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José Francisco Bucareli y Ursúa

Biografía

Bucareli y Ursúa, José Francisco. Marqués de Vallehermoso (III). Sevilla, 26.IV.1707 – ?, XII.1781. Noble y acaudalado político sevillano.

Miembro de una de las más ilustres y ricas familias de la Sevilla del siglo XVIII, José Francisco, heredero del patrimonio familiar al ser el primer varón de los quince hijos de Luis José Bucareli y Henestrosa, segundo marqués de Vallehermoso (Sevilla, 1675- 1740), y de Ana María de Ursúa y Lasso de la Vega, cuarta condesa de Gerena (Sevilla, 1686-1759). Fue quinto conde de Gerena, vizconde de Ursúa, barón de Oticoren, señor de las casas de Arismendia y Gentaina y de los palacios de Mas y Utalcoa, comendador de la Orden de San Esteban de Toscana. No sobresalió más allá del ámbito local comparado con sus hermanos Lorenzo, militar que falleció en la batalla de Plasencia (1746); Miguel, deán de la catedral de Sevilla y sumiller de cortina real; Francisco de Paula, gobernador del Río de la Plata y virrey de Navarra; Nicolás, gobernador de Cádiz y capitán general del reino de Granada; y Antonio María, famoso virrey de Nueva España.

Se casó en 1734 con Ana Antonia de Baeza y Vicentelo (Sevilla, 1705-1770), hija del marqués de Castromonte, unión de la que nacieron dos hijas, de las que destacó Juana Antonia (Sevilla, 1739-1810), cuarta marquesa de Vallehermoso y dama de la Orden de la reina María Luisa.

Se alojó siempre en el palacio familiar de la calle de la Calderería. Ingresó en la Maestranza de Caballería de Sevilla (1725), de la cual fue teniente de hermano mayor varias veces (1744, 1746, 1753 y 1760), y sus toros se lidiaban en la plaza de la Maestranza. De hecho fue el más importante de los nobles proveedores de toros de lidia a dicha corporación durante el siglo XVIII; continuaba así la actividad ganadera que había iniciado su padre, también maestrante de Sevilla, y al igual que su progenitor, fue padre mayor de la Casa de la Misericordia de Sevilla.

En 1729 sucedió en el condado de Gerena como quinto conde, en vida de su madre, con aprobación real; y en 1740 sucedió y heredó de su padre todos los títulos. En el catastro de Ensenada de Jerez de la Frontera aparecía ya como uno de los mayores hacendados. Fue también uno de los mayores cosecheros que cargaban mercancías para las Indias, con lo que incrementaba aún más su amplia fortuna.

Nada tiene de extraño que un hombre de su influencia fuese elegido diputado del Común de Sevilla en 1768 con sesenta años, cargo en el que apoyó la reacción aristocrática que hubo con la introducción de estos cargos en las reformas municipales de 1766 en la ciudad. A pesar de ello, tanto él como su familia estuvieron en consonancia con los programas reformadores de Carlos III; por ejemplo, el marqués de Vallehermoso siempre tuvo la confianza de Pablo de Olavide durante su etapa como asistente, y no fue extraño que fuese el primer director de la Real Sociedad Patriótica de Sevilla (1775) hasta su muerte y miembro de la Real Sociedad Bascongada.

Al morir dejó en herencia multitud de latifundios en Osuna, Jerez de la Frontera, Gerena, Dos Hermanas, Utrera, Cabezas de San Juan y alrededor de ochocientos cincuenta mil reales, fruto de su política de aumentar, después de suceder a su padre, el ya holgado patrimonio familiar. Se le enterró en la iglesia de San Lorenzo junto a su esposa.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Histórico Provincial de Sevilla, Protocolos de Sevilla, Of. 4, 1741, leg. 2856, fols. 30-61, 224-30 y 663-64; 1768, leg. 2883, fol. 564; 1799, leg. 2915, fols. 1-30 y 662-664. 1812, leg. 2930, fols. 606-640; Of. 24, 1740, leg. 17; 152, fols. 193-202; Archivo Municipal de Sevilla, secc. V, T. 310, n.º 109 y 121; T. 314, n.º 61; secc. X, A.C. Cab. 1768; secc. XI, T. 19, n.º 32.

M. León y Manjón, Historial de fiestas y donativos: índice de caballeros y reglamento de la R. Maestranza, Sevilla, R. Maestranza [1909], 1989, págs. 245 y 256; P. Rojas y Solís, Anales de la plaza de toros de Sevilla, Sevilla, Oficina Tipográfica, 1917, págs. 78, 88 y 94; M. Defourneaux, Pablo de Olavide, el afrancesado, Sevilla, Padilla Libros [1959], 1990, pág. 463; F. Aguilar Piñal, La Real Academia sevillana de las Buenas Letras del s. XVIII, Sevilla, Instituto M. Cervantes, 1966, pág. 314; M. L. Díaz-Trechuelo et al., D. Antonio M.ª Bucareli y Ursúa, Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1967, págs. 383-658; A. M. Bernal y A. García-Vaquero, Tres siglos del comercio sevillano, Sevilla, Cámara Oficial del Comercio de Sevilla, 1976, pág. 234; M. D. Arbolí Iriarte, “Los orígenes de la Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País”, VV. AA., Actas I Congreso de investigadores Hespérides, El Puerto de Santa María, Ayuntamiento, 1984, págs. 154-155; M. Gamero Rojas, El mercado de la Tierra en el s. XVIII, Sevilla, Diputación, 1988, pág. 506; I. Valverde Fraikin, Títulos nobiliarios andaluces: genealogía y toponimia, Granada, Editorial Andalucía, 1991, págs. 250 y 529; I. Sabaté Díaz, Las haciendas de olivar en la provincia de Sevilla, Sevilla, Diputación, 1992, págs. 166-168 y 171-172; L. Perdices Blas, Pablo Olavide, el ilustrado, Madrid, Editorial Complutense, 1993, págs. 172 y 277; F. Campese Gallego, La Representación del Común en el Ayuntamiento de Sevilla, Sevilla, Universidad, 2005, págs. 200-204; F. J. Hernández Navarro, Sevilla limpia e iluminada. El Padrón de fincas urbanas de 1795, Sevilla, Fundación Aparejadores, 2006, pág. 286.

 

Francisco Javier Hernández Navarro

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