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Francisca Pizarro

Biografía

Pizarro, Francisca. Jauja (Perú), XII.1534 – España, 1598. Princesa inca, hija de Francisco Pizarro.

Nacida de la unión entre el conquistador español Francisco Pizarro y la princesa inca Quispe Sisa, fue bautizada como Inés Huayllas. Nació en Jauja (Perú) en diciembre de 1534 y está considerada una de las primeras mestizas nacidas en Perú. Por sus venas corría sangre imperial incaica, pues su madre era hija de Huayna Capac, por lo que poseía uno de los más altos rangos en la Corte inca. Algunos quisieron ver, más allá del valor simbólico de mestizaje entre los vencedores y los vencidos, entre los españoles y los nativos peruanos, que aquello significaba la iniciación de una nueva saga familiar con pretensiones de dominio sobre el imperio andino. Sin embargo, seis años más tarde, Francisca vio con sus ojos de niña cómo su padre era asesinado por los secuaces de Diego de Almagro el Mozo, y debía huir y esconderse al amparo de su tía Inés Muñoz. Cuando se tranquilizaron las cosas regresó a Lima.

En 1544, al morir su hermano Gonzalo se convirtió en la más rica heredera del país. Casi una maldición en un momento tan complicado y confuso de guerras civiles, en donde su propio tío Gonzalo Pizarro maquinó casarse con ella y convertirse así en el heredero político y económico de su hermano Francisco.

En ella Gonzalo vio la posibilidad de fundar su propia dinastía en Perú y desligarse definitivamente de la Corona española. Para evitar que fuese asesinada o los planes de Gonzalo consumados, de nuevo su tía Inés Muñoz la escondió en un barco y buscaron refugio lejos de Lima.

La guerra y los avatares políticos hicieron que en 1549, una vez pacificado el país y muerto Gonzalo Pizarro, Pedro la Gasca mandase a Francisca ir a España, en un exilio más o menos forzado por el propio emperador Carlos I. Se alejaba así del Perú tanto a un símbolo donde se reunía lo más lato de la dignidad imperial incaica como el poder material y político heredero de su padre.

Avatares del destino, al año de llegar a España se enamoró de su tío Hernando Pizarro, a la sazón preso en el castillo de la Mota (Valladolid). En 1552 la relación se consumó con una boda y juntos iniciaron un largo y tortuoso litigio contra la Corona para recuperar parte de la fortuna confiscada a la familia Pizarro.

Durante diez años el matrimonio compartió celda de oro en un continuo ir y venir de leguleyos, reclamaciones y juicios, que terminarían siendo legendarios en la historia del Derecho del siglo XVI.

Alcanzada la libertad de Hernando en 1562, la pareja se trasladó a La Zarza, muy cerca de Trujillo (Cáceres), donde se levantaba la casa solariega de los Pizarro.

Desde allí siguieron luchando por recuperar su patrimonio, así como la memoria de Francisco Pizarro, que algunos enemigos querían destruir tras su muerte. Mientras tanto tuvieron cinco hijos, aunque dos fallecieron a edad temprana, y disfrutaron de un gran patrimonio, en parte recuperado, que se dilapidaría en la siguiente generación.

En 1578 Francisca enviudó, y después de tres años de luto, en una extraña e incomprensible decisión para una mujer de su fortuna y abolengo, aceptó casarse con Pedro Arias Portocarrero, un arruinado viudo extremeño, emparentado con quien fuera gobernador de Panamá Pedrarias Dávila. Su existencia se oscurece en este raro matrimonio hasta su muerte en 1598.

 

Bibl.: M. Rostworowski de Díez Canseco, Doña Francisca Pizarro. Una ilustre mestiza, 1534-1598, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1989; J. M.ª González Ochoa, Quién es quién en la América del Descubrimiento, Madrid, Editorial Acento, 2003; A. Vargas Llosa, La mestiza de Pizarro. Una princesa entre dos mundos, Madrid, Editorial Aguilar, 2003; M.ª L. López Rol, Doña Francisca Pizarro Yupanqui en el Archivo de Protocolos de Trujillo, Trujillo, Palacio de los Barrantes-Cervantes, 2014.

 

José María González Ochoa