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Estéban Dávila

Biografía

Dávila, Esteban. Ávila, 1549 – Lima (Perú), 14.IV.1601. Jesuita (SI) en América, escritor.

Esteban Dávila o de Ávila nació en la capital abulense en 1549, sin que se sepa de momento el día y el mes. Estudió en el colegio de la Compañía de Jesús de Ávila, ubicado entonces en el lugar que hoy se conoce por Los Jerónimos. Fue recibido en la Compañía a los 20 años de edad.

Llegó a Lima el 4 de abril de 1578: “Año de 1578.

Llegaron a este colegio [de Lima] diez y seis Padres y Hermanos, tres sacerdotes y cuatro diáconos estudiantes y dos coadjutores, viernes a cuatro de abril de 1578. Fueron enviados por nuestro Padre general Evarardo Mercuriano, siendo provincial el Padre Joseph de Acosta y rector el Padre Hernández. Tuvieron buen viaje, porque todos los que salieron de Castilla llegaron con salud y vinieron desde Panamá a esta ciudad en 29 días. De la Provincia de Castilla la Vieja, Padre Esteban Ávila, H. Francisco Portillo, H. Pedro del Castillo, H. Juan Beltrán, H. Juan Font...”. El padre Antonio Martínez y Esteban de Ávila hicieron profesión de cuatro votos el día de la conmemoración de san Pablo.

El padre Antonio Astrain, historiador de la Compañía de Jesús, escribe: “En 1585, el rector de la Universidad, que era el oidor más antiguo de la Audiencia, pidió al P. Atienza que el P. Esteban Dávila, maestro en Teología de nuestro Colegio [de Lima], desempeñase la cátedra de vísperas en la Universidad. Pidiólo, dice Atienza, con mucha instancia de palabra y por escrito, no estando aquí el P. Provincial, Baltasar Piñas, y pareció a los que aquí estábamos que era fuerza acudir a su gusto (Epist. Hisp. Atienza a Aquaviva, Lima 10 de abril de 1585). Cuando volvió a Lima el P. Provincial aprobó lo hecho, y por esto el Padre Esteban Dávila empezó a enseñar Teología con un concurso mayor que el que antes tenía en nuestro colegio...”.

Posteriormente nombraron al maestro Dávila catedrático de la Universidad de Lima.

Antonio de Egaña y Enrique Fernández escriben: “Dejó escritos de consejos dados tres cuerpos de cartapacios grandes, puestos por sus abecedarios en que quedó gran luz para los casos particulares y varios de este reino. Sirvióse el Tribunal de Santa Inquisición de sus letras, siendo muchos años su calificador y por tiempo de un año inquisidor ordinario, haciendo de sus calificaciones muy grande estimación por ser muy miradas, pias y doctas...” (Fernández, 1981, VII: 681).

El general de la Compañía, padre Aquaviva, le dio licencia para publicar sus escritos con fecha 10 de octubre de 1597. le comunicaba: “Entiendo que el Padre Esteban de Ávila ha hecho un compendio de la Summa de Navarro, y aunque me dicen sería bueno que él sacase una suma que por la acepción que tiene y los casos particulares de esa tierra que metiera, sería por allá muy útil, todavía me parece que, habiendo tantas summas como hay y cada día salen, no se canse de hacer y etampar nueva Summa, sino que en el compendio que ha hecho de Navarro meta los casos que para esta tierra le parecieren útiles, y estampe el compendio, que con esos ayudará a los clérigos de ese reino.” (Fernández, 1981, IV: 791).

El padre Nieremberg escribe: “Fue sapientísimo maestro, de autoridad y estimación grande, tenido por oráculo del Perú, calificador del santo Oficio e inquisidor ordinario en aquellos reinos, por los obispos y arzobispos; varón de heroicas virtudes y dones naturales, de singular observancia y rara modestia y profundísima humildad. Jamás nadie se quejó de él ni él de nadie. Sentía mucho en su enfermedad ser visitado de inquisidores, oidores, obispos, arzobispos y de reyes. [Entre quienes le visitaron y asistieron a su entierro estuvo el arzobispo de Lima, santo Toribio de Mogrovejo.] Fue devotísimo del Angélico doctor santo Tomás [...]. El día que espiró por la mañana dijo a un Padre que a la noche moriría: cumplió el Señor sus deseos, porque clavando los ojos en el crucifijo le entregó su espíritu a los 52 años de su edad y 32 de compañía, en el Colegio de San Pablo de Lima, en la provincia de Perú”. (Fernández, 1981, IV: 791).

Murió el 14 de abril de 1601 y fue sepultado en la iglesia de dicho Colegio. Concluye Nieremberg: “Acudió a su entierro toda la ciudad, tan lastimada con su muerte y tan aficionada a sus virtudes y santidad, que muchas personas graves pidieron con mucha instancia algunas de sus reliquias...”.

 

Obras de ~: Compendium Summae ordinem alphabetium, sententiasque omnes suicuinte complectas, authore R. P. Este de Ávila abulensi, soc. Jesu presbyt et theologo, Lyon, 1908 (Brugge, 1609; Venezia, 1614; Paris, 1620); De censuris eclesiastivis tractatus, Lyon, 1623.

 

Fuentes y bibl.: Colegio de Jesuitas de Lima, Libro de Noviciado, fol. 9v.

A. Astrain, Historia de la Compañía de Jesús en la Asistencia de España, t. IV, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1902- 1925; E. Fernández (ed. lit.), Monumenta Peruana edidit Antonius de Egaña, vols. IV y VII, Romae, apud Monumenta historica Societatis Iesu, 1981; F. López Hernández, Personajes Abulenses, Ávila, Obra Social Caja de Ávila, 2004.

 

Francisco López Hernández