Huerta Casagrán, Dionisio de la. Barcelona, 19.XII.1899 – 4.IV.1995. Tenista, abogado.
Su longevidad, casi cien años, noventa y seis justos, y el hecho de haber nacido a finales del siglo xix y arañar con los dedos el xxi, han determinado, con mínima exageración, que sea conocido como “un hombre de tres siglos”. Por sus múltiples actividades resulta corto definirlo como abogado y tenista, cuando con iguales merecimientos se le pueden añadir los de ecologista, directivo, promotor de turismo, organizador de competiciones deportivas, actor teatral, autor de obras de teatro, poeta y un largo etcétera, y en todas con importantes éxitos. En el año 1945, junto con el escritor Noel Clarasó, también tenista, escribió una obra titulada El Burlador del Turó, que se estrenó en el teatro de la Comedia de Barcelona, en la que aparecían en escena diez don Juanes y diez doña Ineses.
Hijo de Manuel de la Huerta, un indiano de Coya (Piloña), en Asturias, que había hecho fortuna en Cuba con su socio de Dionisio Cifuentes, cuyo nombre de pila le puso a su hijo, se afincó en Barcelona cuando regresó a su patria, donde casó con la catalana Antonia Casagrán, que falleció cuando Dionisio tenía once años. El padre de Dionisio de la Huerta se casó años más tarde con una prima de su primera esposa, que curiosamente tenía el mismo nombre y apellido.
Dionisio de la Huerta estudió en los jesuitas de su ciudad natal, donde practicó el fútbol junto a su compañero Ricardo Zamora. Prosiguió en la Universidad de Barcelona, donde se licenció en Derecho y, a los diecinueve años de edad, se doctoró en Madrid, donde vivía en la Residencia de Estudiantes. Fue siempre el primero de su clase y su inteligencia privilegiada le permitió desarrollar importantes actividades artísticas. Ejerció la carrera en un importante bufete de Barcelona, donde estuvo siete años, hasta pasar a fiscal de distrito en Arenys de Mar, cargo que ocupó hasta el comienzo de la Guerra Civil. Se vinculó intensamente a su cargo en la Federación Española de Tenis, como secretario en la directiva que presidía el marqués de Cabanes, donde realizó iniciativas trascendentales.
Gran deportista desde la infancia, pese a su poco peso y figura enjuta que daban muestra falsa de endeblez, Dionisio de la Huerta practicó con acierto el rugby en sus tiempos madrileños, obteniendo señalados triunfos en campeonatos universitarios. Sin embargo, una complicada lesión en una rodilla le obligó a abandonar este deporte y todas las demás competiciones de choque. Esta circunstancia le devolvió al tenis, a su club de Turó, del que era socio desde su fundación en 1906.
Entre sus más felices iniciativas en la Federación de tenis hay dos que sobresalen. A él se le debe la iniciativa de borrar del léxico la denominación británica de lawn-tennis, que traducía como “jugar con una raqueta en hierba”, por la simple de tenis. Además, descentralizó el tenis de su campo de influencia catalana, que ejercía desde los comienzos de la década de 1920, logrando que este deporte se ampliase al resto de España y que en todas las provincias se ejerciese al máximo e idéntico nivel.
Como jugador, puede ser considerado bueno, sin excesos, aunque muy luchador, incansable y de gran inteligencia en la pista. Dio la vuelta al mundo en compañía de los mejores jugadores de la raqueta de su época, como Masip y Bartrolí. Dionisio de la Huerta venció en muchos torneos internacionales, entre otros, fue campeón en Pakistán y, en 1933, campeón de Cataluña. En los campeonatos de España de tenis participó en cinco ocasiones, entre 1928 y 1940, con nueve individuales, cuatro de ellas terminaron en victoria; cuatro dobles, todos perdidos; y tres mixtos, con un triunfo. Se retiró totalmente del tenis en 1960, recibiendo un impresionante homenaje por parte de todas las federaciones regionales, que le despidieron con bandejas de plata repletas de firmas y otros recuerdos de su paso por el tenis español.
Tenía, en el momento de su jubilación voluntaria, sesenta y un años, era todavía un deportista en activo, emprendedor, y aún, como demostró posteriormente el calendario, le quedaban treinta y cinco años en el mundo, que dedicó a la promoción del turismo y a su gran obra —que muchos definen como la fiesta más grande de Asturias—, el Descenso del Sella en piragua, creación propia y organización y promoción personal durante años. Dionisio de la Huerta Casagrán se sentía astur-catalán y en ambas regiones desarrolló su vida. Pero siempre regresó a Barcelona, donde residía en compañía de su hermano Alberto y la mujer de éste.
Dionisio de la Huerta Casagrán fue el primer español que consiguió tres medallas al Mérito Deportivo.
Bibl.: J. Cuesta, Dionisio de la Huerta: un hombre de tres siglos: biografía del creador del descenso del Sella, Gijón, Janel Cuesta, 1993; M. Adrio, 125 años de Tenis en España, Madrid, Manuel Adrio, 2005, caps. 28 al 40.
Manuel Adrio Arrojo