Bartolomé y Montaner, María Teresa. María Mariana Florencia. Bellmunt (Tarragona), 30.X.1824 – Jesús-Tortosa (Tarragona), 27.VIII.1898. Superiora general de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación.
María Teresa Bartolomé y Montané, María Mariana Florencia, ingresó en la Corporación de Caridad de Reus en 1850 y profesó en ella en 1851. Destinada a Tortosa, era una de las doce primeras hermanas cuando santa María Rosa Molas fundó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, en 1857. Hizo los votos perpetuos el 9 de diciembre de 1869 en Castellón, después de la fundación del Instituto. La Madre conocía a fondo a María Teresa y tenía gran confianza en ella; fue su primera consejera desde 1868.
A los nueve días del fallecimiento de la madre María Rosa Molas, el obispo Vilamitjana nombró para el cargo de superiora general de la Congregación a la madre María Teresa Bartolomé, nombramiento que fue recibido con general aplauso por la Congregación.
Corominas, que la trató personalmente, traza sus rasgos más salientes: “Sin tener un talento superior, como su predecesora, tenía otras cualidades que lo compensaban, calma, prudencia, madurez de juicio y tino para consultar las cosas de suyo graves, o que envolvían especial dificultad”. Coinciden sus años de gobierno con el período que se ha dado en llamar “edad dorada” de la historia de España. Se inician con la Constitución de 1876 y terminan en 1898.
La nota fundamental de su generalato fue la rápida propagación del Instituto que abrió, en el período de veintidós años, treinta y cuatro nuevas fundaciones, extendidas por Cataluña, Levante, Aragón, Baleares, Andalucía y Murcia.
El 31 de octubre de 1881 conseguía la madre María Teresa la personalidad jurídica del Instituto, que facultaba a las hermanas para ejercer la enseñanza en sus colegios. Uno de los mayores logros conseguidos en este período fue el Decreto de alabanza, “que entrañaba la aprobación canónica de la obra de la Madre Molas”; alabanza dada por la suprema autoridad de la Iglesia. La madre fundadora había manifestado muchas veces el deseo de que su obra recibiese alguna aprobación de la Santa Sede.
Con este fin, encontrándose en Roma Benito Vilamitjana, obispo de Tortosa, con ocasión del Concilio Vaticano I (1868), inició algunas gestiones, pero el Decreto de alabanza del Instituto se daba en Roma el 2 de octubre de 1888. Junto al decreto se recibieron las Observaciones de las Constituciones modificando algunos puntos. Estas Constituciones se imprimen en Tortosa, sin fecha, pero, dado que incluyen el “Decretum laudis”, debieron de publicarse a finales de 1888 o en 1889.
En 1881 se publica el Ejercicio Devoto, 2.ª edición del publicado por la madre fundadora en 1868. En 1889, la Novena a Nuestra Señora de la Consolación, que inició el obispo Vilamitjana y concluyó Corominas.
Y en 1891, el Compendio de la vida de Madre María Rosa Molas, del padre Sebastián León Tomás.
El 20 de febrero de 1890 se celebró el primer capítulo general del Instituto, en el que fue elegida la misma madre María Teresa. Falleció santamente el 27 de agosto de 1898.
Bibl.: J. Corominas, Reseña histórica de la Congregación de Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, fundada en Tortosa por la Madre María Rosa Molas y Vallvé, Tarragona, Tipografía de F. de Arís e hijo, 1907, págs. 83-86, 96-99; A. Sinués Ruiz, La Venerada Madre María Rosa Molas y Vallvé. Su vida y su obra, Barcelona, Escuela Gráfica Salesiana, 1967 (2.ª ed.), págs. 341- 354; M.ª E. Casaus Cascán, Historia de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación: vol. I, María Rosa Molas: dimensión humana, Madrid, Vocal, Artes Gráficas, 1985, págs. 556 y ss.; vol. V, La Consolación en España: 1876-1930, Madrid, Colora Offset, 1991, págs. 13-39 y 41-281 passim; Tras las huellas de una mujer: María Rosa Molas, Madrid, Hermanas de Ntra. Sra. de la Consolación, 2003 (2.ª ed.), págs. 164-166.
María Esperanza Casaus Cascán