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Pedro Manso de Zúñiga

Biografía

Manso de Zúñiga, Pedro. Canillas de Río Tuerto (La Rioja), 1538 – Calahorra (La Rioja), 3.IX.1612. Confesor y protector de santa Teresa, obispo de Calahorra.

Colegial del mayor del Arzobispo en Salamanca, pronto obtuvo la canonjía magistral de Burgos. Es aquí donde conoció a santa Teresa de Jesús a principios de 1582 y le prestó todo su apoyo en la última y más dificultosa de sus fundaciones.

El arzobispo, Cristóbal Vela, paisano de la santa, no autorizaba la fundación de Burgos. Pedro Manso, en cambio, le prestó de inmediato toda su valiosa ayuda.

La santa lo eligió como su confesor durante los seis meses que permaneció en Burgos, de enero a julio de 1582. El arzobispo se obstinaba. El magistral y otros amigos intentaban convencerlo. Por fin, lo consiguieron y llegó el permiso. El jueves, 19 de abril de 1582, Pedro Manso decía la primera misa mañanera en el nuevo convento de Burgos, el último fundado por Teresa.

Grande fue el respeto y la influencia mutua entre ella y su confesor. En una ocasión le dijo el canónigo que había dejado el ejercicio de la oración por temor a posibles desviaciones, a lo que la santa le espetó con gracejo y energía: “¡Oh, mal hombre! ¿Y qué mal le había de hacer, aunque viniera todo el infierno?”. En otras ocasiones santa Teresa le descifró ciertos textos de la Biblia. Un sobrino del canónigo, joven de dieciséis años, Pedrito, posteriormente arzobispo de Cesarea, era el encargado de llevar a santa Teresa y a sus monjas las limosnas, víveres y ayudas de su tío.

El doctor Manso siguió protegiendo siempre esta fundación. Al marcharse de Burgos el padre Gracián, santa Teresa escribió una carta a Pedro el 7 de mayo de 1582 en la que le decía: “Hemos quedado harto solas; por eso suplico a vuestra merced entienda de aquí adelante que tiene hijas, y yo tan ruin que he menester no olvidarme”. Al despedirse de Burgos el 26 de julio, santa Teresa se acordó especialmente de “su” doctor Manso y le dijo en tono agridulce, refiriéndose a sí misma, “que se iba a morir”, lo que ocurrió tres meses después en Alba de Tormes.

Santa Teresa había hecho en Burgos una predicción: que “su” doctor Manso sería obispo. La predicción se cumplió once años después, al ser nombrado en 1593 obispo de Calahorra, su propia diócesis nativa.

El episcopado de Manso de Zúñiga fue muy fecundo.

Entre otras muchas realizaciones, en 1598 fundó en la capital del Obispado un convento de madres, y en 1602 otro convento de padres carmelitas, que existen hasta el día de hoy.

 

Obras de ~: Constituciones Synodales del Obispado de Calahorra y la Calzada hechas y ordenadas por el señor obispo don Pedro Manso [...], Logroño, por Diego Mares.

 

Bibl.: P. Manso de Zúñiga, Proceso de Madrid, 1609; Declaraciones en el proceso de Beatificación de Santa Teresa, Proceso de Calahorra, año 1610 (Biblioteca Nacional de España, ms. 12763), (ed. en E. de la Madre de Dios, Tiempo y Vida de Santa Teresa, II, BAC, Madrid, 1977); A. de San José, Cartas de Santa Teresa, Madrid, en las prensas de Joseph Doblado, 1771, 4 ts.; L. de San Juan de la Cruz, Historia de Calahorra y sus glorias, t. II, Valencia, 1925, pág. 173; E. de la Madre de Dios y O. Steggink (eds.), Obras Completas de Santa Teresa, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), 1979; V. de la Cruz, Santa Teresa en Burgos, Historia de la última fundación, Burgos, Editorial Monte Carmelo, 1982; F. Abad León, Santa Teresa de Jesús y la Rioja, Logroño, Editorial Ochoa, 1982.

 

Felipe Abad León