Fernández Salomón, Antonio. Burgos, 13.VII.1771 – Madrid, 9.IV.1845. Mariscal de campo, procedente de Ingenieros.
Era hijo de José Fernández Vega, catedrático de Cirugía del Colegio de Médicos, y de Rosa Salomón Flores. Ingresó en el Ejército el 30 de abril de 1778 como cadete del Regimiento de Infantería de Granada y en el Cuerpo de Ingenieros como subteniente e ingeniero ayudante el 22 de mayo de 1793, después de haber realizado sus estudios en la Real y Militar Academia de Matemáticas de Barcelona y superar los exámenes reglamentarios.
Destinado al Ejército de Cataluña en julio del mismo año (1793) con motivo de la Guerra del Rosellón o de la “Convención”, participaba en numerosas acciones, como los ataques de Cornellá y de Rivas Altas o la defensa de Colliure, hasta su capitulación el 26 de mayo de 1794. Prisionero de los franceses después de la citada capitulación, era liberado posteriormente “bajo palabra”.
Después de estar destinado en Hostalrich (Gerona), se integró en la expedición a Menorca con ocasión de una nueva guerra con los ingleses, resultando prisionero de estos últimos y liberado al rendirse la guarnición británica de la citada isla, el 16 de noviembre de 1798, pasando al mes siguiente a Barcelona. Había ascendido a ingeniero extraordinario el 7 de febrero de 1795.
Entre febrero de 1793 y enero de 1802, estuvo destinado sucesivamente en Cataluña, Menorca y nuevamente en Cataluña. En esa última fecha, era enviado al virreinato de Buenos Aires y promovido a capitán de Ingenieros el 24 de junio del mismo año. En junio de 1803 realizó planos, perfiles y elevaciones de la nueva obra de fortificación de Montevideo. Se halló en la defensa de esta última plaza en 1807, durante las invasiones inglesas. Los defensores de Montevideo efectuaron una salida cuyo desenlace fue el combate del Cardal, en el que mandaba las fuerzas españolas el brigadier de Ingenieros Bernardo Lecocq, que llevaba como ayudante al capitán Antonio Fernández Salomón. Por su heroica actuación, Fernández Salomón fue citado elogiosamente por el gobernador de Montevideo, brigadier Pascual Ruiz Huidobro. Al capitular la plaza el 3 de febrero de 1807, fue hecho prisionero por los ingleses que lo condujeron a Inglaterra, donde permaneció hasta el siguiente año, en que fue liberado por el convenio de Buenos Aires y conducido a La Coruña. De esta plaza pasaba con nuevo destino a la Dirección del Cuerpo de Castilla la Vieja a principios de 1808.
Al inicio de la Guerra de la Independencia, seguía destinado en la Dirección de Ingenieros de Castilla la Vieja, integrándose en el ejército denominado de la Izquierda. Con el citado ejército tomó parte en numerosas operaciones, otorgándosele el grado de teniente coronel (los oficiales de Ingenieros, Artillería y más tarde, los de Estado Mayor, podían ascender en tres escalas: la de su Cuerpo, por antigüedad, y por méritos en las de grado del Ejército, y efectivo en el mismo), por su distinguida actuación en la batalla de Tamames (19 de octubre de 1809) y en la defensa de Badajoz. Durante la citada defensa, según testimonios posteriores, como consecuencia del fuego artillero francés se produjo el día 26 de febrero un incendio en el almacén de mixtos situado junto al baluarte de Santiago, distinguiéndose en la extinción del fuego, auxiliado por dos maestros artificieros y cinco zapadores voluntarios.
Cuando la ciudad de Badajoz fue ocupada por los franceses después de la capitulación de la plaza (10 de marzo de 1811), cayó de nuevo como prisionero de guerra al capitular la plaza, siendo conducido a Francia, donde permaneció en distintos depósitos hasta mayo de 1814 que fue puesto en libertad. Con anterioridad, en enero de 1810 era promovido a coronel del Ejército.
“Justificada su conducta militar y política” a su vuelta de Francia, era destinado sucesivamente a las Direcciones Subinspecciones de Ingenieros de Castilla la Vieja y Navarra, en esta última como comandante de Ingenieros de la plaza de Pamplona. Cuando esta ciudad capituló en septiembre de 1823, ante el ejército denominado de los “Cien Mil Hijos de San Luís”, por quinta vez caía prisionero y nuevamente llevado a Francia, donde permaneció hasta el siguiente año.
“Impurificado” por constitucionalista, fue separado del servicio con licencia indefinida, hasta que era purificado por una R.O. de 6 de noviembre de 1826, siendo en 1834 readmitido, promovido a brigadier subinspector de Ingenieros (29 de enero de ese año) y destinado a Andalucía.
En febrero de 1835 se le nombraba director subinspector de Navarra, con sede en la plaza de Pamplona. Con fecha de 21 de agosto de ese mismo año, fue designado comandante general de Ingenieros en el Ejército de operaciones del Norte, en el marco de la Primera Guerra Carlista. En el transcurso de la contienda participó en numerosas acciones, como las de Arlabán y Villareal de Álava los días 22 al 25 de mayo de 1836, por las que fue recompensado por su valor con la Cruz de San Fernando de 3ª Clase, en las de Arróniz y Montejurra el día 14 de septiembre, siempre de 1836, y, finalmente, en el levantamiento del sitio de Bilbao, los días 24 y 25 de diciembre de este último año, por el que fue de nuevo recompensado con otra Cruz de San Fernando de 3ª Clase. Aún en 1837 se halló en la toma de las líneas de San Sebastián y en acciones de Hernani, Lecumberri e inmediaciones de Pamplona.
Habiendo ascendido a mariscal de campo el 11 de mayo de 1837, dejaba el Ejército del Norte, para incorporarse como jefe de la Dirección Subinspección de Ingenieros de Galicia. Fue nombrado ingeniero general interino en 1843. Además de las dos cruces de San Fernando ya citadas, estaba en posesión entre otras condecoraciones de la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y de la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
Fuentes y bibl.: Archivo General Militar (Segovia), Exps. personales.
Estados (escalillas) del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, 1800-1841; Estado Militar de España, 1840-1842; VV. AA., El Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Resumen Histórico de su Organización y Servicios durante la Guerra de la Independencia, Madrid, Memorial de Ingenieros, 1908; H. Capel et al., Los Ingenieros Militares en España. Siglo XVIII. Repertorio biográfico e inventario de su labor científica y espacial, Barcelona, Publicaciones y ediciones de la Universidad de Barcelona, 1983; R. L. Trias, Uruguay. Defensas y Comunicaciones en el período hispano, Madrid, Ministerio de obras públicas y urbanismo, 1989; J. López Muiños, Algunos aspectos de la Ingeniería Militar española y el Cuerpo Técnico, Madrid, Ministerio de Defensa, 1993; M. G. Cano Révora, Cádiz y el Real Cuerpo de Ingenieros Militares (1697-1847). Utilidad y Firmeza, Cádiz, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz, 1994; R. Álvarez Rodríguez, “El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia: Extremadura y Portugal”, en A. Quesada Gómez (coord.), El Real Cuerpo de Ingenieros del Ejército en la Guerra de la Independencia, 1808-1814, Madrid, Ministerio de Defensa, 2009; A. Martín-Lanuza Martínez, Diccionario Biográfico del Generalato Español. Reinados de Carlos IV y Fernando VII (1788-1833), Madrid, Foro para el Estudio de la Historia Militar de España, 2012.
Juan Carrillo de Albornoz y Galbeño
