Tomalá, Diego de. Puná Vieja (Ecuador), 1520 – ú. t. s. xvi. Cacique de la isla Puná.
Hijo del cacique Francisco de Tomalá, le tocó presenciar los horrores de los primeros años de la conquista.
En noviembre de 1541 ocurrió un levantamiento general, el tormento y la muerte de fray Vicente Valverde, primer obispo de Cuzco y de los miembros de su comitiva. En 1542 la sangrienta pacificación de la isla a manos del capitán Diego de Urbina, quien hizo ahorcar a los principales caciques rebeldes, entre los cuales se encontró su padre. Y por temor a una nueva insurrección fue bautizado por fray Miguel de Santa Maria, recibiendo el nombre de Diego de su padrino el capitán Urbina, y fue proclamado cacique. Criado desde entonces a la usanza peninsular, con ropas europeas al igual que sus principales súbditos, aprendió a leer y a escribir con los mercedarios y fue tenido por rico, porque poseía un capital de 100.000 pesos de hacienda, oro y ganado y era dueño de tierras que llegaban hasta el pueblo de Miage inclusive, en la misma isla. A los españoles hacía muy buen tratamiento y hospedaje. Habitaba en Buy (Puná Vieja) en una hermosa casa palacio de cantería con muchos cuartos en los altos, cada uno con una galería con vista al mar de un lado y sobre la isla por el otro. En los bajos una sala grande y al lado un almacén grande lleno de botijas de brea y cabuya para hacer cuerdas, porque la mayor parte de las jarcias de la Mar del Sur se hacía en la isla. Alrededor había como doscientas casas, un bonito huerto donde se daban higos, melones, pepinos, rábanos, tomillo, etc. y un pozo de agua fresca al fondo. Estaba casado con una india principal que jamás aceptó vestir a la española, ese año nació su hijo Francisco, que aprendería a leer, escribir, contar, tocar el órgano y ser buen jinete. En 1544 acudió al llamamiento del virrey Blasco Núñez de Vela fugitivo en Tumbes, porque éste había liberado a los indios punaes llevados como esclavos a Panamá. Cuando Gonzalo Pizarro se alzó en armas puso un lugarteniente en la isla hasta que en 1547 Diego Tomalá lo depuso. El martes santo 5 de abril estuvo entre los jinetes que entraron en Guayaquil alzando bandera por el Rey y al arribar a Manta el presidente Pedro de La Gasca le fue a recibir y auxilió con bastimentos a más de mil hombres, en su viaje hacia Tumbes, que es región desértica.
La isla Puná, en cambio, gozaba de gran prosperidad por sus bosques y fértiles praderas que proveían de maderas preciosas a Guayaquil y Lima, ciudades que se estaban construyendo. Otro filón era la explotación de las salinas, la cacería de venados, la cría de ovejas y cabras y los melones de Castilla y otras frutas. Entre su orfebrería resaltaban los collares de pequeñísimas chaquiras de oro fabricadas en pedernales.
En 1552 se encontraba en Lima ocupado en regular la tasa de los tributos que sólo se fijó en 1000 pesos de plata ensayada y era tan respetuoso del Rey que, cuando oía hablar de él, se sacaba el sombrero. En 1557 realizó una Probanza de Méritos y Servicios. El 11 de diciembre de 1560 Felipe II dictó dos Cédulas para el virrey del Perú recomendando a don Diego y el día 23 otras tres ordenando que se le concediera licencia para pasar a España, que poseyera esclavos negros y un escudo de armas con dos canoas llenas de bastimentos y en cada una de ellas dos indios con sus remos en las manos, sobre ondas de agua de azur y plata. En lo alto un pueblo y dos atalayas sobre campo de sinople. En los bajos unas peñas de su color. Orla de gules con cuatro carneros de oro, cuatro panes y dos peras de oro. Un yelmo cerrado con su rollo torcido. Por divisa una cesta de bastimento y un carnero en alto. Lambrequines de plata y azur.
Desde 1564, por orden de Hernando de Santillán, presidente de la Audiencia de Quito, gozaba de dominio absoluto sobre la isla Puná, pues el teniente había sido retirado. Se ignora la fecha de su fallecimiento.
Bibl.: R. Pérez Pimentel, Diccionario Biográfico del Ecuador, t. IX, Guayaquil, Imprenta de la Universidad de Guayaquil, 2002 (2.ª ed.) (www.diccionariobiograficoecuador.com).
Rodolfo Pérez Pimentel