Guasch Toda, Teresa. Ruidecanyes (Tarragona), 28.V.1848 – Barcelona, 15.XII.1917. Fundadora de las Carmelitas de San José.
Al día siguiente de su nacimiento fue bautizada en la parroquia de su pueblo natal. El 8 de julio, Antonio Guasch, su padre —que ya estaba fuera del hogar, e incoado el proceso de separación matrimonial ante los tribunales eclesiásticos por su madre, Teresa Toda y Juncosa— arrebató violentamente de los brazos de su esposa a su hija Teresita y huyó con ella, con peligro para la vida de la pequeña. La niña fue recuperada por la abuela materna, Magdalena, ayudada de otros hombres del pueblo que corrieron tras Antonio.
El 5 de agosto de 1848 se concedió a Teresa Toda la separación interina de la casa y compañía de su marido por el término de tres meses, durante los cuales debería poner la causa de divorcio en estado de sentencia.
Antonio, enrolado en las filas carlistas, desapareció y nunca se supo su paradero. También Teresa Toda abandonó su pueblo natal y marchó con su hija a la ciudad de Tarragona. El 8 de agosto de 1848, Teresa la presentó al arzobispo de Tarragona, para que le administrase el sacramento de la confirmación.
Desde finales de ese año, Teresita vivió en Tarragona, con su madre, su abuela y sus tíos. En 1853, Teresita fue matriculada en el colegio de la Compañía de María. Teresa Toda quería una esmerada educación para su hija, sobre todo una formación cristiana.
En 1863, la madre confió a la hija el deseo de consagrarse a Dios, fundando un instituto religioso para la acogida y educación de niñas huérfanas. Teresa Guasch, que había pensado en ingresar en otras congregaciones, acogió el proyecto de su madre y se identificó con él.
Desde este momento, las dos Teresas, madre e hija, sólo tuvieron una meta: consagrar su vida a Dios y fundar una congregación al servicio de las huérfanas, preferentemente. Aconsejadas por el doctor Caixal, canónigo de la catedral de Tarragona y director espiritual de la madre, fueron preparando y disponiendo todo en silencio, salvando muchas dificultades, y no perdiendo nunca su fe inquebrantable en Dios.
En 1868, aconsejadas por el ya obispo Caixal, se establecieron en Barcelona. Sin embargo, no eran aquéllos los tiempos propicios para fundar una congregación religiosa en beneficio de las huérfanas, y pasaron años de silencio y plegaria, intentando cimentar sólidamente su obra.
En 1874, y en nueva entrevista con el obispo Caixal, éste les urgió a poner por obra la fundación. En 1883, aprobadas por el vicario capitular del Obispado de Barcelona las primeras Constituciones del Instituto, junto con su madre, y otras tres compañeras, Catalina Pera, María Vallés y Rosa Capdevilla, Teresa Guasch hizo su profesión religiosa. Teresa Guasch fue la que, encarnando mejor que nadie el ideal de su madre, se convirtió ella misma en la inspiradora, la pedagoga y el alma de la Congregación; primero en vida de su madre, y luego como continuadora de su obra. Ella estaba en todo: en la fundación de las casas, en la fijación de las leyes, etc.
En 1898, tras la muerte de su madre, fue elegida superiora general de la Congregación, cargo que desempeñó hasta su muerte. En 1902 obtuvo la aprobación diocesana definitiva y el 10 de abril de 1911, la Secretaría de la Sagrada Congregación de Religiosos se emitía en Roma el Decreto de Alabanza y la aprobación definitiva del Instituto.
Siguieron otras fundaciones: 1902, Roda de Bará; 1906, Sabadell; y 1916, Tarragona, la última fundación de las fundadoras. En 1912 la aquejó una grave enfermedad, lo cual no fue obstáculo para que continuase, con tesón y constancia, al frente de su obra.
Pero la enfermedad fue minando su organismo y ella, que siempre trabajó infatigablemente, multiplicó su actividad en los últimos días porque ya presentía su fin próximo. Murió el 15 de diciembre de 1917.
La madre Teresa Guasch gozaba de la admiración, amor y respeto no sólo de las hermanas de su Congregación, sino también de cuantos la conocían y se relacionaban con ella. Muchos la describieron como una mujer de extraordinaria calidad humana y espiritual.
La fama de santidad que tuvo cuando vivió se confirmó y fue aumentando después de su muerte.
Éstas son las dos Teresas, fundadoras ambas de la Congregación de Hermanas Carmelitas Teresas de San José. Su itinerario espiritual no se puede separar.
El día 19 de abril de 2004, se promulgó en Roma el Decreto por el que la Iglesia reconoce oficialmente la heroicidad de sus virtudes y fue declarada “Venerable”.
Las Carmelitas Teresas de San José entienden su carisma como una progresiva configuración con Cristo en el misterio de su anonadamiento e infancia espiritual.
Buscan extender y consolidar el reino de Dios preferentemente con la niñez y juventud, procurando que la misericordia sea el alma de su misión, siendo para los niños y jóvenes, madres, maestras y amigas.
La Congregación, de derecho pontificio, está presente en España, República Dominicana, Colombia, Chile, Estados Unidos, Puerto Rico, México, Costa de Marfil y Mozambique.
Bibl.: M.ª P. Bonet Salazar, El espíritu de las Hermanas Carmelitas Teresas de San José, Barcelona, Imprime R. Durán Alsina, 1964; A. Barrios Moneo (CMF), A merced de Cristo, Fuenlabrada (Madrid), Imprenta ANZOS, 1985; E. T. Gil de Muro (OCD), Cómo me vi mujer, Burgos, Editorial Monte Carmelo, 1998; M.ª L. Marco, El Reino de Dios, Parábola de las dos Teresas, Madrid, Imprenta Cultiva Comunicación, 2004.
José Martín Brocos Fernández