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José María Ibarra Montis

Biografía

Ibarra Montis, José María. Palma de Mallorca (Islas Baleares), 16.X.1896 – Alcolea del Pinar (Guadalajara), 4.IV.1939. Aviador militar.

Ingresó en la Academia de Infantería, en Toledo, y ya teniente, fue destinado a la Comandancia de Melilla; allí, formando parte de la Columna Volante del territorio, participó en la ocupación de Amekrán y Amezián.

En 1920 y 1921 se hizo piloto en Cuatro Vientos, y después fue destinado a Alcalá de Henares a una escuadrilla de biplanos DE Havilland DH-4, pero consiguió que le mandaran a Marruecos en enero de 1922, al 2.º Grupo de Escuadrillas de Melilla, y tomó parte en los bombardeos de castigo a los poblados de Tafersit, Azib de Mídar, Beni Said y Daar Kebdani, y en las acciones de apoyo a las fuerzas de tierra para la ocupación de Kandusi. En abril marchó a Larache con la escuadrilla del capitán Manzaneque, y participó en numerosas misiones de reconocimiento y bombardeo contra los campamentos del Raisuni, en la Zauia Tilili, en el primer bombardeo nocturno de la Aviación española, y abrió camino a las tropas en el avance sobre Tazarut, verdadero símbolo de los rebeldes y cuya conquista acabó con la resistencia de la belicosa kabila de Beni Arós.

Ascendido a capitán en 1925, participó en la campaña preparatoria del desembarco español en Alhucemas, bombardeando Ait Kamara y los poblados de la cuenca del Kbir, Tasaguín y los alrededores de Afrau, Axdir y Alhucemas. Participó activamente en los ataques para la conquista del monte Malmusi, en la que fue muy importante la acción de la Aviación para vencer aquel fuerte obstáculo que se oponía al avance de las tropas españolas. Realizó el curso de hidros, en 1926, y en febrero fue destinado a la base de El Atalayón, en la Mar Chica (Marruecos), participando en numerosas acciones, y siendo derribado por el fuego rifeño, aunque logró alcanzar el mar y tomar agua al amparo del peñón de Alhucemas.

En 1934 se encontraba destinado en Alcalá de Henares al mando de una unidad de enlace, con la que participó, con ocasión de la revolución de octubre, transportando personal médico y elementos de cura, entre el aeródromo de León y la playa de Gijón.

El día que comenzó la Guerra Civil Española, 18 de julio de 1936, le sorprendió disfrutando de sus vacaciones; detenido en su casa de campo, fue trasladado al barco-prisión Uruguay, fondeado en el puerto de Barcelona, y más tarde al castillo de Montjuic, donde permaneció hasta el verano de 1937, en que fue puesto en libertad, logrando pasar a la zona “nacional” a través de Francia. Ascendido a comandante, fue agregado como adjunto al jefe del 16.º Grupo de Caza Legionaria, actuando en el frente de Aragón hasta enero de 1938, en que le fue confiado el mando del 3-G-3, grupo de caza de nueva creación, dotado con aviones Fiat CR-32. El 24 de aquel mes realizó con doce aviones la protección de una formación de bombardeo sobre el Alfambra, y su avión fue alcanzado por la artillería antiaérea, y él, herido, hubo de arrojarse con el paracaídas, cayendo en las filas propias. De nuevo al frente de su grupo, obtuvo una señalada victoria, sobre Allepuz, combatiendo con cincuenta aparatos enemigos. El jefe de la Brigada Hispana diría en la orden de ésta: “Con motivo de los servicios realizados hoy por nuestras escuadrillas de caza, se puso de manifiesto el alto espíritu combativo de dichas unidades y del Comandante Ibarra que las mandaba, que a pesar de ser sus fuerzas un tercio de las enemigas, no dudó en entablar combate a veinte kilómetros en el interior, derribando ocho aviones enemigos”.

Ya estaba la guerra en sus últimos compases, cuando recibió el mando del 8-G-27, grupo de bombardeo dotado con bimotores Dornier Do-17 Bacalao, con el que llegó a participar en las últimas operaciones de la contienda.

El 4 de abril de 1939, cuando con mal tiempo se trasladaba con tres aviones de su grupo, del aeródromo de Alfamén al de Azuqueca, se estrelló con toda la patrulla en Alcolea del Pinar, pereciendo con todos sus tripulantes, en la, hasta entonces, mayor catástrofe aérea sufrida por la Aviación Militar española.

Estuvo casado con María Edita de Loresecha y Llaudaró, III condesa de Abásolo, título que rehabilitó en 1962. De este matrimonio nació José Joaquín de Ibarra y Loresecha, IV conde de Abásolo.

 

Bibl.: J. García Morato, Guerra en el aire, Madrid, Editora Nacional, 1940; J. Goma Orduña, Historia de la Aeronáutica española, t. II, Madrid, Imprenta Prensa Española, Gráficas Huérfanos del Ejército del Aire, 1951; J. Salas Larrazábal, La guerra de España desde el aire, Barcelona, Ariel, 1971; A. García Lacalle, La Aviación de caza en la guerra española, México, Lito Offset Fersa, 1973; VV. AA., Historia de la Aviación española, Madrid, Instituto de Historia y Cultura Aérea, 1988; E. Herrera Alonso, Cien aviadores de España, Madrid, Ministerio de Defensa, 2000.

 

Emilio Herrera Alonso