin confirmar.

A pesar de ello, y gracias a la información obtenida del Archivo General de Indias de Sevilla, del Archivo de Protocolos de la misma ciudad y de los testimonios de contemporáneos, hoy día se conoce a buena parte de esos parientes que conformaron la gran familia Heredia, familia que emigró al Nuevo Mundo en fechas muy tempranas, acomodándose en principio a las condiciones de las iniciales colonias antillanas hasta llegar a Cartagena, donde la mayor parte de ellos vivieron y murieron. En síntesis, y hasta donde se poseen datos, su hermano Alonso tuvo un hijo, Antonio, y tres hijas: Constanza, Inés y Francisca, casadas en Cartagena con el capitán Mosquera, Álvaro de Mendoza y Luis de Villanueva respectivamente, todos ellos hombres destacados por esos años como conquistadores, militares, encomenderos y, en general, pertenecientes a la incipiente elite blanca de la ciudad. Por su parte, Constanza, la hermana de Pedro de Heredia, se casó con Juan de Villoria que emigró con toda su familia a Santo Domingo en la flota de Diego Colón en 1509, distinguiéndose como hacendado, comerciante y naviero para pasar posteriormente a ser uno de los amigos y colaboradores más directos de Pedro de Heredia. Muerto en 1536 dejó tres hijos; Juan de Villoria, Diego de Heredia y Catalina de Heredia, casada con Diego Maldonado, otro de los hombres importantes de Pedro de Heredia. No opina lo mismo el economista colombiano Joaquín Viloria de la Hoz, que en un trabajo relativamente reciente establece toda una genealogía diferente sobre Constanza de Heredia y su descendencia. En síntesis, el autor citado defiende la existencia de dos Juan de Villoria, el denominado el Viejo, alistado en la flota de Diego Colón en 1509, y otro más joven que se enrola con Pedro de Heredia desde Santo Domingo. Éste sería el pariente de los Heredia, pero no por matrimonio con la hermana, sino con la sobrina del mismo nombre, hija de Alonso de Heredia. Las fuentes documentales dan muy poca credibilidad a esta última versión, pues todos los datos apuntan a que Juan de Villoria, esposo de la hermana de los Heredia, murió a los pocos años de su llegada a Cartagena y que el que figura posteriormente como conquistador, poblador y encomendero es su hijo. Por otra parte, Constanza consta como viuda en uno de los repartos de encomiendas realizados en Cartagena a principios de la década de 1550, precisamente como beneficiaria junto con su hijo Juan de Villoria. No obstante es necesaria una revisión más a fondo de las fuentes primarias y de las crónicas, sobre todo por la confusión que crea la existencia de numerosos parientes con nombres y apellidos idénticos. Hay más familiares, aún por determinar su grado de consaguinidad con Pedro de Heredia: Sebastián, Juan Bautista, Gaspar, Antonio y Diego. Todos ellos figuran, bien en la nómina de los integrantes de la hueste de Pedro de Heredia, bien en la lista de los emigrantes a la gobernación entre 1535 y 1550.

En 1516, Pedro de Heredia contrajo matrimonio en la iglesia parroquial de la villa de Madrid con Constanza Franca, dato proporcionado por su esposa en 1548 a raíz del pleito que interpuso a su marido por abandono y deudas. Constanza, viuda, ya de cierta edad y con hijos de su primer matrimonio, poseía una apreciada fortuna, herencia de su primer marido, y que al parecer fue invertida en parte en las empresas americanas de Pedro de Heredia. Ello daría lugar a la denuncia primero de la agraviada y después de sus hijos en una demanda que duró dos décadas y que probablemente no se resolvió nunca. De esta única unión legítima conocida de Pedro nacieron una hija fallecida prematuramente y Antonio de Heredia, fiel seguidor de su padre a lo largo de toda su vida.

En 1522, y según las fuentes existentes al respecto en el Archivo de Protocolos de Sevilla, Pedro de Heredia figuraba en Santo Domingo como armador y “señor de la nao Santa María de la Luz”, comprometido directamente en el comercio realizado entre Sevilla y la isla. Existen abundantes contratos, cartas de poder y diversas escrituras que corroboran estas actividades mercantiles, al igual que la participación del futuro gobernador de Cartagena en los inicios de la trata negrera.

Además, y a lo largo de la década de 1520, Heredia figuraba como dueño de un trapiche de azúcar en Azúa, asociado con Damián de Peralta, otro de los que le acompañaría en 1532 a la conquista de Cartagena.

Según los documentos estudiados, esta fábrica fue mantenida con una nómina elevada de trabajadores cualificados, se supone que blancos emigrados, ejerciendo oficios de carpinteros, herreros, patrones de ingenios, cultivadores y otros oficios específicamente relacionados con el trabajo azucarero, y un número indeterminado de esclavos negros. En realidad, no parece que este negocio le proporcionara medios económicos suficientes como para embarcarse en su posterior empresa de conquista; es más, en algunos años fue deficitario, pero Pedro de Heredia era además dueño de una extensión de tierras considerable en la isla y, cada vez resulta más evidente la participación de los hermanos Heredia como armadores en las continuas expediciones de rescate que, tomando Santo Domingo como punto de partida, invadían las Antillas menores y buena parte de las costas venezolanas y colombianas, en búsqueda de indios, perlas y oro. Sin duda, la isla sería la plataforma que pondría a Pedro de Heredia en el camino hacia las costas colombianas: negocios económicos variados, posible reconocimiento de la zona y los amigos y apoyos necesarios para organizar la futura expedición. Concretamente en Santo Domingo, además de parte de su familia, estaba un buen grupo de los que en su momento serían los hombres claves de la conquista de Cartagena: Pedro de Cifuentes, el prestamista principal; Rodrigo Durán, socio y primer contador de Cartagena; Juan de Villoria, marido de Constanza de Heredia, y Pedro y Juan de Vadillo, este último oidor de la Audiencia de Santo Domingo, dueño de tierras e ingenios, inversor y prestamista en los negocios azucareros, y en la década de 1520, amigo personal de los Heredia y uno de los personajes que más apoyo prestó a la organización de la empresa de Heredia por su gran influencia en la Corte.

Precisamente, en 1528, Pedro de Heredia fue nombrado teniente de gobernador de Pedro de Vadillo en Santa Marta. Era la culminación de una relación profesional y personal que arrancaba de los negocios entre ambas familias en la isla de Santo Domingo. Sobre las actividades de Pedro de Heredia en Santa Marta se cuenta con la información proporcionada fundamentalmente por cronistas como Lucas Fernández de Piedrahíta y Juan de Castellanos. De alguna manera se reproducía el modelo de Santo Domingo en lo referente a expediciones de reconocimiento del terreno, pero sobre todo de rescate con los indígenas. Informaciones de algunos testigos presenciales, recogidas en el legajo 122 de la sección de Santafé del Archivo General de Indias, ponen de manifiesto las poco claras actividades del futuro gobernador de Cartagena en esas entradas al interior de Santa Marta: apropiación indebida del oro indígena, posibles fraudes a la Hacienda Real, parcialidad en el reparto con su compañero e, incluso, esclavitud de algunos indios, pues en 1530 Pedro de Heredia, ya en España, era obligado a la devolución de un indio que había traído consigo. Nada diferente, en suma, a la tónica de la conquista. Pedro de Heredia era tan sólo un hombre de su tiempo.

En mayo de 1530 Pedro de Heredia estaba en España como albacea de los bienes de Pedro de Vadillo, muerto en el naufragio de la nave que lo traía a la Península.

Heredia, apoyado por Juan de Vadillo desde La Española, actuó en nombre de los herederos del difunto, reclamando los salarios que, como gobernador interino de Santa Marta, le eran debidos a Pedro de Vadillo. Sin duda, Pedro de Heredia aprovechó esta privilegiada situación en la Corte para gestionar la conquista de Cartagena.

El 5 de agosto de 1532, después de la emisión de una serie de Reales Cédulas un tanto provisionales, pero que ya garantizaban la licencia para “ir a rescatar por la costa de Tierra Firme” además de otras prerrogativas importantes, se firmaba en Medina del Campo la primera Capitulación con Pedro de Heredia.

En síntesis, este documento lo constituía como gobernador de un territorio que se extendía “desde el Río Grande que está entre la provincia de Santa Marta y Cartagena hasta el río Grande que está en Urabá, que serán setenta leguas de costa con las isletas que confinan con la dicha tierra” (Archivo General de Indias [AGI], Patronato 27, Ramo, 10). El 31 de julio de 1540, se firmaba en Madrid la segunda Capitulación con Pedro de Heredia (AGI, Santa Fe 987, libro II). Ambos documentos responden a la normativa impuesta en esos años sobre la regulación jurídica de la conquista de las colonias. En este sentido, sus cláusulas no difieren en lo esencial de las de otras capitulaciones emitidas para el resto del continente americano. Además de los nombramientos de gobernador, alguacil mayor a perpetuidad y por dos vidas, y adelantado (segunda Capitulación) de todos los territorios, Pedro de Heredia tendría facultad para repartir tierras, solares y encomiendas (segunda Capitulación) entre los componentes de su hueste. Habría que añadir ciertas exenciones de impuestos durante algunos años y un porcentaje ya determinado de los beneficios obtenidos en la gobernación (segunda Capitulación).

A cambio de todo ello, y siguiendo las pautas establecidas en estos propios contratos, Pedro de Heredia sería el único gestor de la empresa, el responsable, en suma, de la organización, reclutamiento de sus integrantes y de la financiación de todo el proceso. Un ejemplo más del sistema privado de conquista establecido desde 1498 y puesto en marcha por vez primera en los llamados viajes de Descubrimiento y Rescate (también conocidos como Viajes Andaluces y Viajes Menores).

En lo referente a la puesta en marcha de la expedición, y según los datos que se han podido obtener de los archivos, la empresa de Heredia estuvo inicialmente financiada por Pedro y Juan de Vadillo, pero dado su alto coste, fue necesario la aportación de otros capitales procedentes del mercader Pedro de Cifuentes, de la fortuna de la mujer de Pedro de Heredia y de la colaboración de sus socios fundamentales: Alonso de Saavedra, Rodrigo Durán y Juan Velásquez, nombrados, respectivamente, tesorero, contador y veedor de la futura gobernación. Además, Heredia pidió un préstamo a las Cajas Reales, ofreciendo como garantía sus propiedades en Santo Domingo, y la Casa de la Contratación adelantó un buen volumen de mercancías al fiado, procedentes de la fallida expedición a la Especiería.

Según todas las fuentes consultadas, la recluta de Pedro de Heredia se llevó a cabo en Sevilla, donde, según el testimonio del cronista Juan de Castellanos, compró “un galeón y una carabela y mandó hacer una fusta especialmente dispuesta para correr por aquella tierra”. Además hay noticias sobre la adquisición de alimentos, como harina y vino y artículos para el rescate con los indígenas. La salida se efectuó del puerto de Sanlúcar el 29 de septiembre de 1532. El viaje se desarrolló con varias escalas: San Sebastián de la Gomera, Puerto Rico, Santo Domingo y Santa Marta.

Hay que destacar que las noticias existentes sobre la organización de este viaje, la financiación, el número de hombres e, incluso, las diferentes escalas, son bastantes confusas. No puede establecerse con seguridad el número de los hombres alistados con Pedro de Heredia y, mucho menos, en cuál de las escalas realizadas.

Los resultados de las últimas investigaciones dan un número aproximado de ciento setenta y tres individuos, con tendencia a aumentar, y procedentes de Sevilla, de Puerto Rico, donde se unieron al grupo inicial buena parte de los integrantes de la expedición de Sebastián Caboto al Río de la Plata, contando entre ellos al conocido capitán Francisco César, y de Santo Domingo, procedentes en este caso de la hueste de Diego de Ordaz y de Antonio Sedeño. Es importante destacar que en la última escala del viaje, en Santa Marta, Pedro de Heredia, además de conseguir otra nao y alimentos, se llevó consigo a la india Catalina, intérprete en toda la expedición y motivo por parte de la historiografía de un interesante debate sobre su vinculación personal con algunos de los conquistadores del grupo de Heredia. Hoy día en la ciudad de Cartagena de Indias se le rinde un especial reconocimiento como intermediaria esencial entre los españoles y los nativos.

El 14 de enero de 1533 Pedro de Heredia y su gente llegaron a la bahía de Cartagena. A partir de aquí de nuevo las fuentes o no existen o son contradictorias.

Concretamente no se han encontrado aún los datos necesarios para establecer la fecha de la fundación de la ciudad de Cartagena. Se cuenta con cartas de Pedro de Heredia en las que relata su llegada a la bahía, la formación de un asiento provisional y el recorrido por buena parte de su gobernación buscando el lugar mas apropiado para establecer la ciudad principal. De estas cartas, se pasa a la organización de la conquista desde un núcleo inicial ya fundado pero sin fecha ni ningún tipo de información. En este sentido, y después de una larga y enriquecedora polémica, la mayor parte de la historiografía sobre el tema admite como fecha de la fundación de la ciudad el 1 de junio de 1533, en base a los escritos de Gonzalo Fernández de Oviedo y a la correspondencia de Pedro de Heredia con el Rey, en la que, sin mencionar ninguna fecha, da a entender cómo esa fundación no pudo llevarse a cabo hasta del fin del invierno. De todas formas, la polémica sigue y las investigaciones también.

A partir de su llegada a Cartagena y hasta 1555, fecha de su muerte, el adelantado Pedro de Heredia estuvo al frente de la gobernación de Cartagena de Indias durante tres mandatos consecutivos: 1533-1536, 1540-1544 y 1550-1554. Fueron años de conquistas, expediciones y descubrimientos. El oro, las entradas y los repartos constituyeron la tónica general de los mandatos de Heredia. Eran tiempos de conquista y ésos eran los objetivos inmediatos y primordiales. El gobernador Heredia fue protagonista indiscutible en la fundación de la ciudad de Cartagena, en el descubrimiento de las sepulturas sagradas del Sinú y en el avance continuo de la conquista de la gobernación, siendo partícipe, directa o indirectamente, de buena parte de las fundaciones, como San Sebastián de Buena Vista, María y Santa Cruz de Mompox. Puede decirse que fue el motor principal de la ocupación de la gobernación de Cartagena. Por otra parte, el primer organizador de la vida ciudadana en el sentido de que constituyó los primeros ayuntamientos de las recién fundadas ciudades y otorgó, en función de las atribuciones explicitadas en su primera Capitulación, los iniciales repartos de tierras y solares a los nuevos vecinos. En su rápida y efectiva ocupación de la gobernación de Cartagena entró en múltiples y sonadas disputas con otros conquistadores vecinos, entre ellos con el conocido Sebastián de Benalcázar.

No todo fueron honores; ni mucho menos. Pedro de Heredia fue sometido a tres juicios de residencia.

En 1536 por su antiguo amigo el oidor Juan de Vadillo, sustituido en 1538 por Juan de Santa Cruz. En 1544 por el licenciado Miguel Díaz de Armendáriz y en 1554 por el licenciado Juan de Maldonado. A lo largo del desarrollo de los tres juicios, Pedro de Heredia fue acusado de malversación de fondos, de dirigir una conquista nefasta para los pueblos indígenas, de violaciones, saqueos y cualquier tipo de atropellos, por otra parte comunes y familiares para todos.

Pero el resultado de todas las investigaciones terminaron siendo absolutamente favorables al fundador de Cartagena. En su primer juicio, el Consejo de Indias determinó su inocencia y el reintegro a su anterior cargo. En el segundo juicio, se revocaba la sentencia de Miguel Díaz de Armendáriz y, aunque se le condenaba a destierro de la gobernación de Cartagena por un año, podría volver con todos sus cargos al año siguiente.

A fines de 1554, el tercer juez de residencia, Juan de Maldonado en su sentencia definitiva lo responsabilizaba de cargos similares a los dictaminados en los anteriores juicios y dejaba a la resolución del Consejo la sentencia definitiva. Así, Pedro de Heredia se embarcó en la flota del general Cosme Farfán.

El destino oficial era el Consejo de Indias. Su destino final fue la muerte a las orillas del Guadalquivir.

El 20 de septiembre de 1558, El Consejo de Indias emitió la sentencia definitiva sobre el tercer juicio de residencia de Pedro de Heredia. Por ella, el difunto gobernador resultaba absuelto de todos los cargos imputados, quedando de esta forma su recuerdo redimido para siempre.

 

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Carmen Gómez Pérez