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Santa María Rosa Molas

Biografía

Molas y Vallvé, Rosa Francisca María de los Dolores. Santa María Rosa Molas. Reus (Tarragona), 24.III.1815 – Jesús, Tortosa (Tarragona), 11.VI.1876. Religiosa, fundadora de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, santa.

María Rosa Molas históricamente pertenece a una sociedad traumatizada por convulsiones de tipo político y religioso. Cuando nació en 1815, hacía escasamente un año que el Antiguo Régimen había iniciado los pasos de su hundimiento. Estaba recién terminada la Guerra de la Independencia, con la que España entró en la Edad Contemporánea. Y, cuando murió en 1876, llevaba España un año de experiencia de Restauración borbónica.

Nació un Jueves Santo y al día siguiente recibió, en la pila bautismal, los nombres de Rosa Francisca María de los Dolores. En casa la llamaban Dolores o con el diminutivo catalán de “Doloretes”.

Sus padres fueron José Molas, natural de Barcelona, y María Vallvé, de Reus. Sus hermanos, Antón y María, hijos del primer matrimonio de su madre. Y José, hijo —como ella— del segundo matrimonio. Un hogar de artesanos acomodados, donde la fe, la honradez, el amor y el trabajo, eran el clima que respiraron los hijos. Y entre este hogar y la acreditada escuela de Mariano Rius y Vall-llebrera, transcurrió su niñez y adolescencia.

A los dieciséis años, Dolores quiso consagrarse “totalmente al Señor y al consuelo y alivio del necesitado”.

Su padre no comprendía la vocación de su hija.

Dolores esperó diez años, hasta una tarde de Reyes de 1841, en que dejó sigilosamente la casa paterna y marchó al Hospital de Reus para ingresar religiosa.

Al frente del Hospital estaba la Corporación de Caridad.

Al día siguiente, en una sala de enfermos con el hábito de las Hijas de la Caridad y un nombre nuevo, estaba sor María Rosa. En este Hospital pasó tres años cuidando a los enfermos: “Su caridad era para todos incondicional y sin límites”.

No sólo en el Hospital. El 30 de mayo de 1843, Prim lanzó en Reus una dura proclama a todas las provincias españolas, negando al general Espartero los dieciséis meses que le quedaban de regencia y proclamando la mayoría de edad de Isabel II. Varias ciudades catalanas secundaron el movimiento. Pero Reus llamó la atención del duque de la Victoria, quien ordenó al general Zurbano que se presentase en la ciudad para sofocar la insurrección. El 11 de junio llegó la tropa y empezó el combate. La situación de la ciudad adquirió gran dramatismo. Bajo el ruido de los morteros, María Rosa y dos hermanas más atravesaron el campamento de Zurbano y le pidieron al general que dejase de castigar a la villa. Este gesto de valor cambió los proyectos de Zurbano: cesó el bombardeo.

En su conjunto, este hecho fue una especie de obertura que preludiaba los pasos que dio María Rosa en favor del prójimo.

Del Hospital pasó a la Casa de Caridad en la misma ciudad, para hacerse cargo de una clase y asumir la dirección del colegio de señoritas, niñas expósitas que salían de allí para casarse; éste fue su primer contacto con el mundo de la educación.

De Reus fue a Tortosa.

El 18 de marzo de 1849 se hizo cargo de la Casa de Misericordia del Jesús, que atravesaba un momento lamentable. A esta delicada misión fue, como superiora, al frente de cuatro hermanas. El panorama de la casa era impresionante por su perfecto desorden, pues cohabitaban minusválidos, alcohólicos, ancianos enfermos, niños expósitos, prostitutas y vagabundos.

María Rosa y sus hermanas trasformaron en pocos días esta casa de miseria en Casa de Misericordia. Inmediatamente abrió una escuela gratuita para los niños del Jesús y de los arrabales próximos. Muy pronto la prensa tortosina dedicó merecidos elogios a la “entendida e infatigable directora” de esta escuela. Y Vergés Paulí, escritor tortosino, en el tomo VI de su obra Espurnes de la llar, dedica un capítulo a la obra educadora de María Rosa, con el título: “La Iglèsia i la enseñança.

Un sol de glòria comença a brillar a Tortosa i sa llum és caritat i cultura: Sor María Rosa Molas”.

Los resultados de la obra pedagógica de María Rosa en la escuela de Jesús eran evidentes. El Ayuntamiento de Tortosa le pidió que asumiera la dirección de una escuela pública en la ciudad (el 19 de marzo de 1851). El 13 de abril de 1852, se hizo cargo del Hospital de la Santa Cruz de Tortosa, que atravesaba unas circunstancias difíciles. Ese mismo año sacó el título de maestra en Tarragona. Ésta fue la obra de María Rosa en Tortosa: tres establecimientos bajo su dirección. Pero le quedaba por realizar la obra más importante: la fundación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación.

La Corporación de Caridad que acogió en su seno a la joven Dolores Molas en 1841 no era una verdadera Congregación, aunque tuviera todas las apariencias.

En 1838 habían cortado todo vínculo con los superiores de Madrid, dejando por ello de ser Hijas de la Caridad. Y, al no ponerse bajo la dirección del arzobispo de Tarragona —prelado al que pertenece Reus—, carecían de carácter religioso como grupo en la Iglesia. Tenían sus votos privados, sus reglas, su hábito que las identificaba con las Hijas de la Caridad, pero sin nexo obediencial con la Iglesia. María Rosa vivió en el seno de esta Corporación por espacio de dieciséis años, bebiendo del carisma del gran apóstol de la caridad que fue Vicente de Paúl. Pero, desde 1849 María Rosa residía en Tortosa, ciudad con sede episcopal y un clero muy cualificado. Puede hacer un análisis preciso y llegar a un diagnóstico autorizado de la situación anómala de la “Corporación de Caridad”, a la que pertenecían ella y sus hermanas de Reus y Tortosa.

Por todos los medios intentó María Rosa normalizar esa situación, pero al fracasar en el intento, inició las gestiones para la fundación del Instituto. A María Rosa le cambió la vida: fue la fundadora de una nueva familia religiosa: las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación.

El 14 de marzo de 1857, María Rosa redactó una solicitud pidiendo ser admitidas “bajo la obediencia y dirección de la autoridad eclesiástica diocesana”. Iba firmada por las doce hermanas de las tres comunidades tortosinas y dirigida a Ángelo Sancho, vicario capitular y gobernador eclesiástico de la diócesis de Tortosa, sede vacante. El primer paso para la fundación del Instituto estaba dado. Envió después un comunicado al Ayuntamiento de Tortosa, con fecha del 24 de marzo de 1857. Llegó la respuesta del vicario capitular: el paso dado era “más conforme al espíritu de la Iglesia”. Y el 14 de noviembre de 1858, la Congregación recibió el nombre de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación.

Abrió María Rosa sus primeras fundaciones en el costado oriental de la geografía española, la Plana de Castellón y el Campo de Tarragona. Era la respuesta a un siglo xix español, en fase de cambio, y a sus necesidades más apremiantes: hospitales, casas de beneficencia y escuelas. María Rosa Molas murió el 11 de junio de 1876 en Jesús, Tortosa (Tarragona). Allí descansan sus restos, en la iglesia de la casa-madre de la Congregación. Una gran mujer, a quien Pablo VI definía el día de su beatificación (8 de mayo de 1977) como “maestra de humanidad” y Juan Pablo II, al proclamar su santidad ante la Iglesia Universal (11 de diciembre de 1988), decía de ella: “La vida de María Rosa, que transcurre haciendo el bien, se traduce para el hombre de su tiempo y para el hombre de hoy en un mensaje de consolación y de esperanza”.

La Congregación fundada por Santa María Rosa Molas hoy está extendida por quince países de cuatro continentes. Su misión apostólica se desarrolla en la formación cristiana integral de la niñez y juventud, en la asistencia hospitalaria y benéfica entre enfermos, ancianos y necesitados y en la evangelización directa en zonas rurales y en países de misión.

 

Obras de ~: Escritos de María Rosa Molas, vols. I-VII (mss.) (en Archivo Casa Madre); “Un estudio sobre su Epistolario”, en M.ª E. Casaus Cascán, Historia de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, vol. I, María Rosa Molas: dimensión humana, Madrid, Vocal, Artes Gráficas, 1985, págs. 239-527.

 

Bibl.: S. León Tomás, Compendio breve y sencillo de la admirable vida de la gran Sierva de Dios, Reverenda Madre Sor María Rosa Molas y Vallvé, Fundadora del Instituto de las Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación de Tortosa (España), Barcelona, Tipografía Católica, 1891; J. Corominas, Reseña histórica de la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, fundada en Tortosa por la Madre María Rosa Molas y Vallvé, Tarragona, Tipografía de F. de Arís e Hijo, 1907; A. Sinués Ruiz, La Venerada Madre María Rosa Molas y Vallvé. Su vida y su obra, Barcelona, Escuela Gráfica Salesiana, 1967 (2.ª ed.); J. M.ª Javierre, María Rosa Molas, una mujer misericordiosa, Madrid, Editorial Alameda, 1975; M.ª E. Casaus Cascán, Historia de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, vol. I, María Rosa Molas: dimensión humana, Madrid, Vocal, Artes Gráficas, 1985; vol. II, María Rosa Molas: perfil espiritual, Madrid, Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación, 2001 (2.ª ed.); vol. III, La Fundación, Madrid, Vocal, Artes Gráficas, 1982; vol. IV, María Rosa Molas: gobierno y fundaciones, Madrid, Colora Offset, 1991; María Rosa Molas y Tortosa, Tortosa, Cooperativa Gráfica Dertosense, 1988; M.ª T. Rosillo, Por dentro, Zaragoza, Gráficas Travel, 1989; M.ª E. Casaus Cascán, Tras las huellas de una mujer: María Rosa Molas, Madrid, Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación, 2003 (2.ª ed.); María Rosa Molas, mujer, fundadora y santa, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 2005; María Rosa Molas y las Escuelas de la Consolación hoy, Madrid, Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación, 2005 (2.ª ed.); María Rosa Molas en el mundo del dolor, Madrid, Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación, 2005 (2.ª ed.); María Rosa Molas, formadora de Hermanas, Madrid, Hermanas Ntra. Sra. de la Consolación, 2005.

 

María Esperanza Casaus Cascán