Ocampo, Rodrigo de. Zamora, 1476 – Tumebamba (Ecuador), 1546. Capitán, conquistador, descubridor y poblador.
Viajó a América, se radicó en San Francisco de Quito, sirvió varios cargos y fue nombrado regidor perpetuo. En Quito residía su fundador, el capitán Sebastián de Belalcázar, quien señaló los límites de esa provincia, al norte el río grande Quillacinga, actual Guáitara. Desde Quito inició Belalcázar descubrimientos hacia el norte en busca de El Dorado, y avanzó hasta el lugar donde se fundó Anserma. A su regreso fundó Cali y Popayán; siguió hacia Quito, en 1537 luchó para pacificar a los hatunllatas e iniciar en su territorio la población de Villaviciosa de la Concepción de Pasto. En su ayuda llamó al capitán Rodrigo de Ocampo, que era regidor perpetuo de Quito. Ocampo renunció a su oficio de regidor y se trasladó a Pasto; allí estuvo unos meses y regresó a Quito. Tenía sesenta y un años y gozaba de vigor físico y mental.
Francisco Pizarro gobernaba en Perú, aspirando a dilatar su territorio. Como el poder de Sebastián de Belalcázar lo impedía, envió al licenciado Lorenzo de Aldana con la misión de aprisionarlo y tomar su lugar. Aldana fue en busca de Belalcázar hasta Cali, sin encontrarlo, pues éste viajaba a Cartagena (España) en busca de reconocimiento por sus servicios.
En mayo de 1539, Rodrigo de Ocampo tornó a Pasto en misión ante Lorenzo de Aldana, que se encontraba en Popayán. Cumplido ese encargo, viajó a Quito y una vez más regresó a Pasto, en julio del mismo año, en compañía de Gonzalo Díaz de Pineda, quien llevaba el encargo de Pizarro de trasladar Villaviciosa de la Concepción de Pasto a un lugar distinto de aquel en que la fundó Belalcázar; esa orden también se había dado por Pizarro a Lorenzo de Aldana, quien la ejecutó cuando marchó a Quito y trasladó la villa a Y acuanquer. De allí siguió Aldana hacia Quito, se encontró con Gonzalo Díaz de Pineda y Rodrigo de Ocampo, que traían la misma misión de traslado; cumplido éste, fue designado el capitán Rodrigo de Ocampo como teniente de gobernador y justicia mayor de Villaviciosa de la Concepción de Pasto, cargo que desempeñó hasta el regreso de Sebastián de Belalcázar de España a su gobernación de Popayán. Sin tardanza, Ocampo reconoció a Belalcázar como adelantado y gobernador del nuevo territorio y le ofreció sus servicios.
Belalcázar apreciaba a Rodrigo de Ocampo por sus dotes y servicios, por lo que le ratificó en el cargo de teniente de gobernador y justicia mayor de Pasto hacia mayo de 1541 y le ordenó que regresara la villa al valle de Atrís, al lugar inicial de su fundación. El 22 de mayo de 1541, desde Cali, Belalcázar envió a Ocampo un oficio confirmando la adjudicación de las tierras y solares que le hizo en la primitiva Villaviciosa de la Concepción. Dichos bienes eran éstos: “en la plaza de la dicha Villa dos solares […] el uno por cabeçada que salga a la dicha plaza e el otro por las espaldas, que an por linderos de la una parte mys solares que yo tengo en la dicha villa e por la otra esten las calles publicas, […] en el termyno della dos cavallerias de tierra para una estancia que an por linderos por todas partes las tierras de los yndios del cacique Xobonuco […] quatro solares para guertas en el termyno de la dicha villa del cabo del río que pasa por la villa yendo al dicho cacique Xobonuco, […] fuera de la plaza de la dicha cibdad e junto a ella dos solares […] de lo qual vos mando dar este titulo el qual mando que se asiente en el libro del Cabildo de la dicha Villa, para que allí se sepa en todo tiempo lo que teneys”.
En Pasto montó Rodrigo de Ocampo el primer molino de trigo que tuvo la ciudad, y que fue también el primero en el territorio de la actual Colombia, molino que Ocampo vendió poco después.
Antes del 11 de febrero de 1549, Rodrigo de Ocampo vendió a Pascual de Segura dos “caballerías de tierra”, que había recibido de Belalcázar. El comprador, Segura, solicitó al Cabildo amparo “en la tenencia y posesión e señorío” de esas tierras, demanda que el Cabildo atendió y despachó como se le había pedido. Según el doctor Ignacio Rodríguez Guerrero, la heredad que tuvo Rodrigo de Ocampo en Obonuco “pasó a las mercenarias manos de una mujer a quien no interesaba sino el cálculo pecuniario y el vil estipendio”.
Después de vivir ocho años en Pasto, el capitán Rodrigo de Ocampo regresó a Quito. Allí se encontraba cuando el levantamiento de Gonzalo Pizarro en el Perú y el enfrentamiento con el virrey Blasco Núñez Vela para vencer la insurrección. Como leal vasallo, el capitán Rodrigo de Ocampo tomó banderas en la causa del Rey y fue designado jefe de la tropa leal. Sin embargo, el virrey Blasco Núñez Vela, aterrado ante el embate de Pizarro, desconfió de Ocampo y de otros capitanes y los condenó a muerte. La sentencia se cumplió alanceando a dos de ellos y matando a estocadas a Rodrigo de Ocampo; al respecto dice Francisco López de Gómara que, cuando Núñez Vela huía de Gonzalo Pizarro, “el Virrey anduvo lo posible hasta Tumebamba con tanto trabajo y hambre cuanto miedo; alanceó a Jerónimo de la Serna y a Gaspar Gil, sus capitanes, sospechando que se carteaban con Pizarro, y dizque lo hacían; a lo menos Pizarro nunca recibió carta dellos entonces. Hizo también matar a estocadas, por la mesma sospecha, a Rodrigo de Ocampo, su maestre de campo, que no le tenía culpa, según todos decían, y que no se lo merecía, habiéndole sustentado y seguido”.
Fue atendido por el mercedario fray Bartolomé de Montesinos en el momento de su muerte.
Bibl.: J. Rumazo González, Libro primero de cabildos de Quito. Descifrado [...], Quito, Publicaciones del Archivo Municipal, 1931; I. Rodríguez Guerrero, Perfiles Nariñenses de Antaño. Biografías de Nariñenses Ilustres, t. I, Pasto, Tipografía y Fotograbado Javier, 1984 (Biblioteca Nariñense de Bolsillo, vol. 4); E. Díaz del Castillo Zarama, San Juan de Pastosiglo xvi, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero-Federación Nacional de Cafeteros, Editorial Nomos, 1987; Estirpes Nariñenses, Bogotá, 2002 (inéd.).
Emiliano Díaz del Castillo Zarama
